martes, 10 de septiembre de 2013


                              No es un adiós

                                                         Capítulo 13 

Cenamos la comida italiana en lo alto de la Torre Eiffel al son de Pablo Alborán. Él sabía perfectamente lo que me gustaba. En este mes había aprendido mucho de mi. Y yo también había aprendido mucho de él.

Llegamos a la habitación del hotel.

- ¿Te ha gustado?- preguntó Aarón acariciando mi rostro.

- ¿Qué si me ha gustado? ¡Me ha encantado!- exclamé dándole un beso y dejándome caer sobre la cama.

- ¿Así que quieres portarte mal?- preguntó Aarón con una sonrisilla en el rostro.

Simplemente sonreí y nos dejamos llevar por el amor.

- Buenos días a la chica más guapa y que mejor hace el amor en el mundo entero.- dijo Aarón dándome un beso en la mejilla.

Me sonrojé y me giré hacia el otro lado.

- ¿Pasa algo?- preguntó confuso.

- No, nada. Que me da vergüenza que digas esas cosas.- respondí todavía girada.

- Pero si estamos solos.- dijo Aarón.

- Ya, pero me da vergüenza.- dije.

- Hay veces que no te entiendo, pero bueno.- dijo Aarón levantándose de la cama y entrando al cuarto del baño.

- Ese es el problema muchas veces, que no sabes entenderme.- dije susurrando.

- ¿Has dicho algo?- preguntó Aarón abriendo el grifo de la ducha.

- No, nada.- contesté gritando un poco para que me oyera.

Me quedé en la cama esperando que Aarón saliese de la ducha para yo entrar. Cuando salió, entré rápidamente al baño sin ni siquiera dirigirle la palabra.

- ¿Te pasa algo?- preguntó Aarón.

- Sí, bueno no.- respondí.

- ¿Si o no?- preguntó.

- Sí, me pasa algo. Me pasa que no me comprendes.- contesté entrando en la ducha.

- ¿Ya estamos otra vez?- preguntó Aarón entrando en el baño.

- No, no estoy otra vez y sal fuera, me quiero duchar tranquila.- dije.

Pero Aarón no hizo caso y se acerco a mi, me besó dulcemente mientras que se empapaba.

- Te estás poniendo perdido. Anda sal de la ducha y así me puedo duchar tranquilamente.- dije.

Aarón se quitó la ropa y entró en la ducha.

- Venga, yo te enjabono.- dijo Aarón.

- ¡Aarón no! Tú te duchaste tranquilamente, yo también quiero.- dije.

- Corta rollos.- dijo Aarón mientras salía de la ducha, recogió su ropa y salió del baño.

- ¡Tiende esa ropa en la terraza!- le grité.

- ¡Sí, ya voy!- dijo Aarón gritando mosqueado.

Yo también quería hacerlo con él, pero me tengo que duchar, después ya habría tiempo.

- ¿Estás cabreado?- pregunté terminando de secarme el pelo.

- Un poco.- contestó Aarón mientras estaba tumbado en la cama mirando la tele.

Salí del baño y me acerqué a él. Le di un beso en los labios.

- Venga, tonto, que esta noche si que hay premio.- dije guiñándole el ojo.

Aarón me cogió de la cintura y me puso encima de él sentada.

- ¿Y por qué no ahora?- preguntó.

- Eres un salido que solo quiere hacerlo. Ahora no quiero, vamos a dar una vuelta por París, hemos venido a conocer esta ciudad, no a pasarnos todo el día en la cama follando. Y por favor, relaja tus instintos que lo de ahí abajo ya se te está empezando a notar.- dije levantándome y cogiendo el bolso.

Aarón accedió y fuimos a dar una vuelta por París. Fuimos a unas cuantas tiendas y me compré pintauñas, cosas para decorar las uñas, algunas limas y un poco de maquillaje. Después, fuimos a comer algo y por último, fuimos al Museo Louvre. ¡Era precioso!

- ¿Ya estás contenta?- preguntó Aarón.

- Sí, ¿y tú?- pregunté sonriendo.

- Regular.- contestó.

- Claro, porque tú lo que quieres es estar todo el día entre sábanas, pero hay que salir, relacionarse y disfrutar de París. Por las noches tenemos tiempo para lo que a ti más te gusta, venga, que me apetece mucho.- dije.

- Después me llamas a mi salido, pero tú a veces…- dijo Aarón.

Empezamos a correr hacia el hotel porque los dos no aguantábamos más. Llegamos y nos tiramos los dos a la cama y allí, entre sábanas y fragancias nos perdimos. París nos hacía perder el control, por algo es la ciudad del amor.

- Tengo hambre.- dije mordiéndole la oreja a Aarón.

- ¿De mi o prefieres comida?- preguntó Aarón.

- Prefiero comida.- respondí guiñándole el ojo.

- Ah, muy bonito.- dijo Aarón.

Pedimos la comida y cenamos en la cama.

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