miércoles, 31 de julio de 2013


                                 No es un adiós

                                                                       Capítulo 6 

- Me encanta, en serio. No podía ser un regalo mejor. Unos billetes de tren para ir a Asturias y encima, acompañada de ti.- dije sonriendo.

- Lo mejor para ti.- dijo Aarón.

Le besé. Sí, lo estaba deseando y creí que era el mejor momento.

- Gracias.- susurré.

Él sonrió.

- Bueno, Mireia, nos queda muy poco para terminar el anuncio y pronto podremos ir a Asturias y podremos ver a tu familia.- dijo Aarón sonriendo mientras que entraba en mi despacho.

Me acarició la mejilla y yo sonreí.

- Estoy deseando ir. Ha sido la mayor sorpresa que me has podido dar.- dije.

Nos pusimos a trabajar. Estaba nerviosa, quería ver a mi familia. Mientras que trabajamos, hablábamos.

- ¿Te has enamorado alguna vez?- preguntó Aarón.

- No. Esta es la primera vez.- contesté.

 - Me da miedo y vergüenza preguntarte esto.- dijo Aarón.

- Venga, pregúntamelo.- dije.

- ¿Tú… tú eres virgen?- preguntó Aarón susurrando y con la voz entrecortada.

Una lágrima rodó por mi mejilla. Aarón me la secó.

- Si no quieres contármelo, lo comprendo.- dijo Aarón.

- Si quiero… Pero es complicado de contar.- dije.

- Tomate el tiempo que necesites.- dijo Aarón.

Pensé: Él siempre tan comprensivo… Tan cariñoso…

- Bueno, pues una vez en mi barrio, allí en Asturias había un chico que siempre me estaba hablando y mirando. Siempre estaba detrás de mi. A mi no me gustaba. Yo no encontraba novio y ya tenía 18 años. Todas las chicas me miraban raro porque yo era la única virgen a esa edad y no me quedo otra que hacerlo con él. Y bueno, yo no quería, yo quería estar enamorada, pero bueno. Y desde entonces, voy a los bares y siempre me llevo un hombre a casa.- dije apenada.

Aarón me abrazó. Sentí su olor. Sentí el calor que me daba y el apoyo.

- Creo que tú tampoco lo eres.- dije.

- Has acertado.- dijo Aarón.

Alguien llamó a la puerta del despacho.

- ¿Sí?- preguntó Aarón.

Una mujer alta, joven, delgada y con el pelo moreno y liso entró en el despacho. Se quitó las gafas de sol y pude ver que sus ojos eran verdes. Miré a Aarón, su cara era un poema.

- Buenas, Aarón. Te veo muy bien acompañado. Venía a decirte que ya estoy en Madrid y bueno, he conseguido ser modelo. Lo he dejado con mi novio, el que fue un día mi amante cuando estuve contigo. Y quería saber como te iban las cosas, pero veo que lo nuestro no se va a poder retomar si está ella.- dijo la chica.

Yo la miré extrañada. Seguro que era María, por lo que hablaba tenía que ser ella.

- ¡Lo nuestro jamás se retomará! ¿Me ves con cara de retomar algo a lo que le puse un punto y final y pase página? ¿Te crees que volvería contigo para que me volvieses a hacer lo mismo? Vale que yo te descuidase, pero tú te pasaste. Podrías haberme dejado sin hacerme daño. Ahora, márchate. No quiero saber nada de ti. Y sí, estoy empezando algo con ella.- dijo Aarón cabreado y echó a esa chica del despacho.

- Bueno, cuando se pueda hablo contigo.- dijo la chica.

- Si me disculpas, Mireia. No quiero seguir trabajando. Otro día será. Me voy a mi casa.- dijo Aarón.

- Voy contigo. Recojo esto y voy.- dije.

- No te preocupes.- dijo Aarón.

- Aarón, era María. Lo sé. Por lo que hablasteis tiene que ser ella y se que estás mal. No te voy a dejar solo.- dije.

- Muchas gracias. Lo agradezco.- dijo Aarón.

Sonreí.

Narra Aarón:

Al ver a María después de tanto tiempo y que me dijese aquello me había puesto de mal humor, pero como siempre, Mireia me calmaba y me daba apoyo. Era tan buena.

Volví a casa acompañada de Mireia. Ella se quedó conmigo durante toda la noche. No hicimos nada. Los dos solo queríamos descansar. Solo eso.

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