domingo, 28 de julio de 2013



                               No es un adiós

                                                            Capítulo 3 

- ¿Aarón?- preguntó ella.

- Sí, si tengo champú, pasa.- respondí con la voz un poco entrecortada.

Narra Mireia:

Sí, ha colado lo del champú.

- ¡Qué casa más bonita!-exclamé.

Aarón sonrió y pronto trajo el champú.

Aarón se colocó detrás de mi, se acercó a mi oído y me susurró delicadamente:

- Se que no has venido a por champú.

Me quedé callada y tragué saliva.

- Quieres algo más ya que el otro día volviste sola a casa.- dijo él todavía susurrando.

¿Cómo sabía que había vuelto sola a casa? ¿Me espiaba?

- No es verdad.- dije yo intimidada por tener su boca tan cerca.

- No mientas.- dijo Aarón mientras pasaba su mano por mi cintura.

Noté su respiración en mi cuello, le tenía muy cerca. Sus labios rozaron mi cuello. Las yemas de sus dedos estaban presionadas contra mi espalda. Me temblaban las piernas. No se como podía seguir en pie.

Pensé: esto me pasa por venir a pedir ‘champú.’

Narra Mireia:

Menos mal que me fui, no quería hacer nada de lo que me pudiese arrepentir.

A la mañana siguiente:

- Buenos días.- dije entrando en la oficina.

Aarón me guiñó un ojo.

- Buenos días, señorita Mireia- me dijo Susana, una compañera de trabajo.

El resto de compañeros me saludaron.

Sonreí y me dirigí a mi despacho.

Pasado un rato, Aarón entró en mi despacho y me dijo en un susurro:

- Ya no te volverán a escribir cartas.

Me quedé alucinada. ¿Cómo sabía él eso? Seguro que él era el de las cartas.

- ¿Y cómo sabes tú que me mandan cartas?- pregunté.

- Porque yo soy el de las cartas, bueno, el de la carta.- contestó Aarón.

- ¿Así que tú eres el que está loco por mi y que le han hecho mucho daño en el amor?- pregunté.

- Sí.- respondió

Sus labios se acercaron a los míos mientras que me miraba fijamente a los ojos.

Estábamos tan cerca… Creo que los dos lo deseábamos. Deseábamos besarnos.

Narra Aarón:

Ya no podía más. Tenía que besarla. Quería hacerlo. Lo estaba deseando. Ella también. Lo sentía. Tenía que hacerlo.

Narra Mireia:

Estaba impaciente… Quería que me besara ya.

- ¡Bésame ya!- exclamé.

Aarón sonrió.

- No aguanto más.- le susurré al oído.

- Oh, perdonad. No quería interrumpir nada.- dijo una voz aguda.

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