domingo, 15 de septiembre de 2013



                            No es un adiós

                                           Capítulo 14
 
Narra Aarón:

- Buenos días, levanta que te tengo una sorpresa.- dije.

- ¿Cuál?- preguntó Mireia con curiosidad.

- ¡Nos vamos a la playa de Le Havre! Que ya va apeteciendo y está a tan solo dos horas de aquí.- respondí sonriendo.

Mireia se levantó de un salto, se vistió, empezó a hacer una bolsa para ir a la playa, yo la ayude y nos pusimos en marcha.

- No hemos desayunado y tengo hambre.- dijo Mireia.

- Lo tengo todo pensado.- dije enseñándole la limusina que nos llevaría hasta Le Havre.

- ¿Vamos a ir en limusina?- preguntó Mireia.

- Sí y ahí dentro tienes de todo para comer.- contesté abriéndole la puerta.

- Adelante, señorita.- dije.

- Muchas gracias.- dijo ella sonriendo.

- ¿A dónde vamos?- preguntó el chofer.

- ¿Habla español?- preguntó Mireia.

- Sí, lo tengo ya todo planeado y con chofer español para poder entendernos a la perfección.- respondí.

- Por favor, a la playa de Le Havre.- contesté sonriente.

- Allá vamos.- dijo el chofer.

- Pues, yo me voy a poner a comer algo que tengo hambre.- dijo Mireia.

- Te acompaño que yo también tengo hambre.- dije.

Después de dos horas llegamos a Le Havre.

- Déjenos aquí, Luis. En cuanto la señorita se canse de estar en la playa, le avisamos para que nos lleve a la casa que tenemos reservada aquí por un día para cambiarnos, comer algo e ir a dar una vuelta por Le Havre y después, nos lleva de nuevo a París.- dije.

- De acuerdo, señor.- dijo Luis.

- No hace falte que me llame señor, llámame Aarón.- dije.

- Lo tienes todo planeado, eh.- dijo Mireia.

- Claro, te lo he dicho antes.- dije sonriendo.

- Tú si que sabes complacer a una mujer. Tanto en el aspecto de ser romántico y de ser salvaje en la cama.- dijo Mireia soltando una pequeña carcajada.

Yo solté otra.

- Todo por ti.- dije dándole un suave y dulce beso en los labios.

Fuimos a la playa y disfrutamos de un gran día. Tomamos el sol, nos bañamos, nos salpicamos, jugamos en el agua, nos besamos, nos hicimos fotos, nos lo pasamos como unos adolescentes que van a la playa por primera vez junto con sus amigos.

- ¡Qué cansada estoy!- exclamó Mireia.

- Pues ahora nos vamos a la casa reservada, nos damos un baño en el jacuzzi, una copita de champán, nos vamos a cenar al restaurante que tengo reservado y por la noche, lo que surja. Ya mañana volvemos al hotel.- dije.

Mireia soltó una carcajada.

- Todo planeado y muy bien.- dijo.

- Pues claro, que te creíais.- dije.

Luis nos llevó hasta la casa que tenía reservada por un día.

- Bueno, mañana las 12:00 estoy aquí y les llevo hasta el hotel, llegaríamos sobre las 14:00. Hasta mañana.- dijo Luis despidiéndose amablemente.

- ¿Dónde estás, Mireia?- pregunté.

- ¡Estoy en el jacuzzi!- gritó ella.

Llegué y la vi allí. Me puse el bañador y entré, nada más entrar noté que Mireia estaba desnuda.

- ¿E… Estás desnuda?- pregunté.

- Sí, cuidao, como si fuese la primera vez que me vieses desnuda.- respondió ella.

Poco a poco ella me quitó el bañador y debajo del agua y las burbujas, la pasión nos consumió.

- ¡Qué rico está todo!- exclamó Mireia mientras degustaba el entrecot que había pedido.

- Sí, la verdad es que está todo muy bueno.- dije mientas saboreaba el entrecot que había pedido.

Terminamos de cenar y nos fuimos a dormir.

En el trayecto hacia el hotel que estaba en París, fuimos picoteando y al llegar allí comimos.

- ¿Qué vamos a hacer hoy?- preguntó Mireia.

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