martes, 30 de julio de 2013



                                                      No es un adiós

                                               Capítulo 5

Narra Aarón:

Sentí como Mireia me abrazaba. Me sequé las lágrimas que recorrían mi rostro y las que salían por mis ojos. Abracé a Mireia. La di un beso en la mejilla y la susurré al oído:

- Pero ahora te he conocido a ti y estoy mucho mejor.

Mireia sonrió. Yo la abracé más fuerte. Nos quedamos así por un buen rato. No queríamos separarnos. Éramos felices así.

Narra Mireia:

Estar a su lado, me hacía un poco más feliz. Sus abrazos me hacían más fuerte. Sonreía cada vez que le veía. Creo que esto que estoy experimentando se llama amor. Y él, es el primer amor de mi vida. Sí, tengo 24 años y ahora, estoy experimentando el primer amor de mi vida. Aarón ya lo ha experimentado con María, según lo que me ha contado.

Narra Aarón:

Llegué a casa y me tumbé en el sofá. Estaba empezando a experimentar el segundo amor de mi vida. Después de sufrir en el primero y que las cosas no saliesen como yo quería, me estaba volviendo a enamorar y con Mireia me esforzaré más. Quiero que con ella salgan mejor las cosas.

Entré en el despacho de Mireia.

- Hoy nos va a tocar trabajar hasta tarde, pero lo bueno es que trabajaremos juntos.- dije.

Mireia sonrió.

- ¿Y qué tenemos que hacer?- preguntó ella.

- Tenemos que organizar como vamos a presentar el anuncio ante la empresa asturiana.- dije.

- ¿La empresa es asturiana?- preguntó Mireia.

- Sí, ¿y sabes que es lo mejor de todo?- pregunté.

- No lo sé.- dijo ella con cara de asombro.

- ¡Qué dentro de unas semanas iremos a ver a tu familia allí!- exclamé.

Mireia sonrió y empezó a saltar de la emoción.

- ¡Voy a contarle todo a mi madre!- exclamó ella y se fue a llamarla.

- No tardes mucho, tenemos que trabajar.- dije.

Pronto volvió Mireia con una gran sonrisa en la cara.

- Mi madre se ha alegrado mucho. Están todos deseando verme.- dijo ella con un tono de alegría.

La di un abrazo.

- Bueno, ahora a trabajar.- dije.

Narra Mireia:

Llegué a casa acompañada de Aarón. Se despidió de mi. Mañana teníamos una cita ya que no trabajábamos. Era nuestro día libre. Le di de comer a Bel y me acosté.

- Buenos días.- dijo Aarón mientras que yo abría la puerta.

Cerré un poco la puerta.

- ¿Qué pasa?- preguntó Aarón.

- Es que me acabo de levantar y tengo unas pintas.- respondí.

- No pasa nada. Cuando estemos juntos y me levante por las mañanas, te veré así y no pasará nada.- dijo Aarón con una gran sonrisa en la cara.

Me dio un beso en la mejilla.

Pensé: Que mono que es.

- Tengo que sacar a Bel. Lleva bastante días sin salir y la pobrecita parece estresada.- dije.

- Pues se saca a Bel, no pasa nada. Tenemos todo el día.- dijo Aarón.

Pensé: Es muy comprensivo, atento, cariñoso… Me encanta como es.

Salimos a pasear a Bel.

- Te traje una cosita.- dijo Aarón.

- ¿El qué?- pregunté.

- Esto.- contestó Aarón y me dio una cajita envuelta.

Le pasé la correa de Bel y me dispuse a abrir el regalo.

- No tendrías que haberte molestado.- dije asombrada.

- No ha sido nada.-dijo Aarón.

- Me encanta que me hayas regalado esto.- dije.

- Y a mi me encanta que dentro de una semana vayas a ver de nuevo a tu familia.

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