domingo, 14 de julio de 2013

 Capítulo 7.

Los otros cinco integrantes del clan Fenora se llevaron a Fernando dentro para curarle, a Daniela no le importaba lo que le pasase, ahora mismo solo le importaba Iker y Eva.

- ¿Estás bien?- le preguntó Iker.

- Sí.- respondió Daniela.

- ¿Y tú, Eva?- preguntó Iker.

- Sí, no te preocupes.- contestó Eva.

Empezaron a andar de camino al coche para volver a la casa de Daniela, pero Daniela empezó a cojear.

- Estás cojeando, Daniela, deja que te lleve en brazos.- dijo Iker.

- No, Iker, no quiero, voy bien.- dijo Daniela.

- ¡Estás cojeando, Daniela! Casi no puedes andar…- dijo Iker.

- Voy bien, Iker.- dijo Daniela.

- Mira que eres cabezona.- dijo Iker para después cogerla en brazos.

- ¡Suéltame, Iker!- gritó Daniela.

- ¡No! Te has hecho daño, casi no puedes andar, así que yo te llevo al coche en brazos.- dijo Iker.

Daniela empezó a patalear.

- Eso no te servirá de nada, solo te vas a cansar.- dijo Iker.

- ¡Bájame, Iker!- exigió Daniela.

- Ya estamos llegando al coche, tranquila.- dijo Iker.

Después de unos minutos, llegaron al coche, Iker sentó a Daniela en el asiento del copiloto, Iker se sentó en el asiento del conductor y Eva se sentó atrás.

- Mira que eres cabezona.- dijo Iker.

- No, el cabezón eres tú.- dijo Daniela.

- No te enfades, pequeña. Lo hago por tu bien, no debes forzar.- dijo Iker.

Después de un rato conduciendo, llegaron a la casa de Daniela, Iker acostó a Daniela en la cama y él se acostó al lado, empezaron a hacerse caricias hasta que finalmente, Daniela quedó dormida, Iker se levantó y fue a la cocina a por agua.

- ¿Qué tal esta?- preguntó Eva.

- No es nada, solo tiene un golpe, ni herida, ni nada, se pondrá bien.- dijo Iker llenando un vaso de agua y dispuesto a beber.

- Menos mal.- dijo Eva.

- Es un poco cabezona.- dijo Iker.

- Sí.- dijo Eva mientras asentía.

- Ahora la dejaré descansar, mañana la tengo una sorpresa preparada para que me diga que sí.- dijo Iker.

- Vale.- dijo Eva algo triste.

- ¿Quieres venir?- le preguntó Iker.

- No, no quiero ser la sujeta-velas.- dijo Eva.

Iker soltó una carcajada para después decir:

- Ya encontrarás a alguien, no te preocupes.

- Sí, pero es difícil. Al final, todos me utilizan como a un objeto.- dijo Eva.

- Pero encontrarás al adecuado, te lo digo yo.- dijo Iker.

- Eso espero.- dijo Eva.

A la mañana siguiente, Iker se despertó en el sofá y vio que Eva no estaba, no le dio mucha importancia y fue a la habitación de Daniela.

- ¿Por qué no dormiste conmigo?- preguntó Daniela.

- Quise dejarte descansar.- dijo Iker.

- Pero te eché de menos.- dijo Daniela para después besar a Iker.

Iker se quedó sorprendido ya que siempre tenía que ser él el que iniciara los besos, abrazos o caricias.

- Bueno, levántate que te tengo una sorpresa.

- ¿Qué sorpresa?- preguntó Daniela.

- Ya lo verás.- dijo Iker.

- Tú y tus secretos…- dijo Daniela.

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