¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
jueves, 19 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 18
Aarón y yo nos pusimos al día de todo lo que había pasado en este año. Y estuvo en casa jugando con la niña.
- ¿Tienes dónde dormir?- pregunté.
- No, tenía pensado quedarme en un hotel.- dijo él.
- No, tú te quedas aquí.- dije y empecé a deshacer la maleta.
- Gracias.- dijo él sonriendo.
- Pero tendrás que dormir en el sofá. Todas las habitaciones están ocupadas.- dije.
- No pasa nada.- dijo él.
Por la noche:
Me levanté en mitad de la noche y me senté en el borde del sofá. Durante este año, no había tenido contacto físico con ningún hombre, llevaba un año a dos velas. También, eche muchísimo de menos a Aarón, fui tonta. No sé porque hice eso de irme y dejarle tirado. Besé suavemente sus labios y él pasó una mano alrededor de la cintura. Nos encaminamos hacia mi habitación.
- Te he echado de menos.- dije jadeante.
- Y yo. Llevo un año sin acostarme con una mujer, tú me has marcado. Me cambiaste de ser un mujeriego a ser un hombre estable, cuando me dejaste me quedé echo polvo, pero no volví a las andadas.- dijo jadeante.
- Yo también llevo un año a dos velas y lo que más deseo ahora es volver a sentir el contacto de tu piel.- dije jadeante.
Entonces, entre besos, caricias, abrazos y más muestras de cariño, nos perdimos entre las sábanas. De nuevo. Él. Yo. Una cama. De nuevo juntos. De nuevo siendo uno.
Por la mañana:
Laura entró en mi habitación y nos vio a Aarón y yo juntos.
- Perdón si he interrumpido algo, pero hay que llevar a Daniela a la guardería y habrá que levantarse para ir a trabajar.- dijo Laura.
- Sí, ya vamos.- dije.
Daniela entró en mi habitación.
- Ya veo, que estáis de nuevo juntos.- dijo Laura.
- Sí, un año sola, afecta.- dije.
- ¿Y yo qué? Por venir aquí contigo, llevo más de dos años sin pareja, menos de un mes sin…- dijo Laura soltando una carcajada.
- Daniela, papá y mamá están de nuevo juntos.- dijo Aarón.
Daniela sonrió. De alguna forma ella lo entendía.
Y de nuevo, el amor volvió a ganar. Nos volvió a enloquecer.
Pasados dos años, Aarón y yo nos casamos. Daniela ya tenía tres añitos y ya iba al colegio. Se la veía muy feliz. Nos vinimos a vivir a Madrid, debido a que en Londres nos quedamos sin trabajo y que en Madrid teníamos nuestras plazas de nuevo.
- Me alegro de que me dijeses el si quiero, de que se te quitasen las inseguridades, de que volvieses a sonreír, de que ya no tuvieses miedo, de que confiases en mi, que quisieses tener una vida familiar conmigo, de que quisieses que tu hija, bueno nuestra hija, tuviese una madre y un padre juntos y que se quisiesen. Te quiero, tantísimo, Mireia. Has elegido bien.- dijo Aarón sonriendo y besándome lentamente. Sonrisa sobre sonrisa. Felicidad.
Pasados unos meses…
- Cariño, tengo una buena noticia que darte.- dije.
- Dime.- dijo él.
- ¡Estoy embarazada!- exclamé.
A Aarón se le dibujo una sonrisa.
- ¡Qué bien!- exclamó él.
- Y a partir de este preciso momento, verás como va el embarazo y todo, de este no te vas a perder nada.- dije sonriendo.
Aarón tocó mi vientre y una lágrima rodó por su mejilla.
Pasados unos meses, nos dijeron que el bebé era niño. Después, nació. Toda la familia estaba feliz y el bebé se llamó Jesús.
Y al año siguiente, me volví a quedar embarazada, vino una niña a la que le pusimos Felisa. Ya teníamos tres hijos: Daniela de cuatro años, Jesús de uno y Felisa recién nacida.
Y triunfó el amor. Nada nos impidió ser felices. Nada ni nadie.
Agradecimientos:
Gracias a todas, porque creo que solo sois chicas las que habéis leído la novela, gracias por leerla. Me encanta que comentéis, que me deis RT, FAV, toda acción la agradezco y la tomo como algo bueno, inspirador y que mi trabajo ha dado sus frutos. Muchísimas gracias en serio. He hecho este apartado de agradecimientos porque la novela ha sido corta. Lo siento porque haya sido corta, pero el problema de tiempo por mi vida social que me ha costado tenerla xdxd. Por los estudios, mi tiempo de relajación y a veces el estrés, la frustración y Lu ya sabe a lo que me refiero, han podido conmigo y entonces, he decidido acabarla lo antes posible y así, es como he decidido acabarla. También, quería decir que espero que os haya gustado, que he dado lo mejor de mi misma, que a veces llego a un punto en el cual mi imaginación no da para más y se me seca el cerebro xdxd. Y ya no puedo seguir escribiendo y me frustro :c QUE MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO. Seguiré escribiendo y espero subir pronto otra novela, pero cuando lo haga, ya la tendré escrita y no me hará falta ir escribiéndola y directamente, os pueda subir los capítulos y no me pase lo que me haya pasado otros días de: hay, que no puedo subir capítulo, no puedo escribir, hay como se enfaden, hay que puto estrés, seguro que les sienta mal ver que en sus interacciones no está mi novela ese día y que dirán si tardo mucho en subir y esto y lo otro y sufro :c Así que para otra vez ya lo tengo planeado así.
GRAAAAAACIAS A TODAS.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 17
Narra Mireia:
Ha pasado un año y en este año han pasado muchísimas cosas. Hemos viajado, reído, disfrutado, trabajado, llorado, apoyado, animado… Hemos confiado, creído en el otro. Y ahora, ya somos más maduros y estables. Nos hemos ido a vivir a una casa en un pueblo de Madrid que está cerca de nuestro trabajo. Llevamos una rutina, pero de vez en cuando la rompemos para no ahogarnos en ella. Desde hace unos días he empezado a sentirme rara. Tengo algunos mareos, náuseas, no me ha bajado la regla… Debería haberme bajado hace una semana, no le he dicho nada a Aarón porque tengo miedo, no quiero quedarme embarazada. Estoy aterrorizada.
Narra Aarón:
Notaba a Mireia rara. Demasiado. Sentía como que cambiaba mucho de humor. Se pasaba el día en el baño. Comía mucho. No quería hacerlo conmigo. Se tocaba mucho la barriga. Decía que estaba cansada y que se mareaba. Así que decidí comentárselo a mi madre.
- Aarón, esos síntomas de embarazada y seguro que ella tiene miedo, así que háblalo con ella suavemente, hazla ver que estás con ella, que no hace falta tener miedo.- dijo mi madre.
- Vale, lo tendré en cuenta. Ahora me voy a casa.- dije.
Al llegar, no había nadie. Marqué el número de teléfono de Mireia, pero no contestaba. Subí a nuestra habitación y había una carta en la que ponía:
Aarón, siento como que esto no va a ninguna parte. Llevamos ya como un año y pico saliendo, estábamos bien, hasta que ha ocurrido algo en lo que he sentido miedo, frustración, tú no estabas conmigo… Así que he decidido poner rumbo hacia un lugar en el que mi bebé y yo seamos felices. Voy a Inglaterra. La verdad no se en que dirección voy a vivir, voy a la aventura. En un principio me voy allí por trabajo. La empresa me dio esta opción y la he aceptado. Tengo pensado interrumpir el embarazo, pero no estoy segura. Quiero tener una parte de ti y esta sería una parte muy bonita. Si decido continuar con el embarazo, te mantendré informado. Seguramente que por correo, para que no sepas mi dirección porque no quiero verte en un tiempo para aclararme… Y te prometo que cuando ya este aclarada. Quiera o no quiera estar contigo, podrás ver a tu hijo o hija. Espero que lo tomes a bien. Te quiero, Mireia.
Comencé a llorar. Me lo habían hecho de nuevo. Me habían roto el corazón. Como lo hizo aquella vez María.
Narra Mireia:
He decidido que sí, voy a continuar con esto. Yo sola, en Londres, es al sitio específico donde voy. Espero que Aarón se haya tomado a bien mi decisión y que no le haga hecho mucho daño. A mi también me duele dejarle así porque le quiero, pero necesito aclararme. No estoy segura de nada. Creo que sigo siendo la misma niña de antes, insegura, que tiene miedo de todo. Para ayudarme con el embarazo y mi estancia en Londres, ha venido mi hermana Laura.
- ¿Vas bien? ¿Cómoda? ¿A gusto?- me preguntó.
Yo asentí.
- ¿Al final que has decidido?- preguntó ella.
- Voy a seguir con el embarazo, no puedo matar a un bebé y encima siendo fruto de Aarón y mío. Quiero tener una parte de él y esta será la parte más bonita que pueda tener.- respondí sonriendo.
Laura sonrió.
Pasado un año.
Narra Aarón:
Iba caminando por las calles de Londres, me habían destinado aquí. Tenía que trabajar aquí. Era el primer día que estaba aquí. Tenía un poco de miedo. No conocía la ciudad. De repente, a lo lejos divisé la figura de una chica no muy alta, morena, con el pelo largo que llevaba una niña rubita en los hombros. A su lado iba una mujer no muy alta, con el pelo moreno y largo. Apresuré el paso y cuando estuve a su lado, me giré y para mi sorpresa:
¡Era Mireia, con su hermana Laura! ¿Y esa niña? ¿Era mi hija?
- Mamá, señor.- dijo la niña.
Mireia y Laura se giraron y se quedaron completamente paradas.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Mireia.
Seguía igual de guapa que siempre. En este año no había cambiado nada. Laura tampoco había cambiado.
- La empresa me trasladó aquí y bueno, te acabo de ver. No sabía que estabas aquí.- dije yo igual de sorprendido que ellas.
Mireia pasó la niña a Laura.
- Bueno, no interrumpí el embarazo y ella es tu hija, se llama Daniela, como tu querías ponerle ese nombre y yo también. Esta es la parte con la cual me quedé de ti. Como ves se parece muchísimo a ti. Es rubia con los ojos azules y es idéntica a ti.- dijo ella sonriendo.
Su sonrisa no había cambiado. Nada en ella había cambiado.
- Los ojos son más parecidos a los tuyos. Los tuyos son más claros que los míos y los de Daniela son igual que los tuyos. Y es igual de guapa que tú.- dije.
Mireia se sonrojó.
- Mira, Daniela, él es tu papá. Del que te he hablado.- dijo ella hablándole a la niña.
- ¿Papá?- preguntó Daniela extrañada.
- Sí, papá.- dijo Mireia.
Mireia me pasó a la niña y yo la cogí.
- Espero que siguieses el embarazo por correo.- dijo.
- Sí, estabas guapísima en todas las fotos. La niña también estaba muy guapa.- dije.
- Tranquilo, a partir de ahora ya no te vas a perder a nada.- dijo ella.
Narra Mireia:
Aarón no había cambiado nada. Estaba igual de guapo que siempre e igual de amable.
martes, 17 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 16
- Solo quería darte una sorpresa.- dijo Aarón.
- ¡¿Una sorpresa!? ¡Pensaba que me iban a asesinar, violar o cualquiera otra cosa!- le grité sobresaltada mientras que le empujaba hacia atrás.
- Bueno, tranquila.- dijo Aarón.
- No, no me tranquilizo.- dije.
- Con esto tal vez sí y me dio un ramo de flores.- dijo Aarón.
Me encantaron, pero estaba muy cabreada así que se las entregué de nuevo, doliéndome en el fondo y le dije:
- Te las puedes tragar si quieres.- dije mientras que tiraba de Bel para volver a casa.
Narra Aarón:
- ¿Por qué me trataba así? ¿Qué le había hecho?- pensé.
Una lágrima rodó por mi mejilla, las demás en seguida la siguieron. No lograba comprender porque me había tratado así. Yo solo intentaba darle un regalo, darle una sorpresa y enamorarla un poco más. Y ella, sin embargo, ha sido brusca conmigo.
Narra Mireia:
Me dolió muchísimo hacerle eso. Ni siquiera yo se porque lo hice. Estaba cabreada y cuando lo estoy, soy demasiado brusca. Seguro que está muy enfadado y dolido y ni siquiera querrá verme. Soy gilipollas. Bien, Mireia, ya la estás cagando.
Me tumbé en la cama y me eche a llorar.
Narra Aarón:
Cuando subí la escalera, oí que del piso de Mireia provenían un llanto. Primero pensé que sería Bel, después me di cuenta de que también salían palabras ahogadas en lágrimas. Era ella. La que lloraba era ella, pero seguro que seguía enfadada conmigo y no quería verme, así que entré en mi piso y me tumbé en la cama. Casi no dormí y al levantarme por la mañana estaba muy cansado, encima tenía que ir al trabajo y ver a… Mireia. Joder.
Narra Mireia:
Entré en la oficina y allí estaba, Aarón, hablando con Susana. ¿Qué pasa? ¿Quería ponerme celosa? No lo iba a conseguir, le iba a ignorar como él seguramente iba a hacer conmigo.
- Hola, Mireia.- dijo Susana sonriente.
- Hola.- dije sonando lo más amable posible.
Susana se quedó extrañada porque Aarón y yo ni siquiera nos miramos.
Narra Aarón:
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no os saludáis?- preguntó Susana.
- Nada, un pequeño enfado.- dije intentando sonar amable.
- Pues ahora, puedes ser todo mío.- dijo Susana agarrándome por el cuello de la camisa e intentando besarme.
Narra Mireia:
Salí un momento de mi despacho y los vi, en mi puta cara, a punto de besarse y yo que iba a hablar con él. Entré en mi despacho, me senté en el suelo apoyando mi espalda en la puerta y comencé a llorar. Intenté que mis lamentos no se oyesen.
Narra Aarón:
- ¡Susana!- exclamé.
Varios trabajadores se giraron y nos vieron.
- Vosotros a lo vuestro.- dijo Susana.
- Susana, suéltame, yo contigo no quiero nada. Yo amo a Mireia. Estamos bien, esto es solo un pequeño enfado, llevamos 2 meses muy bonitos.- dije.
Susana me soltó y se levantó furiosa.
Yo oí un llanto que provenía del despacho de Mireia. ¿Por qué lloraba? ¿Habría visto mi escena con Susana? ¿Pero cómo la ha podido ver?
Abrí lentamente la puerta del despacho de Mireia y allí, abajo apoyada en la puerta ella, con la cara entre las manos y mojadas. Estaba llorando. Demasiado. Y seguro que era por mi culpa. ¡Estúpido!
- ¿Te pasa algo?- pregunté arrodillándome delante de ella.
Ella levantó la cabeza y me vio. Tenía los ojos rojos y empapados en lágrimas.
- Nada…- pronunció ella débilmente.
- Se que te pasado algo, te conozco.- dije.
- No es nada.- dijo ella.
- Dime porque lloras.- dije con tono de preocupación.
- Casi os besáis.- dijo ella llorando más.
- ¿Susana y yo? No, fue ella la que quiso, yo la aparté no paso nada.- dije.
- ¡No te creo!- gritó ella.
- ¿Y entonces que crees?- pregunté.
- ¡Lo que mis ojos vieron!- gritó ella.
- ¿Y sabes lo que pasó después? No verdad, ella se fue enfadada porque yo le dije que te amaba.- dije.
Le sequé las lágrimas.
Ella no dijo nada, simplemente asintió. Sabía que me creía, pero se la notaba molesta.
lunes, 16 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 15
- Vamos a disfrutar de la piscina, hidromasajes, jacuzzis, masajes, sala de juegos y todas las instalaciones del hotel. Además de una gran cena con unos amigos que tengo en París y te voy a presentar delante de ellos como mi novia, así que esta noche tienes que deslumbrar, por eso, te insistí en que te comprases ese precioso vestido.- dije.
Mireia se lanzó a mis brazos y me abrazó fuertemente. Yo la besé suavemente en el hombro. Una lágrima rodó por la mejilla de Mireia y yo se la sequé rápidamente.
- Te quiero tanto.- dijo Mireia.
- Te quiero.- dije.
Ella sonrió. Una de las mejores sensaciones del mundo era verla sonreír. Su sonrisa provocaba la mía.
La besé suavemente sobre los labios.
Disfrutamos de todas las instalaciones del hotel como la dije y cuando llegó la tarde-noche, ella empezó a arreglarse, se estaba poniendo más guapa de lo que ya era. Yo también empecé a arreglarme y las 21:00, puntuales estábamos en el salón hablando con mis amigos y presentándola como mi novia. Se la veía feliz y radiante. Cenamos con ellos y volvimos a nuestra habitación.
Acabamos de disfrutar de los últimos días de nuestras mini vacaciones en París y volvimos a Madrid con las pilas recargadas para volver a trabajar.
- ¿Cuándo nos vamos a ir de vacaciones?- preguntó Mireia.
- Pues como estamos a mediados de Junio, nos iremos a mediados de Agosto, así que todavía quedan dos meses de trabajo duro por la mañana y noches de sexo.- dije guiñándole un ojo.
Ella se sonrojó y en sus labios se pronunció una pequeña sonrisilla.
- ¿Y dónde iremos esta vez?- preguntó.
- Primero, iremos a Ibiza a ver un concierto de Calvin Harris en la discoteca Amnesia y a pasar unos días allí, después iremos a Italia donde disfrutaremos de unas vacaciones por todo el país y por último, iremos a Asturias para ver a tu familia.- respondí.
- ¿Y cuándo volvemos y que haremos?- preguntó Mireia.
- Pues volveremos a mediados de Septiembre y todavía nos quedará una semana para ir a ver a mis padres y comer o cenar algunos días con ellos y después, de nuevo a la rutina.- contesté.
- Así que tendremos un mes de vacaciones.- dijo Mireia.
- Exacto. Y descansa hoy porque mañana ya empezamos el trabajo.- dije.
Mireia entró en su piso con Bel.
Narra Mireia:
Me lo he pasado genial en París, le he contado todo a mi madre y todos están felices por mi y por la relación que he empezado con Aarón. Él es tan magnífico. Primero, estás mini vacaciones en París y después, las geniales vacaciones que me esperan entre Agosto y Septiembre por Ibiza, Italia y Asturias.
Por la mañana:
- ¡Buenos días!- exclamé entrando en la oficina.
- Buenos días, señorita Mireia. ¿Qué tal sus vacaciones en París? ¡Viene como nueva, alegre y radiante!- exclamó Susana mi compañera de trabajo.
- Hola, Susana. ¡Maravillosas! Muchas gracias. Ahora ya estoy de vuelta para trabajar activamente.- dije contestándola.
- Me alegro.- dijo Susana sonriéndome.
Yo me dirigí hacia mi despacho y ella se quedó conversado un rato con Aarón. Ella no me preocupaba. Yo sé que Aarón me quiere mucho y ella ya lo intentó con él y quedó rechazada. No creo que lo vuelva a intentar para volver a quedar igual de mal.
Después de un día duro de trabajo, llegué a casa acompañada de Aarón, me despedí y entré en casa. Me cambié, di de comer a Bel y saqué a pasearla.
Mientras que paseaba a Bel, sentía como que alguien me seguía y me espiaba, pero cada vez que intentaba ver quien era, no le veía. ¿Quién sería? ¿Por qué me está persiguiendo? ¿Qué quiere de mi? ¿Qué me va a hacer?
Noté que alguien me tocaba el hombro. Sentí como un escalofrío recorrió mi cuerpo, tragué saliva, me dije a mi misma: seguro que es alguien que te conoce. ¿Pero quién me va a conocer en esta ciudad? ¡Ay, dios mío! Me giré lentamente con miedo. Muchísimo miedo. No sabía quien era.
- ¿Qué haces aquí? ¡Me has pegado un susto de muerte!- exclamé sobresaltada.
domingo, 15 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 14
Narra Aarón:
- Buenos días, levanta que te tengo una sorpresa.- dije.
- ¿Cuál?- preguntó Mireia con curiosidad.
- ¡Nos vamos a la playa de Le Havre! Que ya va apeteciendo y está a tan solo dos horas de aquí.- respondí sonriendo.
Mireia se levantó de un salto, se vistió, empezó a hacer una bolsa para ir a la playa, yo la ayude y nos pusimos en marcha.
- No hemos desayunado y tengo hambre.- dijo Mireia.
- Lo tengo todo pensado.- dije enseñándole la limusina que nos llevaría hasta Le Havre.
- ¿Vamos a ir en limusina?- preguntó Mireia.
- Sí y ahí dentro tienes de todo para comer.- contesté abriéndole la puerta.
- Adelante, señorita.- dije.
- Muchas gracias.- dijo ella sonriendo.
- ¿A dónde vamos?- preguntó el chofer.
- ¿Habla español?- preguntó Mireia.
- Sí, lo tengo ya todo planeado y con chofer español para poder entendernos a la perfección.- respondí.
- Por favor, a la playa de Le Havre.- contesté sonriente.
- Allá vamos.- dijo el chofer.
- Pues, yo me voy a poner a comer algo que tengo hambre.- dijo Mireia.
- Te acompaño que yo también tengo hambre.- dije.
Después de dos horas llegamos a Le Havre.
- Déjenos aquí, Luis. En cuanto la señorita se canse de estar en la playa, le avisamos para que nos lleve a la casa que tenemos reservada aquí por un día para cambiarnos, comer algo e ir a dar una vuelta por Le Havre y después, nos lleva de nuevo a París.- dije.
- De acuerdo, señor.- dijo Luis.
- No hace falte que me llame señor, llámame Aarón.- dije.
- Lo tienes todo planeado, eh.- dijo Mireia.
- Claro, te lo he dicho antes.- dije sonriendo.
- Tú si que sabes complacer a una mujer. Tanto en el aspecto de ser romántico y de ser salvaje en la cama.- dijo Mireia soltando una pequeña carcajada.
Yo solté otra.
- Todo por ti.- dije dándole un suave y dulce beso en los labios.
Fuimos a la playa y disfrutamos de un gran día. Tomamos el sol, nos bañamos, nos salpicamos, jugamos en el agua, nos besamos, nos hicimos fotos, nos lo pasamos como unos adolescentes que van a la playa por primera vez junto con sus amigos.
- ¡Qué cansada estoy!- exclamó Mireia.
- Pues ahora nos vamos a la casa reservada, nos damos un baño en el jacuzzi, una copita de champán, nos vamos a cenar al restaurante que tengo reservado y por la noche, lo que surja. Ya mañana volvemos al hotel.- dije.
Mireia soltó una carcajada.
- Todo planeado y muy bien.- dijo.
- Pues claro, que te creíais.- dije.
Luis nos llevó hasta la casa que tenía reservada por un día.
- Bueno, mañana las 12:00 estoy aquí y les llevo hasta el hotel, llegaríamos sobre las 14:00. Hasta mañana.- dijo Luis despidiéndose amablemente.
- ¿Dónde estás, Mireia?- pregunté.
- ¡Estoy en el jacuzzi!- gritó ella.
Llegué y la vi allí. Me puse el bañador y entré, nada más entrar noté que Mireia estaba desnuda.
- ¿E… Estás desnuda?- pregunté.
- Sí, cuidao, como si fuese la primera vez que me vieses desnuda.- respondió ella.
Poco a poco ella me quitó el bañador y debajo del agua y las burbujas, la pasión nos consumió.
- ¡Qué rico está todo!- exclamó Mireia mientras degustaba el entrecot que había pedido.
- Sí, la verdad es que está todo muy bueno.- dije mientas saboreaba el entrecot que había pedido.
Terminamos de cenar y nos fuimos a dormir.
En el trayecto hacia el hotel que estaba en París, fuimos picoteando y al llegar allí comimos.
- ¿Qué vamos a hacer hoy?- preguntó Mireia.
martes, 10 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 13
Cenamos la comida italiana en lo alto de la Torre Eiffel al son de Pablo Alborán. Él sabía perfectamente lo que me gustaba. En este mes había aprendido mucho de mi. Y yo también había aprendido mucho de él.
Llegamos a la habitación del hotel.
- ¿Te ha gustado?- preguntó Aarón acariciando mi rostro.
- ¿Qué si me ha gustado? ¡Me ha encantado!- exclamé dándole un beso y dejándome caer sobre la cama.
- ¿Así que quieres portarte mal?- preguntó Aarón con una sonrisilla en el rostro.
Simplemente sonreí y nos dejamos llevar por el amor.
- Buenos días a la chica más guapa y que mejor hace el amor en el mundo entero.- dijo Aarón dándome un beso en la mejilla.
Me sonrojé y me giré hacia el otro lado.
- ¿Pasa algo?- preguntó confuso.
- No, nada. Que me da vergüenza que digas esas cosas.- respondí todavía girada.
- Pero si estamos solos.- dijo Aarón.
- Ya, pero me da vergüenza.- dije.
- Hay veces que no te entiendo, pero bueno.- dijo Aarón levantándose de la cama y entrando al cuarto del baño.
- Ese es el problema muchas veces, que no sabes entenderme.- dije susurrando.
- ¿Has dicho algo?- preguntó Aarón abriendo el grifo de la ducha.
- No, nada.- contesté gritando un poco para que me oyera.
Me quedé en la cama esperando que Aarón saliese de la ducha para yo entrar. Cuando salió, entré rápidamente al baño sin ni siquiera dirigirle la palabra.
- ¿Te pasa algo?- preguntó Aarón.
- Sí, bueno no.- respondí.
- ¿Si o no?- preguntó.
- Sí, me pasa algo. Me pasa que no me comprendes.- contesté entrando en la ducha.
- ¿Ya estamos otra vez?- preguntó Aarón entrando en el baño.
- No, no estoy otra vez y sal fuera, me quiero duchar tranquila.- dije.
Pero Aarón no hizo caso y se acerco a mi, me besó dulcemente mientras que se empapaba.
- Te estás poniendo perdido. Anda sal de la ducha y así me puedo duchar tranquilamente.- dije.
Aarón se quitó la ropa y entró en la ducha.
- Venga, yo te enjabono.- dijo Aarón.
- ¡Aarón no! Tú te duchaste tranquilamente, yo también quiero.- dije.
- Corta rollos.- dijo Aarón mientras salía de la ducha, recogió su ropa y salió del baño.
- ¡Tiende esa ropa en la terraza!- le grité.
- ¡Sí, ya voy!- dijo Aarón gritando mosqueado.
Yo también quería hacerlo con él, pero me tengo que duchar, después ya habría tiempo.
- ¿Estás cabreado?- pregunté terminando de secarme el pelo.
- Un poco.- contestó Aarón mientras estaba tumbado en la cama mirando la tele.
Salí del baño y me acerqué a él. Le di un beso en los labios.
- Venga, tonto, que esta noche si que hay premio.- dije guiñándole el ojo.
Aarón me cogió de la cintura y me puso encima de él sentada.
- ¿Y por qué no ahora?- preguntó.
- Eres un salido que solo quiere hacerlo. Ahora no quiero, vamos a dar una vuelta por París, hemos venido a conocer esta ciudad, no a pasarnos todo el día en la cama follando. Y por favor, relaja tus instintos que lo de ahí abajo ya se te está empezando a notar.- dije levantándome y cogiendo el bolso.
Aarón accedió y fuimos a dar una vuelta por París. Fuimos a unas cuantas tiendas y me compré pintauñas, cosas para decorar las uñas, algunas limas y un poco de maquillaje. Después, fuimos a comer algo y por último, fuimos al Museo Louvre. ¡Era precioso!
- ¿Ya estás contenta?- preguntó Aarón.
- Sí, ¿y tú?- pregunté sonriendo.
- Regular.- contestó.
- Claro, porque tú lo que quieres es estar todo el día entre sábanas, pero hay que salir, relacionarse y disfrutar de París. Por las noches tenemos tiempo para lo que a ti más te gusta, venga, que me apetece mucho.- dije.
- Después me llamas a mi salido, pero tú a veces…- dijo Aarón.
Empezamos a correr hacia el hotel porque los dos no aguantábamos más. Llegamos y nos tiramos los dos a la cama y allí, entre sábanas y fragancias nos perdimos. París nos hacía perder el control, por algo es la ciudad del amor.
- Tengo hambre.- dije mordiéndole la oreja a Aarón.
- ¿De mi o prefieres comida?- preguntó Aarón.
- Prefiero comida.- respondí guiñándole el ojo.
- Ah, muy bonito.- dijo Aarón.
Pedimos la comida y cenamos en la cama.
lunes, 9 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 12
Pasados las dos horas de viaje, llegamos a París. El viaje fue corto y en el avión nos trataron muy bien.
- ¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó Mireia deshaciendo su maleta y colgando la ropa en el armario de la habitación del hotel.
- Pues tenemos una hora para ver como es el hotel y después, iremos a comer y esta tarde es sorpresa.- respondí.
- Todo el día con las sorpresas… ¿Pero quedará tiempo por la noche para portarse mal?- preguntó Mireia.
- Quedará tiempo, quedará tiempo, no te preocupes.- contesté soltando una pequeña carcajada.
En el rostro de Mireia se asomó una sonrisilla. Ella y sus ocurrencias. Ella y su naturalidad con la que expresa sus ganas. Ella. Tan solo ella.
Vimos como era el hotel. Había una piscina, saunas, hidromasajes, una sala juegos, el comedor y todo lo que puede tener un hotel de cinco estrellas.
- ¡Es todo muy bonito! ¡No deberías haberte molestado!- exclamó Mireia.
- Para ti, esto y más.- la susurré al oído.
Narra Mireia:
Al oír esas palabras, sentí que un escalofrío recorría todo mi cuerpo. Me empecé a poner nerviosa. Cada vez que estaba a su lado, solía estar nerviosa.
- ¿Te pasa algo?- preguntó Aarón.
- No, nada.- respondí.
- Es que como te has quedado callada.- dijo Aarón.
- Que me ha sorprendido que dijeses eso, nada más.- dije sonriendo.
Él sonrió.
- Bueno, vamos a comer.- dijo Aarón.
La comida estaba buenísima y cuando acabamos de comer, fuimos a la habitación. Aarón se tumbó en la cama. Yo saqué unas cuantas galletas que traía en el bolso y las coloqué en la cómoda.
- ¿Las has robado?- preguntó Aarón incorporándose.
- No, las he cogido prestadas y es verdad, le he pedido a un chico que había allí las galletas y me ha dicho amablemente que me las podía llevar por si me entraba hambre. Menos mal que sabía hablar inglés, sino no nos hubiésemos entendido una mierda.- contesté soltando una pequeña carcajada al final.
- Menos mal, me quedo más tranquilo.- dijo Aarón.
- ¿Qué pensabas, qué las iba a robar?- pregunté.
Él se quedó callada.
- Lo pensabas.- dije enfadada y me encerré en el baño.
- No, Mireia, no lo pensaba.- dijo Aarón.
- ¡No te creo!- grité entre algún que otro sollozo.
- No llores, mujer.- dijo Aarón.
- Si lloro, no confías en mi.- dije sentándome en el suelo.
- Venga, tonta, sal, que te tengo una sorpresa.- dijo Aarón.
No quería ni escucharle ni verle, no confiaba en mi y eso me dolía, pero salí del baño abriendo lentamente la puerta y tras ella, estaba él, con una gran sonrisa. Lo primero que hizo fue secarme las lágrimas y el maquillaje que se me había corrido. Después, me arregló el pelo y me acarició la mejilla.
- No seas tonta, no te enfades.- dijo sonriendo.
Sonreí.
- Si que confío en ti, pequeña.- dijo dándome un beso en la frente.
Sonreí de nuevo y susurré un débil:
- Gracias.
- Venga, ponte más guapa de lo que ya estás que nos vamos de compras.- dijo Aarón.
Me quedé asombrada.
- Venga, date prisa.- dijo Aarón.
Empecé a arreglarme.
Aarón me llevo de compras y me compré mucha ropa, accesorios, algunas cremas, perfumes y recuerdos de París y cuando acabamos, nos dirigimos a un parque desde el cual se podía ver la Torre Eiffel. Y empezamos a hacernos las típicas fotos con la Torre Eiffel detrás. Después, nos acercamos y nos hicimos una con ella detrás, pero más cerca que en las fotos anteriores y sobre todo, el detalle que marcaba la diferencia es que en esa foto salíamos besándonos, no como en las otras.
- ¿Y ahora dónde vamos?- pregunté con curiosidad.
- A lo alto de la Torre Eiffel.- contestó Aarón.
- ¿Se puede subir?- pregunté.
- Sí, hasta el medio.- respondió Aarón.
Subimos y para mi sorpresa, allí, nos esperaba una mesa para dos con comida italiana y unas cuantas velas alrededor. Aarón me dio una chaqueta porque allí arriba empezaba a refrescar. No tenía palabras. No sabía como expresar mi emoción en ese preciso instante.
- Antes de que digas nada, quería que nos hiciésemos una foto besándonos desde lo alto de la Torre Eiffel con París detrás.- dijo Aarón sonriendo.
Accedí.
sábado, 7 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 11
- Estás que no puedes aguantar ni un poco sin sentir mi contacto.- dijo Aarón.
- Parece ser que sí.- dije.
- Y un poco salida.- dijo.
- ¿Y tú qué?- pregunté.
Los dos nos echamos a reír.
- Los dos lo deseamos y lo hacemos, ya está.- dije.
Él sonrió.
- ¿Ahora ya te sientes bien por hacerlo estando enamorada?- preguntó.
- Sí, me encanta.- respondí.
Los dos nos miramos mientras sonreíamos.
- No sé como le pudiste tener miedo al amor, si cuando es correspondido es de lo más bonito que puede haber.- dije.
- Pero claro, como tú has dicho, cuando es correspondido, sino lo es, sufres.- dijo Aarón.
- En eso tienes bastante razón. Pero por ahora no te tienes que preocupar porque mi amor por ti es verdadero, espero que el tuyo también.- dije.
- Sí, lo es. Entonces, es un amor correspondido. Por ahora no hay que preocuparse.- dijo Aarón.
Sonreí.
- Te quiero.- dijo Aarón.
Una lágrima rodó por mi mejilla, me la sequé antes de que la viese. Me había dicho te quiero. Después de haber estado un mes juntos, me ha dicho te quiero. Fui feliz.
- Te quiero, Aarón.- dije.
Él sonrió.
- ¿Cuándo empezamos a trabajar?- pregunté.
- La semana que viene.- respondió Aarón
- ¿La semana que viene?- pregunté extrañada.
- Sí.- contestó Aarón.
- ¿Por qué?- pregunté con curiosidad.
- ¡Porque nos vamos de viaje a París!- gritó entusiasmado.
Me quedé sin habla. Ni siquiera me movía. Me quedé muy sorprendida. Después de estar un mes juntos, nuestro primer viaje juntos iba a ser la ciudad del amor, París.
- ¿No te gusta?- preguntó Aarón.
- Sí, me gusta, me encanta. Muchas gracias.- respondí dándole un gran abrazo y besándole.
- Salimos mañana. Así que corre, ve a hacer la maleta.- dijo.
Y salí escopetada hacia mi casa a por una maleta y toda la ropa. Él vino a mi casa.
- ¿Qué vamos a hacer con Bel?- pregunté.
- Lo tengo todo pensado. Mis padres se quedarán con ella. Ellos ya saben que nos vamos de viaje. Esta tarde la tenemos que llevar a su casa porque mañana salimos pronto hacia el aeropuerto.- contestó Aarón.
- ¿Así que he sido yo la última en enterarme?- pregunté empaquetando mi ropa.
- Sí, la chica que se lleva la sorpresa suele ser la última en enterarse.- respondió agarrándome de la cintura y girándome lentamente.
Me besó. Fue un beso suave y dulce. Solo un beso. Solo eso.
Terminé de hacer la maleta y alguna que otra bolsa con las cosas de baño, los zapatos, la cámara, el móvil, la documentación, etc. y fuimos a la casa de los padres de Aarón, Nora y Javier y dejamos a Bel allí.
- Que majos tus padres accediendo a quedarse con Bel.- dije.
- Sí, lo hacen porque quieren que seamos felices.- dijo Aarón mientras conducía.
Sonreí. Sus padres eran muy comprensivos. Bueno, lo tenían que ser, él ya es bastante mayor para tomar sus decisiones.
- ¿A qué hora hay que levantarse?- pregunté.
- A las siete que a las nueve hay que estar en el aeropuerto porque el vuelo sale a las diez.- respondió Aarón mientras aparcaba el coche.
- Vale.- dije con una gran sonrisa en la cara.
Por la mañana:
Narra Aarón:
Nos dirigíamos al aeropuerto en taxi. Tenía a Mireia descansando en mi pecho. Cuando tu novia descansa en tu pecho es una de las mejores sensaciones del mundo. Una pequeña sonrisa asomó en mi rostro. Mireia lo notó. Ella también sonrió. Llegamos, cogimos nuestras maletas y nos dirigimos a pasarlas por aquella máquina. La empaquetaron para llevarlas al avión y nosotros nos dirigimos a recepción. Nos indicaron donde era y nos dirigimos allí. Teníamos que esperar unos quince minutos o así.
- ¿Iremos al Museo Louvre y a la Torre Eiffel?- preguntó Mireia curiosa.
- Sí, y tengo muchas sorpresas para ti.- dije dándole un pequeño beso en su boca y suavemente.
- Te quiero.- susurró ella.
- Te quiero.- susurré yo.
Los dos sonreímos.
Nos avisaron de que teníamos que embarcar. Así que nos pusimos en pie y nos dirigimos hacia el lugar. Aquí empezaba nuestra aventura. Lo estábamos deseando.
jueves, 5 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 10
Una mujer baja, de pelo negro y con ojos azules abrió la puerta. Aarón le dio dos besos en la mejilla.
- ¡Ya estáis aquí!- exclamó ella.
- Sí, mamá. Ella es Mireia.- dijo Aarón con una sonrisa.
- Encantada.- dije dándole dos besos en la mejilla.
- Igualmente.- respondió ella con una grandísima sonrisa. Se parecía a la de Aarón. Los ojos que ella tenía, eran los mismo que los de Aarón. También, era bajito como su madre.
Al entrar vi a su padre. Un hombre alto, pero no demasiado, fuerte, con el pelo rubio y los ojos verdes. El color de pelo de Aarón era de su padre.
- Encantado.- dijo él dándome dos besos.
- Igualmente.- dije yo.
Aarón tenía una gran sonrisa en la cara. Él estaba feliz y si él estaba feliz, yo también.
Cenamos. Un entrecot buenísimo que hizo su madre con unas patatas al horno y algún que otro pimiento. También, tomé una copita de vino. Después, de una larga charla, decidimos volver a casa.
- Encantada Nora y Javier.- dije despidiéndome.
Cuando llegamos a casa:
- Los ojos, la estatura y la sonrisa es de tu madre. El pelo y el resto de la cara es de tu padre. Eres una mezcla de ellos dos.- dije.
Aarón rió.
- Tienes razón, todo el mundo que nos ve, lo dice.- dijo.
- Por cierto, ¿por qué no ha podido estar tu hermana Lucía?- pregunté.
- Ella no vive en Madrid, vive en Sevilla y no ha podido venir.- respondió él apenado.
- No pasa nada, seguro que pronto la verás.- dije.
- ¿Te quedas esta noche a dormir?- preguntó Aarón.
- ¿Qué pasa? ¿Quieres que volvamos a revolvernos en las sábanas?- pregunté.
- Puede.- contestó Aarón.
- Pues no, estoy cansada. Así que hay te quedas con el calentón.- dije entrando en mi casa.
A Aarón se le quedó una cara. Yo no podía nada más que reírme.
- ¡Cabrona!- gritó Aarón.
Yo solo podía reírme.
Eran las 00:30 o así. Aarón se había ido a dormir ya, yo entré en su casa y vi que se había dado una ducha para despejarse. Una sonrisilla asomó en mi cara. Me dirigí a su habitación sin hacer mucho ruido. Entré y me deslicé hasta la cama. Me quité la ropa y me puse encima de él. Él se despertó y se llevó un susto.
- ¿Qué haces aquí y así?- preguntó.
- Satisfacer tus necesidades y las mías.- respondí con una sonrisilla.
- Sí, claro, después de que me haya dado una ducha.- dijo.
- Venga, no te hagas el estrecho. Si se te acaba de marcar el tema.- dije.
Aarón se empezó a reír.
- Eres un poco cabrona y estás bastante loca.- dijo.
- Sí, soy cabrona lo admito. Y sí, estoy loca, loca por ti.- dije.
Aarón rió.
- Sí, sí.- dijo.
Solté una carcajada. Aarón me agarró por la cintura.
- Es que no me puedo controlar teniendo una chica tan guapa encima de mí y desnuda.- dijo.
Aarón empezó a darme besos en el cuello, y entre más besos, caricias y muestras de cariño, su habitación, sobre todo su cama se inundó de pasión y dulzura.
Por la mañana:
- Buenos días a mi loca.- dijo Aarón dándome un beso en la mejilla.
- Buenos días a mi salidillo.- dije sonriendo.
Él se rió.
- Gracias por esta noche de amor y pasión.- dijo Aarón.
- No es nada, a mi también me gusta.- dijo con una sonrisilla.
- Claro que te gustan. No hay más que verte.- dijo Aarón riendo.
- Y después soy yo la cabrona.- dije dándole una bofetada en la cara.
- ¡Au! Eso dolió.- dijo él quejándose.
- Te lo mereces.- dije.
- Yo ayer no te di porque no quisieses hacerlo y después, vienes pidiéndolo, así que no me des.- dijo Aarón.
- Vale, vale. Pero te lo merecías.- dije.
Y antes de que dijese algo más le besé. Le besé buscando cariño y comprensión. Le besé buscando algo más que un simple beso. Le besé buscando sus labios y la pasión. Y de nuevo, entre besos, caricias y más muestras de cariño, nos perdimos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)