Los otros cinco integrantes del clan Fenora se llevaron a Fernando dentro para curarle, a Daniela no le importaba lo que le pasase, ahora mismo solo le importaba Iker y Eva.
- ¿Estás bien?- le preguntó Iker.
- Sí.- respondió Daniela.
- ¿Y tú, Eva?- preguntó Iker.
- Sí, no te preocupes.- contestó Eva.
Empezaron a andar de camino al coche para volver a la casa de Daniela, pero Daniela empezó a cojear.
- Estás cojeando, Daniela, deja que te lleve en brazos.- dijo Iker.
- No, Iker, no quiero, voy bien.- dijo Daniela.
- ¡Estás cojeando, Daniela! Casi no puedes andar…- dijo Iker.
- Voy bien, Iker.- dijo Daniela.
- Mira que eres cabezona.- dijo Iker para después cogerla en brazos.
- ¡Suéltame, Iker!- gritó Daniela.
- ¡No! Te has hecho daño, casi no puedes andar, así que yo te llevo al coche en brazos.- dijo Iker.
Daniela empezó a patalear.
- Eso no te servirá de nada, solo te vas a cansar.- dijo Iker.
- ¡Bájame, Iker!- exigió Daniela.
- Ya estamos llegando al coche, tranquila.- dijo Iker.
Después de unos minutos, llegaron al coche, Iker sentó a Daniela en el asiento del copiloto, Iker se sentó en el asiento del conductor y Eva se sentó atrás.
- Mira que eres cabezona.- dijo Iker.
- No, el cabezón eres tú.- dijo Daniela.
- No te enfades, pequeña. Lo hago por tu bien, no debes forzar.- dijo Iker.
Después de un rato conduciendo, llegaron a la casa de Daniela, Iker acostó a Daniela en la cama y él se acostó al lado, empezaron a hacerse caricias hasta que finalmente, Daniela quedó dormida, Iker se levantó y fue a la cocina a por agua.
- ¿Qué tal esta?- preguntó Eva.
- No es nada, solo tiene un golpe, ni herida, ni nada, se pondrá bien.- dijo Iker llenando un vaso de agua y dispuesto a beber.
- Menos mal.- dijo Eva.
- Es un poco cabezona.- dijo Iker.
- Sí.- dijo Eva mientras asentía.
- Ahora la dejaré descansar, mañana la tengo una sorpresa preparada para que me diga que sí.- dijo Iker.
- Vale.- dijo Eva algo triste.
- ¿Quieres venir?- le preguntó Iker.
- No, no quiero ser la sujeta-velas.- dijo Eva.
Iker soltó una carcajada para después decir:
- Ya encontrarás a alguien, no te preocupes.
- Sí, pero es difícil. Al final, todos me utilizan como a un objeto.- dijo Eva.
- Pero encontrarás al adecuado, te lo digo yo.- dijo Iker.
- Eso espero.- dijo Eva.
A la mañana siguiente, Iker se despertó en el sofá y vio que Eva no estaba, no le dio mucha importancia y fue a la habitación de Daniela.
- ¿Por qué no dormiste conmigo?- preguntó Daniela.
- Quise dejarte descansar.- dijo Iker.
- Pero te eché de menos.- dijo Daniela para después besar a Iker.
Iker se quedó sorprendido ya que siempre tenía que ser él el que iniciara los besos, abrazos o caricias.
- Bueno, levántate que te tengo una sorpresa.
- ¿Qué sorpresa?- preguntó Daniela.
- Ya lo verás.- dijo Iker.
- Tú y tus secretos…- dijo Daniela.
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