No es un adiós
Capítulo 17
Narra Mireia:
Ha pasado un año y en este año han pasado muchísimas cosas. Hemos viajado, reído, disfrutado, trabajado, llorado, apoyado, animado… Hemos confiado, creído en el otro. Y ahora, ya somos más maduros y estables. Nos hemos ido a vivir a una casa en un pueblo de Madrid que está cerca de nuestro trabajo. Llevamos una rutina, pero de vez en cuando la rompemos para no ahogarnos en ella. Desde hace unos días he empezado a sentirme rara. Tengo algunos mareos, náuseas, no me ha bajado la regla… Debería haberme bajado hace una semana, no le he dicho nada a Aarón porque tengo miedo, no quiero quedarme embarazada. Estoy aterrorizada.
Narra Aarón:
Notaba a Mireia rara. Demasiado. Sentía como que cambiaba mucho de humor. Se pasaba el día en el baño. Comía mucho. No quería hacerlo conmigo. Se tocaba mucho la barriga. Decía que estaba cansada y que se mareaba. Así que decidí comentárselo a mi madre.
- Aarón, esos síntomas de embarazada y seguro que ella tiene miedo, así que háblalo con ella suavemente, hazla ver que estás con ella, que no hace falta tener miedo.- dijo mi madre.
- Vale, lo tendré en cuenta. Ahora me voy a casa.- dije.
Al llegar, no había nadie. Marqué el número de teléfono de Mireia, pero no contestaba. Subí a nuestra habitación y había una carta en la que ponía:
Aarón, siento como que esto no va a ninguna parte. Llevamos ya como un año y pico saliendo, estábamos bien, hasta que ha ocurrido algo en lo que he sentido miedo, frustración, tú no estabas conmigo… Así que he decidido poner rumbo hacia un lugar en el que mi bebé y yo seamos felices. Voy a Inglaterra. La verdad no se en que dirección voy a vivir, voy a la aventura. En un principio me voy allí por trabajo. La empresa me dio esta opción y la he aceptado. Tengo pensado interrumpir el embarazo, pero no estoy segura. Quiero tener una parte de ti y esta sería una parte muy bonita. Si decido continuar con el embarazo, te mantendré informado. Seguramente que por correo, para que no sepas mi dirección porque no quiero verte en un tiempo para aclararme… Y te prometo que cuando ya este aclarada. Quiera o no quiera estar contigo, podrás ver a tu hijo o hija. Espero que lo tomes a bien. Te quiero, Mireia.
Comencé a llorar. Me lo habían hecho de nuevo. Me habían roto el corazón. Como lo hizo aquella vez María.
Narra Mireia:
He decidido que sí, voy a continuar con esto. Yo sola, en Londres, es al sitio específico donde voy. Espero que Aarón se haya tomado a bien mi decisión y que no le haga hecho mucho daño. A mi también me duele dejarle así porque le quiero, pero necesito aclararme. No estoy segura de nada. Creo que sigo siendo la misma niña de antes, insegura, que tiene miedo de todo. Para ayudarme con el embarazo y mi estancia en Londres, ha venido mi hermana Laura.
- ¿Vas bien? ¿Cómoda? ¿A gusto?- me preguntó.
Yo asentí.
- ¿Al final que has decidido?- preguntó ella.
- Voy a seguir con el embarazo, no puedo matar a un bebé y encima siendo fruto de Aarón y mío. Quiero tener una parte de él y esta será la parte más bonita que pueda tener.- respondí sonriendo.
Laura sonrió.
Pasado un año.
Narra Aarón:
Iba caminando por las calles de Londres, me habían destinado aquí. Tenía que trabajar aquí. Era el primer día que estaba aquí. Tenía un poco de miedo. No conocía la ciudad. De repente, a lo lejos divisé la figura de una chica no muy alta, morena, con el pelo largo que llevaba una niña rubita en los hombros. A su lado iba una mujer no muy alta, con el pelo moreno y largo. Apresuré el paso y cuando estuve a su lado, me giré y para mi sorpresa:
¡Era Mireia, con su hermana Laura! ¿Y esa niña? ¿Era mi hija?
- Mamá, señor.- dijo la niña.
Mireia y Laura se giraron y se quedaron completamente paradas.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Mireia.
Seguía igual de guapa que siempre. En este año no había cambiado nada. Laura tampoco había cambiado.
- La empresa me trasladó aquí y bueno, te acabo de ver. No sabía que estabas aquí.- dije yo igual de sorprendido que ellas.
Mireia pasó la niña a Laura.
- Bueno, no interrumpí el embarazo y ella es tu hija, se llama Daniela, como tu querías ponerle ese nombre y yo también. Esta es la parte con la cual me quedé de ti. Como ves se parece muchísimo a ti. Es rubia con los ojos azules y es idéntica a ti.- dijo ella sonriendo.
Su sonrisa no había cambiado. Nada en ella había cambiado.
- Los ojos son más parecidos a los tuyos. Los tuyos son más claros que los míos y los de Daniela son igual que los tuyos. Y es igual de guapa que tú.- dije.
Mireia se sonrojó.
- Mira, Daniela, él es tu papá. Del que te he hablado.- dijo ella hablándole a la niña.
- ¿Papá?- preguntó Daniela extrañada.
- Sí, papá.- dijo Mireia.
Mireia me pasó a la niña y yo la cogí.
- Espero que siguieses el embarazo por correo.- dijo.
- Sí, estabas guapísima en todas las fotos. La niña también estaba muy guapa.- dije.
- Tranquilo, a partir de ahora ya no te vas a perder a nada.- dijo ella.
Narra Mireia:
Aarón no había cambiado nada. Estaba igual de guapo que siempre e igual de amable.
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