¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
martes, 17 de septiembre de 2013
No es un adiós
Capítulo 16
- Solo quería darte una sorpresa.- dijo Aarón.
- ¡¿Una sorpresa!? ¡Pensaba que me iban a asesinar, violar o cualquiera otra cosa!- le grité sobresaltada mientras que le empujaba hacia atrás.
- Bueno, tranquila.- dijo Aarón.
- No, no me tranquilizo.- dije.
- Con esto tal vez sí y me dio un ramo de flores.- dijo Aarón.
Me encantaron, pero estaba muy cabreada así que se las entregué de nuevo, doliéndome en el fondo y le dije:
- Te las puedes tragar si quieres.- dije mientras que tiraba de Bel para volver a casa.
Narra Aarón:
- ¿Por qué me trataba así? ¿Qué le había hecho?- pensé.
Una lágrima rodó por mi mejilla, las demás en seguida la siguieron. No lograba comprender porque me había tratado así. Yo solo intentaba darle un regalo, darle una sorpresa y enamorarla un poco más. Y ella, sin embargo, ha sido brusca conmigo.
Narra Mireia:
Me dolió muchísimo hacerle eso. Ni siquiera yo se porque lo hice. Estaba cabreada y cuando lo estoy, soy demasiado brusca. Seguro que está muy enfadado y dolido y ni siquiera querrá verme. Soy gilipollas. Bien, Mireia, ya la estás cagando.
Me tumbé en la cama y me eche a llorar.
Narra Aarón:
Cuando subí la escalera, oí que del piso de Mireia provenían un llanto. Primero pensé que sería Bel, después me di cuenta de que también salían palabras ahogadas en lágrimas. Era ella. La que lloraba era ella, pero seguro que seguía enfadada conmigo y no quería verme, así que entré en mi piso y me tumbé en la cama. Casi no dormí y al levantarme por la mañana estaba muy cansado, encima tenía que ir al trabajo y ver a… Mireia. Joder.
Narra Mireia:
Entré en la oficina y allí estaba, Aarón, hablando con Susana. ¿Qué pasa? ¿Quería ponerme celosa? No lo iba a conseguir, le iba a ignorar como él seguramente iba a hacer conmigo.
- Hola, Mireia.- dijo Susana sonriente.
- Hola.- dije sonando lo más amable posible.
Susana se quedó extrañada porque Aarón y yo ni siquiera nos miramos.
Narra Aarón:
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no os saludáis?- preguntó Susana.
- Nada, un pequeño enfado.- dije intentando sonar amable.
- Pues ahora, puedes ser todo mío.- dijo Susana agarrándome por el cuello de la camisa e intentando besarme.
Narra Mireia:
Salí un momento de mi despacho y los vi, en mi puta cara, a punto de besarse y yo que iba a hablar con él. Entré en mi despacho, me senté en el suelo apoyando mi espalda en la puerta y comencé a llorar. Intenté que mis lamentos no se oyesen.
Narra Aarón:
- ¡Susana!- exclamé.
Varios trabajadores se giraron y nos vieron.
- Vosotros a lo vuestro.- dijo Susana.
- Susana, suéltame, yo contigo no quiero nada. Yo amo a Mireia. Estamos bien, esto es solo un pequeño enfado, llevamos 2 meses muy bonitos.- dije.
Susana me soltó y se levantó furiosa.
Yo oí un llanto que provenía del despacho de Mireia. ¿Por qué lloraba? ¿Habría visto mi escena con Susana? ¿Pero cómo la ha podido ver?
Abrí lentamente la puerta del despacho de Mireia y allí, abajo apoyada en la puerta ella, con la cara entre las manos y mojadas. Estaba llorando. Demasiado. Y seguro que era por mi culpa. ¡Estúpido!
- ¿Te pasa algo?- pregunté arrodillándome delante de ella.
Ella levantó la cabeza y me vio. Tenía los ojos rojos y empapados en lágrimas.
- Nada…- pronunció ella débilmente.
- Se que te pasado algo, te conozco.- dije.
- No es nada.- dijo ella.
- Dime porque lloras.- dije con tono de preocupación.
- Casi os besáis.- dijo ella llorando más.
- ¿Susana y yo? No, fue ella la que quiso, yo la aparté no paso nada.- dije.
- ¡No te creo!- gritó ella.
- ¿Y entonces que crees?- pregunté.
- ¡Lo que mis ojos vieron!- gritó ella.
- ¿Y sabes lo que pasó después? No verdad, ella se fue enfadada porque yo le dije que te amaba.- dije.
Le sequé las lágrimas.
Ella no dijo nada, simplemente asintió. Sabía que me creía, pero se la notaba molesta.
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