viernes, 12 de diciembre de 2014


                          Sube la temperatura 


                                               Capítulo 25

*¡HOLAAAA! Os traigo el último capítulo, el final, espero que os guste y podéis comentarme lo que os ha parecido y decirles que gracias por leerme, por ver las fotos, por los comentarios, favs, rts, que ha sido un largo camino, jajaja se alargó un poco más por mi culpa lo siento. Me da pena que se acabe porque con lo que me costó, con la ilusión que tenía y cada capítulo que hacía, lo disfrutaba y más disfrutaba cuando me decíais: "me has dejado con la intriga ya quiero que sea mañana" *-* Amo esos comentarios y bueno siento haber estado tanto tiempo sin subir de verdad. En fin, besitos y espero que hayan disfrutado tanto como yo. GRACIAS. Sin vosotros esto no hubiese sido posible. GRACIAS, por acompañarme en este largo viaje. Espero que no dentro de mucho podamos realizar otro. Os quiero y gracias por estar ahí.* 

Intenté zafarme de él.

- Como vuelvas a retorcerte, te clavo la navaja.- dijo enseñándomela.

Me callé, pero sabía que Mats había llegado. Mats estaba detrás del muro que separaba nuestra casa de la calle.

Narra Mats:

Llegué y vi a un tío hablando con Laia y ella gritando. Llamé a la policía. Él estaba llevándose a Laia, me bajé del coche y me coloqué detrás del muro. Cuando aparecieron por la puerta, le pegué un puñetazo en la mandíbula y se le cayó una navaja de la mano. Me asusté, pero prometí un día defender a Laia y que no volverían a tocarla del modo en que Javier la tocó. Laia había conseguido zafarse.

- ¡Es Javier!- gritó ella desesperada.

- ¡Métete en casa!- grité.

Ella corrió a casa y cerró la puerta. El hijo de puta de Javier seguía en el suelo tirado doliéndose por el golpe.

- ¡Eres un hijo de puta si tienes la cara de presentarte en mi casa delante de mis hijos a llevarte a Laia para volver a forzarla!- grité.

Me daba hasta asco tocarle. Oí las sirenas de la policía. Javier empezó a levantarse. Empujé la navaja lejos para que no pudiese cogerla. Javier me pegó un puñetazo. Me sujeté a la pared y vi como los policías se bajaban del coche y sujetaban a Javier. Se lo llevaron arrestado.

Narra Laia:

- ¿Pasa algo mamá?- preguntó Julian.

- Has tardado en entrar.- dijo Daniella.- Y estás llorando.

¿Cómo les iba a explicar si tenían seis y cuatro años?

- Hay un hombre malo ahí fuera, papá y la policía nos está protegiendo, quiso pegar a mamá.- dije como pude.- Pero no os asustéis está la policía, ya se lo llevan.- dije.

- ¿Y por qué quería pegarte mamá?- preguntó Julian llorando y abrazándome.

Daniella hizo lo mismo.

- Porque fue novio de mamá y era malo, muy malo y quería volver a ser mi novio pero yo quiero a papá, ¿verdad?- pregunté.

- Sí mamá tú quieres a papá.- dijo Daniella llorando.

- ¿Y por qué fue tu novio mamá?- preguntó Julian.

Él era un niño muy listo.

- Porque mamá creía que era bueno, pero no lo es.- respondí intentando no llorar.

- No lloréis, todo va bien ahora.- dije.

Bianca empezó a llorar y le cambié el pañal. La coloqué en la cuna que teníamos en la parte de abajo.

Mats entró y me dijo que se habían llevado a Javier. Llamamos a sus padres, a su cuñada Alice y a su hermano Jonas, les contamos lo ocurrido.

- ¿Estás bien Laia?- preguntó Alice abrazándome.

- Sí, estoy bien.- contesté.

- Vamos a ir a tomar declaración a comisaría, pero los agentes han visto una parte de mi pelea, por llamarlo de algún modo, con Javier, llevaba un arma, ha gritado en contra de Laia, hay un vecino que ha sido testigo de cuando se llevaban a Laia así que le caerá la cárcel y muchos años le caerán.- dijo Mats, hizo una pausa.- Quedaros con los niños.

Me abrazó, secó mis lágrimas y fuimos a comisaría a hacer nuestra declaración.



Pasó un año y me llegó una noticia de que Javier se había ahorcado en la cárcel, me quedé más tranquila porque él ya no podía hacerme daño. Mats siempre estuvo apoyándome en este tema, protegiéndome, cuidándome. En ese año en el que Javier estuvo en la cárcel y todavía no se había suicidado,  me costó salir sola a la calle, pero tuve que hacerlo por mis hijos, tuve pesadillas, lo pasé fatal, Mats se levanta por las noches a cuidarme, a prepararme tilas, los niños a veces se despertaban preguntando si estaba bien, pero les decíamos que todo iba bien, que mamá se encontraba un poco mal, que solo era eso. Pero  seguí cuidando de mis hijos junto a Mats, seguí con mi trabajo que era el mismo de antes, viviendo en la misma ciudad, en la misma casa, con mi vida, con mi marido. Todo volvió a la normalidad y yo era feliz con Mats tanto que cuando los niños dormían nos gustaba revolvernos entre las sábanas y no era para dormir. A pesar de la convivencia y los niños, nada pudo matar el deseo que seguíamos sintiendo el uno por el otro. Nos gustaba hacer algunas escapadas solos al cine, algunas cenas románticas, contratar un hotel en algún lugar unos días nosotros solos para escapar de la rutina. Mis padres estaban felices de tener seis nietos. Los padres de Mats estaban muy felices de tener cincos nietos porque Jonas y Alice solo habían tenido dos. El niño se llamó Jonas como el hermano de Mats, era clavado a Jonas y por lo tanto también se parecía a Mats y la niña se llamaba Alexia y era una mezcla entre Jonas y Alice, pero era muy bonita. María seguía en Estados Unidos con su marido Ryan, ya se habían casado y con sus niños Rocío y Michael. Natalia seguía en España con Koke con su niños Jorge y Cristina. Marta, mi hermana y mi cuñado Jesús seguían también en España con sus niños Julia, Yolanda y Lucas. Mis sobrinos y mis hijos se llevaban estupendamente. Mis hijos con los de María y Natalia también se llevaban bien. Solíamos quedar las tres juntas en el sitio que fuese Madrid, Dortmund o Los Ángeles donde vivía María aunque a veces preferíamos otros sitios de Estados Unidos como Nueva York. Mi hermana decía que era una madre fantástica y una tía fantástica también, pero lo único que tenía claro es que lo hacía como mejor podría y que el que era un padrazo y un grandísimo marido era Mats. Siempre atento, cariñoso, arrogante cuando lo tenía que ser, amable, educado, respetuoso, les enseñaba las cosas muy bien a los pequeños. Mats había aprendido español y a los niños les hablábamos en alemán, inglés y español.

¡FIN! c': 

jueves, 11 de diciembre de 2014


Fotos de Laia embarazada de Daniella, con su hijo Julian y con su hija Daniella:








Fotos de Laia embarazada de Bianca, con Bianca y con Daniella:







Fotos de Laia, Mats y sus hijas:

En la primera foto son Mats, Laia y Daniella. 


En esta segunda foto son Mats, Laia y Bianca.


Fotos de Mats con Daniella:




Fotos de Mats con Bianca:



Fotos de Daniella:




En esta última foto son Daniella, la mayor y Bianca, la pequeña. 


Fotos de Bianca:










                         Sube la temperatura

                                              Capítulo 24

*¡Holaaa! Os traigo el capítulo 24, mañana el último capítulo, ahora os subo post de gifs y fotos. Besitos <3*

Laia le puso el pañal a Julian y le dio un tierno beso. Le pusimos en su cunita del hospital y me quedé mirándole. Estaba muy feliz. Ellos ahora eran mi familia.

- Estás hecha una campeona.- le dije a Laia y la besé.
                                                                                           
Ella sonrió.

- Gracias por estar aquí conmigo.- dijo ella.

- Ahora descansa.- dije.

Ella se durmió desde las 5 de la mañana hasta las 11 de la mañana. A las 11 vinieron los padres de Laia, vieron a Julian, estuvieron con nosotros y se marcharon para no molestar. Mis padres vinieron por la tarde. Estuvimos dos días en el hospital para saber como estaba Julian, le dieron el alta a Julian y a Laia y volvimos a casa. Allí nos estaban esperando mis padres, los padres de Laia, mi hermano, mi cuñada, la hermana de Laia, el cuñado de Laia, María, Natalia, varios compañeros de equipo y selección como Reus, Götze, Lahm, Müller, Neuer, Bastian, Durm, Kroos, Özil, Khedira. Algunos con sus mujeres. Todos fueron muy amables, le dieron la bienvenida a Julian. Mis padres, hermano y cuñada se volvieron a casa y nos dijeron que si necesitábamos algo que estábamos al lado. María que había venido con Ryan se fue a los dos días, Natalia y Koke también.

- Soy tía, ¡qué bien!-exclamó Marta.

Laia sonrió.

- Es tan bonito.- dijo Laia sonriendo.

Me besó.

Narra Laia:

Marta y Jesús se volvieron a Madrid a los cuatro días. Los padres de Laia se quedaron durante una semana pero después se fueron para que pudiésemos disfrutar del pequeño Julian. Según fue creciendo nos dimos cuenta de que cada vez se parecía más a Mats, su pelo negro, sus labios, sus cejas, sus ojos color café, pero tenía mi nariz.

Pasaron dos años y me volví a quedar embarazada. Esta vez el parto lo llevé muchísimo mejor. Seguía con el mismo trabajo, viviendo en la misma ciudad, Mats en el mismo equipo, todo con Julian. Y llegó nuestro segundo bebé. Natalia se quedó embarazada de Koke. Íbamos a tener un bebé a la vez. El suyo iba a ser niño y se iba a llamar Jorge al igual que el padre. El mío iba a ser niña la íbamos a llamar Daniella. El parto para mí fue mejor que el anterior, con menos dolor o al menos como lo recordaba. Natalia al ser el primer embarazo y parto le fue algo más difícil, pero tuvo mucho apoyo por parte de Koke. Julian con dos años, Daniella recién nacida. Jorge recién nacido. Pasaron tres años. Julian tenía cinco y Daniella tres. Daniella tenía mi nariz, el pelo rubio como lo tenía mi madre, pero cada vez se le oscurecía más como me pasó a mi en mi niñez, los ojos color café como los de Mats, los labios como los de Mats. Jorge, el hijo de Natalia y Koke era precioso. Se parecía mucho a Koke, pero los ojos eran como los de Natalia, marrones. Y me volví a quedar embarazada. De una niña de nuevo. Mats estaba muy feliz por nuestro tercer hijo. A él le encantaban los niños y era todo un padrazo. Mi hermana Marta ya tenía una niña Julia, de unos meses, cada vez se parecía más a ella y era preciosa. María se quedó embaraza a la misma vez que yo, de una niña también. Ryan se portó genial con ella.

Narra Mats:

A nuestra tercera hija la llamamos Bianca, el embarazo y el parto fue muchísimo mejor que los anteriores, pero con la misma ilusión como la de antes. Bianca era la que más se parecía a Laia. Tenía el pelo rubio de la madre de Laia, pero la nariz, labios y ojos eran los de Laia. Los ojos de Bianca eran exactamente de su madre y era una niña preciosa.

Narra Laia:

La niña de María se llamó Rocío y se parecía muchísimo a Ryan, pero tenía el pelo rubio de María. Natalia tuvo una niña más y ahí paró. Tuvo un niño y una niña. La niña se llamó Cristina y era igualita a Natalia. María tuvo un niño más y ahí paró. Una niña y un niño. El niño se parecía muchísimo a María y muy bonito. Le llamaron Michael. Marta, mi hermana y Jesús, mi cuñado después de tener a su hija Julia, tuvieron otra niña justo un año después de tener a Julia, a la segunda niña la llamaron Yolanda y era igual a Jesús. Pasaron dos años de tener a Yolanda y tuvieron un niño, Lucas le llamaron, era una mezcla de Marta y Jesús.

Todos estábamos felices hasta que pasó lo que nunca nadie pensó que podría pasar porque estaba controlado. Después de unos años de salir de la cárcel:

- Hola preciosa.- dijo una voz que me sonaba mucho mientras que entraba a mi casa con Julian, Daniella y Bianca. Llevaba a Bianca en el carrito y Julian y Daniella entraron corriendo.

Me giré y era Javier.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté.

- ¿Tú qué crees? Recuperar lo que es mío.- dijo él acercándose.

Metí el carrito de Bianca para dentro y cerré la puerta. Si me tenía que pasar algo, que me pasase a mi, no iba a tocar a ninguno de mis hijos.

- No voy a irme contigo.- dije.

- Vendrás conmigo, cacho guarra. Que te has tirado al Hummels y mira que creías tener una vida de anuncio y robarle el dinero.- dijo él.

- ¡Nunca he querido eso!- grité.- ¡Le quiero de verdad y amo a mi familia!- grité.

Si gritaba tal vez algún vecino me escucharía. Estaba sola ante él. Miré mi reloj y vi que era ya la una, Mats tenía que estar al llegar del entrenamiento. Oí el ruido de un coche mientras que Javier me agarraba del brazo.

- ¡Suéltame!- exclamé.

Él seguía tirando de mi brazo.


- Te vendrás conmigo, cacho guarra.- dijo él.

                           Sube la temperatura 

                                             Capítulo 23

*¡HOLA! Hoy les subo los capítulos un poco tarde porque estuve haciendo deberes que hoy me mandaron muchos, ya mañana la novela se termina, espero que os esté gustando y que el final os guste. Si queréis comentar en mi twitter o en ask. Besitos <3* 

- ¿Le oyes?- pregunté.

Mats tenía la oreja puesta en mi tripa.

- Sí, le oigo, está dando patadas.- dijo él.

- Sí, las estoy notando.- dije poniendo sus manos en mi tripa.

Mats me miró y sonrió. Me besó.

Narra Mats:

Era tan bonito sentir a nuestro bebé, escucharle, saber que Julian estaba bien. Mi principal prioridad ahora eran Laia y Julian. No quería que les pasase nada. Les cuidaba y les protegía. Cuando tenía que marcharme siempre se quedaba alguien con ellos. Natalia y María solían venir más a menudo a ver a Laia. Todos estábamos muy ilusionados con el primer bebé.

Lloré al notar como estaba dando patadas.

- Ay Mats.- dijo ella abrazándome.

- Es tan bonito sentirte, podrías salir ya Julian.- dije.

- Aún le quedan tres meses, habrá que esperar, amor.- dijo ella besándome.

Narra Laia:

Empecé a ir a clases de parto, a controlar la respiración. Mats me acompañaba. Mis compañeros de trabajo venían a verme. Seguíamos yendo al ginecólogo, nos daba consejos sobre como cuidar al bebé, veíamos a Julian. Empezamos a comprar las cosas. La cuna, pañales, ropita, a pintar la habitación, a preparar todo en casa de Mats. Me había ido a vivir con él allí cuando hicimos seis meses juntos, me pareció un bonito regalo al cumplir 6 meses juntos de novios. Ya teníamos la habitación lista e iba a cumplir los 7 meses de embarazo.

- Julian, ya tenemos tu habitación hecha.- dijo Mats y besó mi tripa dulcemente.

Sonreí.

- Mamá y papá te esperan, pequeño.- dije sonriendo.

El último trimestre de mi embarazo notaba como Julian daba pataditas todos los días, se movía, me dolía la espalda. Mats me daba masajes, me costaba dormir por el dolor y Mats se levantaba por las noches a cuidarme si hacía falta y se quedaba conmigo leyendo, viendo alguna serie o peli si yo no podía dormir, pero muchas veces él se quedaba dormido. No le culpo, tenía que dormir por su trabajo. Seguíamos yendo al ginecólogo para saber como estaba Julian, estaba grande y fuerte.

- Va a salir guerrero.- dije riendo mientras me sentaba en el sofá.

- Da muchas patadas, ¿verdad?- preguntó él.

- Muchas, muchas y manotazos.- contesté.- Yo creo que será futbolista con tantas patadas.- dije.

- Sea lo que sea le apoyaremos.- dijo Mats.- Pero me gustaría que fuese futbolista.

Asentí. Acaricié mi tripa.

Seguí yendo a clases de preparación para el parto, documentándome, leyendo libros del parto y de cómo cuidar del bebé al igual que Mats, preparándome para la lactancia, ya me salía leche. Tenía muchísima ropa premamá porque la tripa me había crecido mucho, iba a ser grande y fuerte. También tenía mucha ropita para Julian. Escogimos el pediatra para Julian, le ponía música, me hice demasiadas fotos durante el embarazo. Hicimos limpieza a fondo para que no hubiese nada que pudiese molestar al bebé. Preparé la maleta para el hospital porque ya tenía algo más de 8 meses de embarazo. Cociné y congelé varias cosas para después del parto para no tener que cocinar mucho y pudiésemos estar más atentos de Julian. Notaba dolores en la espalda más a menudo. Instalamos la sillita de Julian en el coche, compramos su cochecito. La baja la tendría hasta que Julian tuviese 6 meses. Estaría 9 meses fuera del trabajo por los tres antes de dar a luz y los 6 después del parto. Me tomaba todo con más tranquilidad, controlaba mis nervios, pero Mats y yo estábamos deseando verle la carita a Julian, en las ecos se parecía más a Mats y ojalá se pareciese a Mats. Cumplí los nueves meses de embarazo y llamé a Natalia, María, mis padres, mi hermana Marta, mi cuñado Jesús, los padres de Mats, Ulla y Hermann, su hermano Jonas y su cuñada Alice. La familia de Mats en sus casas, mis padres en mi casa, mi hermana y mi cuñado igual. Mis amigas en un hotel para dejarme espacio. Koke también vino y Ryan Lochte, el novio de María vino también. Hacía ejercicios de estiramientos con ayuda de Mats, bebía mucha agua, seguía con los ejercicios que me había recomendado el ginecólogo, ya tenía los médicos y enfermas para mi parto, daba paseos, comí sano durante todo el embarazo, aumenté mucho mi peso.

Y llegó el día, a las 2 de la mañana. Empecé a notar contracciones muy seguidas, cada cinco minutos. Me sentí mojada, había roto la placenta.

- Mats.- él se despertó sobresaltado.- No te asustes amor, pero creo que ya viene. He roto la placenta y tengo contracciones.- dije.

- Vale, voy a por todo.- dijo Mats y cogió mi bolsa, la del bebé, documentación, todo.

Mats me ayudó a levantarme y me llevó hasta el coche. En el hospital me revisaron y tenía 5 centímetros de dilatación, tenía que dilatar hasta 10 por lo menos. Me dijeron que podía durar muchas horas.

Esperamos dos horas y a las 4 de la mañana me volvieron a revisar y tenía 10 centímetros de dilatación. Las contracciones eran más fuertes, tenía calor, me costaba recuperarme entre contracción y contracción. Mats me cogía la mano y me daba besos. Me dijeron que me pasaban al paritorio. Cuando llegó el momento para empujar, las contracciones ya no eran cada minuto o dos si no que pasaron a ser cada tres minutos. Mats pasó conmigo y después de unos minutos teníamos a Julian con nosotros. Me lo enseñaron y empecé a llorar. Mats también. Mats fue con la enferma a lavarle mientras que yo terminaba de expulsar la placenta.

Narra Mats:


Tener a Julian con nosotros era un sueño. Tan pequeñito. Tan bonito. Tenía algo de pelito en su cabeza, de color negro. La enfermera le lavó y me dijo como deberíamos hacerlo a partir de ahora. Cogía a Julian y fuimos a la habitación donde ya estaba Laia. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014


Y ahora las fotos y los gifs.

Fotos de Laia embarazada de Julian:




Fotos de Laia y Julian:









Fotos de Mats, Laia y Julian:



Fotos de Mats y Julian:




Fotos de Julian:

Julian con la hermana de Laia, Marta.



En esta foto Julian está con María, la amiga de Laia, en Nueva York.


Gifs de Mats:











                           Sube la temperatura

                                                 Capítulo 22

*Y ahora os traigo el capítulo 22, espero que os guste también :)*

Pasaron los tres primeros meses del embarazo con los síntomas típicos: vómitos, nauseas, cansancio, mareos, cambios en mis pechos, cambios en mi estado de ánimo. Un día estaba super cariñosa y al siguiente le decía a Mats que me dejase en paz y a los 5 minutos estaba llorando y pidiendo que no se enfadase. Parecía muy bipolar, pero estuvo 3 meses aguantándome y siendo todo un amor de marido y padre. Pendiente siempre de mi y teniendo miedo de que me pasase algo cuando se iba de viaje por lo que siempre le decía a su cuñada Alice que se viniese conmigo y ella lo hacía encantada y con Alice intentaba ser más educada, pero ella aunque no había sido madre, me entendía. Mis padres solían venir más a Alemania, mi madre me cuidaba, mi padre hacía cosas de la casa por mi, los padres de Mats también venían a verme. Mi madre y la madre de Mats me daban consejos. El padre de Mats ayudaba a mi padre. Pero me daban tranquilidad cuando lo necesitaba. Todos estaban entusiasmados e ilusionados porque iba a ser el primer nieto, el primer sobrino, nuestro primer hijo. María solía venir más a verme desde Estados Unidos y Natalia venía a verme desde España. Mats ni siquiera se atrevió a mencionar el tema del sexo, él quería respetarme. Íbamos al ginecólogo, veíamos a nuestro bebé, nos daban las ecografías de nuestro bebé, nos dijeron que iba a ser niño. Mats parecía un niño pequeño, me abrazaba, ponía la oreja en mi pequeña tripa.

- No se va a oír nada, solo estoy de tres meses, tampoco va a dar patadas aún, se está formado, es muy pequeño, ya lo dijo el ginecólogo.- dije riendo.

- Pero estoy tan ilusionado.- dijo él.- ¿Te duele la espalda?- preguntó él.

- No, estoy bien, solo quiero algo de agua.- dije y al instante Mats corrió a la cocina a por el agua.

- No me voy a morir, no estoy inválida, puedo hacer cosas, moverme, saltar, bailar, gritar, el bebé estará bien.- dije.

- No quiero perderlo.- dijo él.

- No vamos a perderlo, estamos teniendo cuidado.- dije.- Hacemos todo lo que el ginecólogo dice, está perfecto ahí dentro.

- Tengo miedo de ser mal padre.- dijo él apenado.

- Serás un padre estupendo. Yo si que seré desastrosa.- dije.

- No, no, serás fantástica. Ya le estás cuidando y está ahí dentro, cuando salga serás aún mejor.- dijo él y me besó. Un beso tierno.

Sonreí.

- Tenemos que pensar un nombre.- dije.

- Yo he pensado que podría llevar mi segundo nombre, Julian.- dijo Mats.

- Julian, que la pronunciación sería  yulian - dije.

- Sí, a mi me gusta ese nombre.- dijo él.

- Está bonito, podría llamarse así.- dije.

- Venga, va, Julian es muy bonito, Laia.- dijo Mats poniendo carita de pena.

Reí.

- Vale, Julian.- dije sonriendo.

Él me abrazó.

Empecé a notar como me faltaba algo de aire. Era uno de los síntomas del segundo trimestre del embarazo.

- Mats ya notó otro síntoma, me cuesta respirar.- dije.- Pero tranquilo respiro pero es molesto no llenar enteros los pulmones.- dije.

Mats se empeñó en llevarme al hospital de urgencia, allí me dijeron que era normal, que por si acaso tener una mascarilla para darme aire si iba a más y ya está. Abanicarme para que me llegase más aire y que me acostumbraría.

Pasó el segundo trimestre del embarazo, tenía pequeños dolores en el abdomen pero son unas pequeñas contracciones que tu cuerpo produce para que te vayas acostumbrando. Algo así me han explicado. Y en este segundo trimestre también venían los padres de Mats, Alice para quedarse conmigo, mis padres y mi hermana con mi cuñado. También el hermano de Mats, todos muy pendientes de mi. Me salieron algunas estrías de color rojo, son las estrías que dándote varios productos durante el embarazo y después se quitan, si saliesen blancas se pueden disimular pero no se pueden quitar, pero se disimulan y parece que ya no tienes. Me salieron algunas manchas en la piel pero que con varias cremas se disimulaban y después del embarazo me dijeron que desaparecían. Por suerte no tuve acné ni sudor excesivo, pero si calor.  

Le pedí a Mats que bajase la calefacción de la casa y él se arropó con varias mantas.

- No hace tanto frío.- dije.

- Tú que tus hormonas andan revolucionadas y tienes algo de calor.- dijo él arropándose con una manta.

Reí.


En este segundo trimestre me creció mucho el pelo y se veía más fuerte y sano. Me salió la línea oscura en la tripa denominada “línea nigra” Es la línea que te sale durante el embarazo. Tuve acidez, pero tenía que comer. Los pechos los tenía sensibles, mayor flujo sanguíneo en el área vaginal, en fin, que me dieron ganas de tirarme a Mats, pero él me rechazaba. No lo hacía porque no me desease, era porque él no quería hacer nada conmigo durante el embarazo porque no quería dañar al bebé o que yo me fuese a sentir mal luego por haberlo hecho. No había ningún inconveniente porque mi embarazo no estaba en riesgo, no podía hacerle nada al bebé, pero Mats dijo que no y lo acepté. Tuve algunos mareos leves, pero nada preocupante. Las encías sensibles, congestión en la nariz, en fin, tuve tantos síntomas pero seguí con mi trabajo. Mats seguía viajando, entrenando, compitiendo, pero siempre yo como su principal preocupación al igual que nuestro bebé. En el trabajo decidieron darme la baja a los 6 meses para que el último trimestre lo enfrentase con tranquilidad, sin riesgos ni nada por el estilo.