lunes, 29 de julio de 2013



                                     No es un adiós

                                                   Capítulo 4

- No, Susana, no pasa nada.

Pensé: Joder, Susana, que momento has escogido para venir.

- ¿Qué quieres?- pregunté intentando ser amable.

- Solo te traía mejor material para cuando vayas a hacer fotos.- contestó Susana.

Sonreí.

- Muchas gracias, Susana.- dije.

- Bueno, esta noche a mi casa, eh Mireia. Ya sabes. El trabajo.- dijo Aarón.

Me quedé sorprendida. ¿De qué hablaba? De todas formas, esta noche me pasaría por su casa. Tenía curiosidad.

Por la noche:

Llamé a la casa de Aarón. Estaba nerviosa. Me había puesto un vestido floral de verano ya que empezaba a hacer calor y unos tacones, lo suficientemente altos para llegarle.

- Buenas.- dijo Aarón al verme.

Nos dimos dos besos en la mejilla.

- Te quería invitar a cenar, pero apareció Susana y bueno, te lo dije como pude. No quería que sospechara nada.- dijo Aarón.

- No pasa.- dije sonriendo.

- Estás preciosa.- dijo Aarón.

- Gracias.- dije poniéndome roja.

- Bueno, vamos a hacer las cosas bien. Creo que los dos tenemos el mismo sentimiento hacia el otro. Vamos a ir poco a poco. Conociéndonos. Teniendo citas y bueno, esta mañana nos hemos quedado a medias en algo.- dijo Aarón mientras que se acercaba a mi lentamente.

Sus labios estaban muy cerca de los míos. Esos labios tentadores. Teníamos ganas de besarnos y ahora, nada ni nadie podía interrumpirnos. Me acerqué un poco más a él. Le miré a los ojos, esos preciosos ojos azules. Sentí su respiración. Él me miró a los ojos. Sonreí. El sonrió. Nos besamos. Nuestros labios por fin juntos. Sonrisa sobre sonrisa. Felicidad para los dos.

- ¡Qué rico está todo!- exclamé.

- ¿Te gusta?- preguntó Aarón.

- Me encanta.- respondí.

- Gracias, lo he cocinado todo yo.- dijo Aarón.

- Pues cocinas de maravilla.- dije.

- Es lo que tiene vivir solo.- dijo Aarón.

Sonreí.

- En cambio yo, no se ni hacer un huevo frito. Me alimento de bocadillos y la comida de la empresa y restaurantes.- dije.

- Pues cuando quieras, para no gastar mucho dinero. Vente a mi casa a comer o cenar o lo que quieras. Estás invitada.- dijo Aarón.

- Oh, muchísimas gracias Aarón.- dije y me levanté a darle un abrazo.

Al darle el abrazo sentí su respiración y su aroma. Su dulce aroma.

Estaba en mi despacho, cuando de pronto entró Aarón.

- ¡Tengo buenas noticias!- exclamó.

Yo le miré extrañada.

- Nos han dado el día libre. Así que venga. Hoy no trabajamos. Nos vamos a comer por ahí. Te voy a llevar a un restaurante que hace una comida estupenda.- dijo Aarón.

- ¡Qué bien! Pero antes tengo que pasar por casa a dejar estos papeles y estas carpetas. Además, tengo que coger el móvil que esta mañana me lo he dejado en casa.- dije.

Aarón me acompañó hasta casa. Cogí lo que le dije y fuimos al restaurante.

- ¿Y por qué has querido invitarme a comer?- pregunté.

- Porque como dijiste que no sabías cocinar y que comías la comida de la empresa y restaurantes, pues pensé que sería la misma comida casi todos los días, así que quería que comieses algo diferente.- contestó Aarón.

- Pues muchas gracias.- dije sonriendo.

Al terminar de comer, fuimos a dar una vuelta por Madrid. Íbamos agarrados de la mano. A mi temblaba el pulso. Estaba tan cerca de él.

Una pregunta rondaba por mi cabeza… Tenía miedo a decirla, pero debía.

- ¿Por qué tienes tanto miedo del amor? ¿Qué paso?- pregunté susurrando.

- Yo… tengo miedo a decirlo. Creo que ya lo tengo superado y tengo que decirlo en alto. Mi antigua novia, María, ese es su nombre. Decidió irse a Estados Unidos a trabajar como modelo. En un principio yo iba a ir con ella, pero ella insistió en que no. Que ella quería ir sola para ver como se las apañaba y que yo me quedase aquí trabajando, es decir, interpuso el trabajo entre nosotros dos… Pero cuando me insistió en que no fuese con ella, no era solo por el trabajo. Sino que allí la esperaba su amante desde hacía un año. Yo fui un tonto y la descuidé por el trabajo y a ella no le quedó otra que buscarse a otro y en vez de dejarme sin decirme que tenía un amante aquí en España, que hubiese ido lo mejor, se fue a Estados Unidos y cuando fui a visitarla una vez porque ella no venía y yo me había dado cuenta de que la había perdido, los encontré en casa de María viviendo juntos y ella me dejó. Lo único que pude hacer es buscarme un hotel para al día siguiente volver y bueno, me ha costado mucho recuperarme de todo eso…- dijo Aarón.

Unas cuantas lágrimas recorrieron su rostro. Le abracé fuertemente para que sintiese mi apoyo.

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