sábado, 25 de enero de 2014

                     
                     
                   Te haré perder el control            

                                         Capítulo 20 

*Finaaal de la novela. Espero que os haya gustado. Graaacias por leerla, os quiero <3 Gracias por acompañarme en este pequeño viaje entre la historia de Mireia y Jordi. Comentar lo que os pareció de la novela. Si os gusto mucho esto, si lo otro no. Bueno, todas esas cosas. Y gracias de nuevo.*

Narra Jordi:

Amo cuando Mireia me mira con cara de pena. Entonces, en ese momento se que ella no se puede resistir a mi y que lo que más desea es el contacto de mis labios con los suyos.

Varias veces ella me ha hablado del hambre que siente de mis besos, yo también tengo ese mismo hambre. Es un hambre incontrolable, algo insaciable, siempre quieres más y más besos.

La Nochevieja la íbamos a pasar en casa de mis padres, Miguel y María José y junto con mi hermano, David y su novia, Alba. También, venían los padres de Mireia, su hermano y su cuñada.

Tras la cena, llegaban las campanadas, todos estábamos atentos. Y nuevo año, 2014.

- Brindo por un 2014 lleno de amor, salud, amistad, etc. En este 2014 espero que mi club y yo ganemos varios títulos, que a todos vosotros os vaya bien, sobre todo a ti Mireia en tus competiciones y brindo para que muchos años más Mireia y yo disfrutemos de nuestro amor. Y bueno, también que David, Alba, mis padres, mis suegros y mi cuñado y cuñada sigan disfrutando de su amor. ¡Feliz 2014!- dije.

- ¡Feliz 2014!- dijeron todos al unísono.

Y besé a Mireia como nunca antes lo había hecho. La besé deseando tener un futuro con ella, la besé sabiendo que era mía y que quería que siguiese siendo mía durante mucho tiempo, es lo que más deseaba.

Narra Mireia:

Yo era de Jordi y Jordi era mío. Tal para cual. Nos amábamos mutuamente, era uno de esos amores que se vuelven adictivos, que es tu droga, sí, exactamente, Jordi era mi droga, mi perfecta y única droga en mi vida. Y yo seguro que también era su perfecta y única droga en su vida. Los dos juntos nos complementábamos, mucha gente nos lo había dicho ya, estábamos echos el uno para el otro. Él con su gracia, sus tonterías, sus malas formas para picarme, su atrevimiento, su seguridad, etc. Y yo con mi inseguridad, mi tímidez, mis formas para tratarle de una manera especial, mi forma alocada de ser en confianza, todas estas cosas hacen que nos complementemos.

Pasaron varios años. Yo tenía 28 años y Jordi tenía 29 años. Yo seguía con mi carrera de nadadora y él, seguía con su carrera en el Barça. Todo parecía como hace 5 años atrás, exceptuando una cosa. Jordi y yo nos íbamos a casar. Él me lo propuso. Yo no tenía ni idea. Yo hablaba con mi cuñada de que cuando me lo pediría, pero a él no le dije nada y mi cuñada hizo de chivata ahí. Sí, me rio porque hizo de chivata, pero gracias a ella, yo voy a cumplir mi sueño, me voy a casar con el hombre de mi vida.

- Estás preciosa, ese vestido es tu vestido, es el vestido que andabas buscando, aquel que te desesperaba no encontrarlo y llegabas a casa toda cabreada, pero lo has encontrado y ahora más que nunca estás preciosa.- dijo Jordi susurrándome al oído cuando yo llegaba al altar junto con mi padre.

Mis amigas: Celia y Paula con mi prima y las dos primas de Jordi eran las damas de honor. También Alba, la mujer del hermano de Jordi y Ana, mi cuñada. Mi padre era el padrino. La madre de Jordi era la madrina. También, estaban presentes mi madre, el padre de Jordi, el hermano de Jordi y mi sobrina Sara que era la niñita más bonita que he visto en la vida. Morena con los ojos azules, era clavada a mi hermano, era su viva imagen. Ella era la que llevaba los anillos. Mi cuñada estaba otra vez embarazada, pero esta vez de un niño. Alba  también estaba embarazada, pero del primer niño de la pareja, ellos ya estaban casados. Estaban los compañeros de Jordi del club, tanto retirados como activos, Xavi, oh, Xavi gracias por unirnos, te debo tanto mejor amigo, también Víctor, Pedro, Leo, Sergio, Marc, etc. Todos con sus respectivas parejas. También algunos compañeros que ha tenido en la Selección como David, Iker, Fernando Torres, Llorente, Javi Martínez, etc. También con sus respectivas parejas. Los que tenían hijos también los acompañaban. Estaban nuestras dos familias, mis compañeros de natación… Era la boda perfecta, con el hombre perfecto.

- Tía, estás preciosa.- dijo Sara cuando ya estábamos en el banquete.

- Tú si que estás preciosa. Eres la niña más bonita que he visto en mi vida.- le dije dándole un abrazo.

Sara tenía 5 años, pero era una niña muy inteligente.

Un año después, me retiré de la natación porque ya no me sentía fuerte para competir. Había conseguido muchas cosas. Había hecho que la natación en España fuese algo importante y les había dado a nadadores más oportunidades de las que yo tuve en su día para llegar a la natación. Jordi seguía compitiendo, su deseo era seguir hasta los 37 o 38 años, eso sí, si se encontraba bien.

Jordi entró a casa. Estábamos viviendo en Barcelona, bueno, en realidad en L’Hospitalet en un casa mediana, ninguno de los quería algo grande y queríamos vivir en un pueblo porque Barcelona, una ciudad para nuestros hijos no iba a ser bueno. Y ahora llegaba el momento más importante de mi vida. Iba a tener un bebé y tenía que decírselo a Jordi, pero no sabía cómo.

- ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar nadando?-preguntó Jordi. A pesar de haberme retirado, yo seguía nadando, era mi pasión y no podía dejarlo.

- Lo haría Jordi, iría a nadar, me esforzaría, pero eso haría que perdiese el bebé que llevo dentro, que es fruto de nuestro amor.- respondí sonriendo de oreja a oreja.

Jordi solo pudo abrir la boca y venir a abrazarme. Unos segundos después, logró decir:

- ¡Eso es fantástico, Mireia! ¡Vamos a ser padres!- gritó entusiasmado Jordi.

Parecía un niño con un juguete nuevo. Yo siempre he querido tener hijos, pero tenía algo de miedo. Pero ahí estaba Jordi, apoyándome, calmando mis pesadillas y que con los años fueron pasando, quedaron en olvido. Y después de intentarlo varias veces, me quedé embarazada. Jordi siempre ha querido ser padre y por fin, lo va a ser y está muy feliz, al igual que yo.

Me besó y después, besó mi vientre, donde estaba situado nuestro bebé. Unos meses después nos dijeron que iba a ser niño y más tarde nació. Era idéntico a Jordi, era su viva imagen.

- Eh, a ver mirad a la cámara.- dije.

- Mira a mamá, Marc.- dijo Jordi señalando la cámara.

- Sergio, haznos una foto con la copa a Jordi, a mi y al pequeño Marc, por favor.- dije y me acerqué a Jordi y me senté en el suelo del Camp Nou con mis dos amores. El Barça había ganado la Liga y lo estábamos celebrando.

Y dos años más tarde tuvimos a una niñita, Vanesa, era clavada a mi. Era mi viva imagen. Rubita con mis ojos azules y Jordi la quería como si fuese su princesa, así como yo lo había sido y como aún lo sigo siendo.








                                       












   

viernes, 24 de enero de 2014



                  Te haré perder el control

                                                      Capítulo 19 

*Penúltimo capítulo, mañana subo el final. Espero que os esté gustando.*

Por la mañana decidimos dormir porque por la noche nos acostamos tarde, en la comida nos volvimos a inflar por ser el día de Navidad y por la tarde, fuimos a la Isla Ellis. Es una isla realmente bonita. Hace muchos años, fue la entrada de muchos inmigrantes a EEUU y por ello, allí, se encuentra el Museo de la Inmigración que lo fuimos a visitar. Paseamos por la isla y estuvimos allí durante toda la tarde.

Me desperté y tenía una nota en la mesilla:

Nos vemos en Central Park. Te quiere, Jordi. 

Me levanté de un salto de la cama y corrí a vestirme. Salí, literalmente, corriendo del hotel, cogí un taxi que me llevó a Central Park. Caminé varios metros y entonces, le divisé. Su figura fornida, su sonrisa deslumbrante al verme, su pelo moreno, corto y liso, ahora algo más claro de lo normal debido a la luz del sol. Esta mañana al despertar y sentir que no estaba conmigo, me puse algo triste, pero al leer la nota que había en la mesilla supe perfectamente que tenía una sorpresa para mi. Algo que me iba a gustar demasiado y que él no podía esperar para prepararlo.

- ¿Qué tal amaneciste hoy?- preguntó Jordi rodeándome con su fuerte brazo y comenzando a caminar los dos juntos.

- Bien, pero sin ti no es lo mismo.- respondí guiñando un ojo.

- ¿A dónde vamos?- pregunté.

- A donde nos lleve la vida.- contestó riendo. - No, ahora en serio. Vamos a dar un paseo y después, comeremos en lo alto de La Estatua de La Libertad.- respondió al fin Jordi.

Sus manos me acariciaron lentamente y su boca se adueñó de la mía.

- Esto… es espectacular. Ya es la segunda vez que venimos aquí y sigo sin tener palabras para describir lo que siento en este momento.- dije temblando.

Jordi al notar que estaba temblando, me agarró fuertemente.

- Amo cuando estás nerviosa y más cuando es por mi culpa.- dijo mirándome fijamente a los ojos mientras sonreía.

Su sonrisa, su dulce y tierna sonrisa que provoca la mía. Por un momento pensé: Oh, Jordi, deja de ser tan tierno y adorable. ¿Pero por qué tenía que dejar de serlo? En realidad, me encanta que él sea así.

- ¿Qué tal el viaje?- preguntó mi amiga Celia.

- ¡Ya casi no quedamos, Mireia! Ese chico te está apartando de nuestro lado, eh.- dijo Paula riendo, ella siempre tan divertida.

- A ver, poco a poco. Lo he pasado genial, como siempre lo paso con Jordi. Y a lo de quedar, sí, Jordi me quita tiempo de estar con vosotras, pero prometo que quedaremos más veces.- dije.

Y las tres nos fundimos en un abrazo.

- Promete que nos le presentarás.- dijo Paula.

- Claro que sí, cuando crea que no le vais a acribillar a preguntas ni que le vais a asustar.- dije.

- ¿Nosotras? ¡Qué va!- dijo Celia.

- Sí, claro. Como si no os conociese ya…- dije.

- Tranquila, no le vamos a asustar, lo prometo.- dijo Celia.

- Es cierto, preséntanosle.- dijo Paula.

- Cuando sea el momento adecuado os lo presentaré.- dije

- ¿Qué tal con tus amigas? ¿Celia y Paula dijiste que se llamaban?- preguntó Jordi sacando un refresco de la nevera.

- Bien, quieren conocerte, pero son algo alocadas y bueno, cuando sea el momento os presentaré. Sí, se llaman Celia y Paula.- dije sonriente.

- Bueno, como si no estuviese acostumbrado a gente alocada.- dijo Jordi.

- ¿Te refieres a tus fans?- pregunté.

- No, ellas no son tan alocadas como tú bailando.- respondió él.

Me sonrojé. Tenía razón, cuando me ponía a bailar, no podía parar y el baile siempre acababa sacando mi lado más divertido y alocado.

- Bueno, si yo hablase… Cuando te da por volverte loco, te da fuerte.- dije.

Jordi soltó una carcajada y unos segundos después dijo:

- Pero dicen que las personas locas son las mejores personas.

En eso también tenía razón, pero no quise dársela. Odiaba darle la razón a Jordi, aunque él ya sabía que cuando yo callaba era que él tenía razón.

- El que calla, otorga.- dijo Jordi.

- Basta ya de intentar picarme.- dije.

- Me encanta y a ti en el fondo, te gusta.- dijo Jordi.

Su manera de moverse, su boca articulando cada palabra, su cuerpo intentando provocarme, intentando irritarme y molestarme. Él. Solo él y su forma de saber molestarme, pero que a la vez me encanta tanto. Su manera irresistible de mirarme y de fruncir los labios ligeramente dando a entender que quiere un beso y de que no va a rendirse. Y como yo no puedo resistirme, dejo que me bese todas las veces que él quiere, me dejo vencer, me rindo ante sus encantos, me rindo frente a la manera en la que sus ojos me miran, frente a su boca que quiere atrapar la mía.

jueves, 23 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                            Capítulo 18 

Narra Mireia:

Hoy me iba de viaje y ayer lo único que hablé con Jordi fue:

Ten un gran viaje y gana muchas medallas. Da todo de ti. Te quiero.

Gracias. Te quiero.

Es el único mensaje que recibí y el único que envié yo. Me gustó, pero me supo a poco. Pero no pudimos vernos porque los dos estábamos liados, yo con la preparación del viaje y él con sus entrenamientos, quería sentirse bien físicamente y mentalmente para poder disputar un partido completo y sin sentir ninguna molestia.

Día 20 de Diciembre: Mireia nadó la prueba de los 400 metros estilos y la ganó. También, queda primera en la prueba de los 400 metros libres.

Día 21: Mireia nadó la prueba de los 800 metros libres y la ganó. También, quedó primera en la prueba de los 200 metros mariposa. Empató EEUU y Europa, se hizo un desempate en el cual ganó EEUU y perdió Europa, pero Mireia fue elegida la mejor nadadora del Duel in the pool.

- ¡Por fin podemos estar mucho tiempo juntos sin que nada nos interrumpa!- exclamó Jordi estrechándome entre sus brazos. - Además, estoy muy orgulloso de todo lo que has conseguido este año y por supuesto, te quiero.

- ¿Es hora de retomar nuestro viaje a Nueva York?- pregunté.

- Acertaste, pequeña.- dijo dándome un tierno beso en la mejilla.

- ¿Cuándo nos iremos?- pregunté.

- Mañana, por la mañana. Tenemos que aprovechar estos días.- dijo él.

- ¿Entonces vamos a pasar las navidades en Nueva York, nosotros dos solos?- pronuncié incrédula.

- Lo único que nos acompañará será nuestro amor.- dijo Jordi.

Y sus últimas palabras provocaron que mis lágrimas saliesen al exterior. Enseguida, él las notó y las atrapó, no dejó salir ni una más.

Cogimos el vuelo a las 7 de la mañana, tardamos 8 horas en llegar y debido a las 6 horas de diferencia que hay entre Barcelona y Nueva York, llegamos allí a las 9 de la mañana.

Otra vez en Nueva York. Dos veces en el mismo mes. Esto es increíble.

- Lo primero que vamos a hacer es ir al metropolitano de Arte.- dijo Jordi agarrándome de la mano y haciéndome caminar porque yo estaba tan impactada que no podía ni moverme.

En el metropolitano de Arte vimos varias exposiciones y colecciones de Arte. Todo era muy bonito. No podía dejar de mirar nada. Todo te atraía porque todo era deslumbrante.

- Tengo hambre, Jordi.- dije.

- ¿De qué? ¿De mis besos?- preguntó él entre risas.

- No, hambre de una buena parrillada.- contesté riéndome.

- ¿Entonces repetimos lugar?- preguntó él.

- ¡Por supuesto!- respondí.

Así que nos dirigimos al Club A Steakhouse y pedimos lo mismo que la otra vez: salmón ahumado y ensalada para los dos, parrillada para compartir y dos helados, el mío esta vez de fresa y el suyo, como la otra vez, de vainilla.

Por la tarde, fuimos al Rockefeller. Un centro comercial, bueno en realidad son 19 edificios y todos son centros comerciales. Había de todo en ellos desde tiendas como en cualquier centro comercial hasta colecciones y exposiciones de todo tipo. También, había algún que otro evento. Aprovechamos para comprar las cosas que necesitábamos y regalos para la familia.

- No me puedo creer todo esto. El viaje, el hotel, los sitios en los cuales hemos estado hasta ahora. ¿De verdad que no estoy soñando?- pregunté.

- ¿La otra vez estabas soñando? No, ¿verdad? Entonces esta vez tampoco estás soñando.- dijo Jordi.

Le besé con pasión y esa pasión nos inundó tanto a los dos que acabamos perdiéndonos entre las sábanas.

- ¡Vamos, arriba!- gritó Jordi.

- ¡Cállate o te tiraré algo a la cabeza!- grité, intenté no reírme.

- Eh, ¿y esos ánimos?- preguntó.

No pude evitar reírme.

- Tonto, es broma. ¿Cómo te voy a tirar yo algo a la cabeza? Con lo que yo te quiero y con lo agradecida que estoy por todo lo que haces por mi.- respondí.

- ¿Cómo lo de ayer?- preguntó Jordi.

- ¿Lo de por la mañana, tarde o noche?- pregunté.

- Todo, pero especialmente por la noche.- contestó él.

- Puede que sí, puede que no que este agradecida por ese tipo de cosas.- dije.

- Vamos que es que sí, te gusta lo que hacemos por las noches.- dijo él.

No pude evitar reírme.

- Bueno, ¿dónde vamos?- pregunté curiosa.

- Al zoo, sí, al zoo del Bronx.- respondió.

- ¡Me encantan los animales!- grité entusiasmada.

Pasamos una gran mañana en el zoo. Después fuimos a comer y Jordi, por la tarde me llevó al Jardín Botánico. Este día se puede decir que se lo dedicamos a la naturaleza.

Por la noche, nos dimos un festín de comida en el hotel ya que era Nochebuena. Y acabamos bailando.

miércoles, 22 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                                         Capítulo 17

*El final se acerca, el capítulo 20 es el último capítulo.*

- Mireia si quieres irte a casa, puedes. No quiero presionarte y tampoco es plan que todos los días estemos juntos en una misma casa y durmiendo juntos.- dije.

- Jordi no me presionas. Estoy bien contigo, hoy he accedido, otro día ya veremos. Me gusta dormir contigo porque calmas mis pesadillas y yo también, logró calmar las tuyas aunque no soy consciente. Pero a veces, quiero dormir sola. No se si lo comprendes.- dijo ella.

- Claro que lo comprendo, pequeña.- dije acariciando su mejilla suavemente.

Narra Mireia:

Cada palabra pronunciada por su boca sonaba diferente que en cualquier otra persona y si me decía princesa o pequeña me volvía loca, sí, me desestabilizaba y me hacía amarle de una manera desenfrenada.

Hace unos días ha sido nuestro aniversario y por eso Jordi me ha llevado a Nueva York, él mismo me dijo que por cada aniversario haríamos algo diferente. Ya llevamos un mes, bueno, ahora unos días más y realmente el primer aniversario me ha fascinado. Ha puesto el listón muy alto para llevar tan solo un mes, tengo ya ganas de saber que es lo que haremos para el siguiente aniversario.

- Te quiero.- le susurré a Jordi en el oído y me dormí. Me dormí sabiendo que tenía a una persona especial que me cuidaría siempre a pesar de todo.

- Bueno, Ana, ¿qué tal va todo?- le pregunté a mi cuñada. Había quedado con ella para tomar algo en una cafetería. Hacía tiempo que no la veía.

- Todo bien. Tu hermano ha encontrado trabajo en una cafetería y le pagan bien. Además, yo sigo con mi trabajo en la empresa así que no nos podemos quejar. Y tenemos que dar una feliz noticia esta noche en la cena familiar.- dijo Ana.

- Yo os tengo que presentar a alguien formalmente.- dije.

Después de estar con mi cuñada, me fui a ver a Jordi, tenía que decirle varias cosas.

- Hola, Mireia.- dijo Jordi cuando abrió la puerta y me besó dulcemente.

- Hola, tengo varias noticias que darte.- dije.

- Adelante.- dijo él.

- Te dije que te presentaría a mi familia formalmente y no lo hice… Así que este es el momento, nos vamos a reunir esta noche en casa de mis padres para una cena familiar sobre las 21:00 horas y mi hermano y mi cuñada tienen otra buena noticia que darnos.- dije entusiasmada.

- ¡Qué bien! Bueno, has dicho que traías varias noticias y que yo sepa esa solo es una.- dijo él.

- Oh, sí, que voy a ir a competir en el Duel in the pool y por ello, tengo que viajar ya que compito el día 20, así que el 19 me voy.- dije.

- Te voy a echar de menos aunque seguro que ya lo sabes.- dijo él besando mi frente.

- Yo también te voy a echar de menos.- dije.

Por la noche en la cena:

- Realmente elegiste bien. Un chico educado, amable, amoroso y es guapo.- me susurró Ana.

Simplemente sonreí.

- Bueno, tenemos que anunciar la feliz noticia.- dijo Xavi.

Se le notaba feliz. Así que sí, tiene que ser algo que le haga muy feliz. Algo que le entusiasme. Algo que le ilusione.

- Después de varios años de relación, Ana y yo vamos a tener un bebé.- dijo Xavi y algunas lágrimas rodaron por sus mejillas, Ana también lloró. Me giré para ver a mis padres y mi madre ocultó su rostro en el pecho de mi padre para que no la viésemos llorar, pero ya estábamos acostumbrados a verla llorar, ella era de lágrima fácil. A mi padre rara vez le vi llorar, pero hoy después de mucho tiempo le vi llorar de la emoción. Y no pude ser menos y acabé llorando y refugiándome en los brazos de Jordi.

- Oh, vamos, no se ha muerto nadie. Esto es una noticia feliz.- dijo Ana entre risas.

- Y por eso lloramos.- dije emocionada y corrí a darla un abrazo.

- Cuidado, no la abraces tan fuerte o aplastarás al pequeño o pequeña.- dijo Xavi apartándome un poco.

Todos reímos.

- Se ve que vas a ser un gran padre, ya has empezado a proteger a los dos.- dije abrazando a mi hermano.

- Bueno, hoy dormirás sola. Hoy tendrás tu espacio y creo que después de la feliz noticia, querrás saltar, llorar, etc y no creo que quieras hacerlo delante de mi.- dijo Jordi sonriente.

- Ojalá algún día tú y yo dentro de un tiempo también estemos tan felices porque vayamos a tener un bebé.- dije. Sí, lo solté de golpe, quería que supiese mi deseo de tener algún día hijos.

Narra Jordi:

Ella me había expresado ese deseo y no dejaría sin cumplirlo, pero claro, si seguíamos juntos en un futuro, el bebé lo tendríamos cuando ella ya estuviese retirada de la natación porque ella no quería interrumpir por nada del mundo su carrera, aunque la noticia de tener un bebé es algo maravilloso, pero ella me había dejado claro sus intenciones y yo las iba a respetar.

martes, 21 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                                      Capítulo 16. 

Dimos un paseo por la Quinta Avenida y Jordi me pagó todas las cosas que yo quise, de verdad que se estaba portando muy bien conmigo. ¡Y como no podía falta a las 8 de la tarde o así asistimos a un musical en un teatro situado en Broadway! Era uno nuevo que se estrenaba justo esa semana, el de Los Miserables. Jordi había apuntado bien lo que me gustaba, sí. A mi me gustó mucho la película de Los Miserables y ahora, ¡Jordi me traía a ver el musical ni más ni menos que a Broadway!

- Jordi, no creo que nos de tiempo a ver todo de Nueva York hoy.- dije apenada.

- Volveremos, te lo prometo. Ahora vamos, te tengo una última sorpresa.- dijo él animado.

Me daba pena no poder estar más tiempo en Nueva York y por no poder haberlo visto todo, pero estaba nerviosa por saber la sorpresa que Jordi me tenía preparada y por volver de nuevo. Todavía no me había ido y ya quería volver.

Narra Jordi:

Cuando llegamos a La Estatua de La Libertad y vi la cara que se le quedó a Mireia al ver que estábamos en lo alto y tenía una cena prepara para dos, fue maravilloso. Jamás la había visto tan contenta como hasta ahora y tan asombrada a la vez.

- Me encanta.- logró pronunciar ella en un susurro.

Y ahora sentía que nuestra relación no era un ‘tú y yo’, que ahora era un ‘nosotros.’

Narra Mireia:

Una cena en lo alto de La Estatua de La Libertad, para dos, romántica, tan sabrosa, con estas visitas. No sabía que decir ni que hacer. Estaba temblando y apenas podía coger el tenedor con comodidad. Jordi se dio cuenta y pronunció:

- Relájate y disfruta. Todo esto es por ti.

Yo solo pude asentir y sonreír.

Cuando estuvimos en Barcelona, corrí a llamar a mi familia para contarles todo, mis padres se alegraron mucho y mi hermano, pero me dijeron que tendría que haber avisado. Pero claro, me pilló tan de sopetón que no tuve tiempo de pensar si de verdad quería ir o no y accedí sin pensármelo y ahora no me arrepiento de haber ido. Ha sido una experiencia maravillosa.

Los días pasaban y ahora, Jordi estaba sumergido en su recuperación total. Ya tenía el alta médica, pero necesitaba volver a fortalecer sus músculos y yo estaba entrenando más debido a los dos días que perdí por haberme ido a Nueva York con él. Además, el día 12 tenía que competir.

Día 12 de Diciembre: Mireia se metió en la final de los 200 metros mariposa. También, se metió en la final de los 200 metros estilos. Las finales la nadó por la tarde. En la final de los 200 metros estilos quedó cuarta y en la final de los 200 metros mariposa quedó primera, campeona de Europa y récord de Europa.

Día 13 de Diciembre: Mireia nadó los 800 metros libres y consiguió el oro.

Día 14 de Diciembre: Mireia consiguió meterse en la final de los 400 metros libres. Y en la final, consigue el oro.

Día 15 de Diciembre: Mireia consigue meterse en la final de los 400 metros estilos con el mejor tiempo. Por la tarde, Mireia en la final de los 400 metros estilos consigue el oro y el récord del Campeonato. Y con este oro, Mireia consigue el póker de oros.

Mientras tanto Jordi seguía entrenando y ya había disputado algunos minutos con el Barça.

Narra Mireia:

Llevaba mucho tiempo que no veía a Jordi, desde que volvimos de nuestro viaje de Nueva York apenas nos vimos, tan solo hablábamos por Whatshapp porque los dos estábamos concentrados en nuestros trabajos y después, yo tuve que irme a competir. Así que decidí llamarle para ir al Parque Güell, la verdad es que ya había estado, pero fui tan pequeña que ni siquiera me acuerdo. Jordi acepto a ir, también hacía tiempo que no iba.

- Me alegré mucho cuando recibí tu llamada.- dijo Jordi mientras que contemplábamos el mar de Barcelona porque desde lo alto del Parque Güell se ve todo Barcelona y a lo lejos, al final del todo, está el mar. Es un sitio espectacular. Se podría decir que es de mis sitios favoritos de Barcelona.

- A mi me alegra volver a verte.- dije sonriendo.

- ¿Hoy vas a venir a dormir conmigo?- preguntó Jordi curioso.

- Hoy no Jordi, quiero descansar.- dije.

- Cuando tenga una pesadilla sobre perderte, despierte y no estés a mi lado, yo… Yo me volveré loco.- dijo Jordi.

- Ay, no me hagas esto. Venga, vale, pero solo dormir, quiero descansar, Jordi. Y que sea la última vez que me dices algo así, que se me parte el corazón de solo pensarlo.- dije y entonces, accedí a ir con él a dormir, pero solo eso, dormir.

Narra Jordi:

No quiero obligar a Mireia a hacer algo que ella no quiere. Tampoco quiero presionarla, pero si ella no duerme junto a mi y despierto en mitad de la noche teniendo una pesadilla de haberla perdido, me volveré loco si no la veo junto a mi.

lunes, 20 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                                      Capítulo 15 

Mireia empezó a revolverse en la cama, a gritar y sudar. Entonces, se despertó.

- Tranquila.- la susurré al oído. - Estás a salvo, conmigo.- la volví a susurrar.

Ella se secó el sudor de la frente y se abrazó fuertemente a mi.

- ¿Otra vez te estabas ahogando?- pregunté en un tono de voz bajo, tanto, que creí que no me había escuchado.

- No.- logró pronunciar ella temblando, su voz también temblaba. - Esta vez soñé que te perdía.- pronunció susurrando.

- Estoy aquí, si nos mantenemos unidos nada nos pasará.- la susurré en el oído logrando calmarla.

- Beberé algo de agua y subiré de nuevo para acostarme. Ahora vuelvo.- dijo Mireia.

Narra Mireia:

Bajé a beber agua.

Mi pesadilla había sido completamente espeluznante. Yo estaba entre las llamas, a mi no me pasaba nada, parecía inmune al fuego, entonces escuché gritos, corrí y vi a Jordi quemándose, sufriendo, dolorido, siendo quemado por las llamas, como yo no me estaba quemando, todo lo estaba sufriendo él, intenté llegar hasta él, pero cuanto más corría, más se alejaba Jordi así que me di por vencida y me tapé los ojos e intenté zafarme de los pensamientos de mi mente, de la imagen de Jordi quemándose, de la imagen más horrorosa del mundo, le estaba perdiendo y no quería eso, no podía soportarlo más. Y justo, cuando me di cuenta de que lo estaba perdiendo, cuando grité en mis sueños que no le quería perder, me desperté temblando, sudando, paralizada de terror y es ahí, justo cuando le vi y me calmé, él me estaba observando y seguro que no se podía dormir, cuando me habló, cuando me susurró todo pasó y me di cuenta de que solo había sido una pesadilla, todo eso ahora mismo estaba muy lejos. Ahora mismo los dos estábamos bien y seguíamos amándonos.

Cuando subí, le dije a Jordi:

- Jordi, la verdad, es que no se muy bien porque tengo esas pesadillas, solo se que cuando las cosas van bien, siento que no puede ser así y que todo va a ser malo, que va a ir empeorando y es ahí, justo, en ese momento cuando tengo las pesadillas. No puedo evitarlo.

- Pero son simples pesadillas, no se van a hacer realidad. Yo también siento miedo y cuando siento que las cosas van bien, creo que irán mal y me ocurren las pesadillas.- dijo él.

Sus palabras me calmaron. Él sentía lo mismo.

Y mientras me dormía, pensé: algún día quiero mirarme al espejo y verme como una novia, vestida con un vestido elegante y blanco y con todas esas cosas que llevan las novias. Sentir ese cosquilleo en mi barriga, esos nervios a flor de piel, sentirme feliz, ilusionada, que mi padre me lleve al altar donde me reuniré con mi futuro marido que quiero que sea Jordi, que me diga que estoy preciosa, deslumbrante, radiante, que me ama ahora más que nunca, que nunca me imaginó así, que me imaginó de otra forma, que le he sorprendido, quiero ver a mi padre y a mi madre llorar porque me hago mayor, porque su niñita se va a casar, quiero que mi hermano me abrace y me transmita todo ese cariño que ha tenido guardado todos estos años para mi, quiero ver a mis amigas y a mis primas siendo mis damas de honor, a algún pequeño de la familia llevándome los anillos, quiero vivir este sueño que tengo desde pequeñita y lo quiero vivir con Jordi. Salimos desde hace poco, pero yo le quiero y le conozco como si fuese de toda la vida y estoy decidida a sufrir con él lo que sea y a vivir momentos como el de una boda con él.

Narra Jordi:

- Duerme, pequeña. Todo va a estar bien.- la susurré al oído y pasados unos minutos ya estaba descansado sobre mi pecho. Tenerla durmiendo en mi pecho, me relajaba y mirándola me quedé dormido.

- Buenos días, pequeña. ¡Nos vamos a Nueva York!- le dije a Mireia.

- ¿Qué? Jordi tengo que ir a entrenar.- dijo ella.

- Hablé con Fred y le convencí para ir hoy, estar allí y volver mañana así que el día 7 podrás estar entrenando y a mi el club me ha dejado esos dos días libre también.- dije sonriente.

Mireia se quedó sorprendida. No se lo podía creer. No pronunció palabra, de echo, lo único que pudo hacer fue abrazarme fuertemente.

- Ya están las maletas hechas y todo listo. Solo vístete y nos vamos. Tardaremos 8 horas y unos 30 minutos y si cogemos el vuelo que hay dentro de 2 horas, es decir, a las 6 de la mañana llegaremos allí a las 9 de la mañana y podremos aprovechar todo el día.- dije entusiasmado.

Mireia siguió abrazándome y me dio un dulce beso.

Y así fue, llegamos a Nueva York a las 9 de la mañana. Y lo primero que hicimos fue ir a la pista de hielo que hay en Times Square.

- Hey, nadie me dijo que patinabas tan bien.- dijo Mireia riéndose.

- ¡No te rías de mi! Se que te gusta patinar, te traigo a un lugar romántico a patinar y yo sin saber patinar. Encima de que lo hice por ti y te ríes de mi.- dije molesto.

Mireia se acercó y me susurró al oído:

- Pobrecillo mi niño

Y me besó. Me besó despacio, suave, los pequeños copos que caían en Nueva York sobre la pista y las luces que iluminaban tenuemente la pista de hielo y el pelo de Mireia que se veía más rubio de lo normal, hizo ese beso más especial, ese ambiente romántico produjo que el beso pareciese más especial de lo que ya era.

Pasamos la mañana patinando y ya era hora de comer. Así que fuimos al restaurante Club A Steakhouse.

- ¿Qué te gustaría tomar?- pregunté.

- De primero salmón ahumado con un poco de ensalada, de segundo podríamos pedir una parrillada mixta para los dos y de postre un helado de chocolate.- dijo Mireia relamiéndose.

- Bueno, una vez es una vez, yo pediré algo de ensalada, compartimos la parrillada y un helado de vainilla.- dije y después, se lo pedí al camarero.

Salimos del restaurante y fuimos a Central Park, ahora que estaba nevado y con la luz del atardecer, esa luz naranja que se reflejaba en los copos de nieve, esa luz naranja apagada que le daba a Mireia un toque de elegancia, hacia su risa más bonita de lo normal.

Ella comenzó a tararear una canción, decía así:

‘I need your love. I need your time. When everything’s wrong you make me right. I feel so high. I come alive. I need to be free with you tonight. I need your love.’

- ¿Qué cantas?- le pregunté, aunque sabía perfectamente que canción cantaba. Cantaba I need your love de Calvin Harris y Ellie Goulding.

-  I need your love de Calvin y Ellie.- contestó ella con las mejillas tornándose de color rojo.

- ¿Para quién la cantabas?- dije mientras me acerqué a ella. Ella no se dio cuenta ya que estaba mirando al suelo algo avergonzada y la rodeé con mi brazo. Ella no se lo esperaba y se sobresaltó.

- A ti.- dijo ella con un hilo de voz y con las mejillas enrojecidas tanto por el frío y por la vergüenza.

Besé su mejilla y susurré:

- Es lo más bonito que he oído que salía de tu boca hasta ahora.- dijo Jordi.

Mireia se giró y me miró fijamente a los ojos. Parecía que se había vuelto a perder en ellos. Los copos caían sobre nosotros y se acumulaban en la punta de la nariz de ella. Parecían molestarla porque cada dos por tres se los intentaba apartar. Así que con mi manga de la sudadera se los aparté en un gesto de dulzura que ella notó y no pudo evitar sonreír.

Narra Mireia:

Ese simple gesto de Jordi me hizo sonreír como una niña pequeña que tenía una muñeca nueva. Él me había dado una gran sorpresa con este viaje a Nueva York, nunca nadie se había esforzado tanto en hacerme feliz, pero Jordi realmente se estaba esforzando en hacerme feliz y se lo agradecía.

- Vamos, todavía no ha acabado el día.- dijo Jordi.

Fuimos al Empire State. Desde él se veía todo Nueva York y yo como amante de la fotografía, mi cámara me había acompañado durante todo este tiempo y tenía un montón de fotos en ella. Y no podía irme sin hacer ninguna al Empire State ni a las vistas que tenía ahora mismo.

domingo, 19 de enero de 2014


                  Te haré perder el control
                                                           
                                      Capítulo 14 

Llegué a casa, eran las 19:00 de la tarde y había comido en las instalaciones de donde entrenaba. Jordi me esperaba en casa.

- Hola, Jordi. He estado entrenando hasta más tarde porque he llegado tarde por la mañana.- dije.

- Ya lo sé. Cuando salí de casa, todavía estabas aquí, pero no quise despertarte, parecías tan inocente durmiendo.- dijo él.

Le conté sobre mi pelea con Fred.

- ¿Todo arreglado?- preguntó Jordi.

- Sí.- contesté.

Él me habló sobre su entrenamiento.

Y en ese mismo momento, en ese preciso momento, me di cuenta de lo que quiero provocar en él y sí, quiero provocar pasión, pasión desenfrenada, esa pasión que no se detiene ni soltando el acelerador.

- ¿En qué piensas?- preguntó Jordi.

- Miraba tus ojos y me perdí en ellos y bueno, pensé en la reacción que quiero provocar en ti.- respondí.

- ¿Y qué quieres provocar en mi?- preguntó él.

- Pasión, pasión desenfrenada, esa pasión que no se detiene ni soltando el acelerador.- contesté provocativa sentándome en sus piernas.

Él me agarró por la cintura y me levantó con sus fuertes brazos, enredé mis piernas en su cintura y mis manos en su cabello. Besó mi cuello despacio, pero con pasión. Yo cerré mis ojos y me contuve para no gritar. Él se apartó de mi cuello y le oí pronunciar:

- ¿Quieres pasión?- preguntó.

Yo moví mi cabeza de arriba a abajo delicadamente.

Él me agarró con más fuerza y empezó a andar hacia la habitación mientras besaba mi cuello. Me dejó encima de la cama y allí, entre la pasión desenfrenada y la dulzura nos perdimos.

- ¿Pero es verdad eso de que solo me quieres por el sexo?- preguntó Jordi.

Yo no pude evitar reírme.

- ¿Quién te dijo esa tontería?- pregunté.

- Tus palabras, las que dijiste antes.- respondió Jordi.

- Jordi, ¿cómo has interpretado esas palabras?- pregunté seria sentándome en la cama.

- De que solo estás conmigo por el sexo.- contestó él.

- ¿Y no te sentiste ofendido y te acuestas conmigo?- pregunté molesta.

- Yo… Em.-  intentó contestar Jordi, él no sabía que contestar porque noto mi tono de voz molesto.

- Jordi, a ver, lo que dije es porque quiero provocar algo en ti que no solo sea besitos y caramelitos, yo quiero provocar en ti pasión, volverte loco, pero no solo estoy contigo por lo que haces en la cama.- respondí con una sonrisa pícara por lo último que dije.

- Claro que me vuelves loco, princesa.- dijo él para después besarme.

- ¿Por qué decidiste decirme que sí cuando te propuse que fueras mi novia?- preguntó Jordi al cabo de un rato.

- Porque yo me sentía vacía, sentía frío y tuve que recurrir al calor de tus brazos y de tus besos. Tenía hambre, pero era hambre de tus besos.- respondí.

Jordi fue a decir algo, pero puse el dedo índice sobre sus labios y le besé.

Apoyé mi frente sobre la suya, nos quedamos mirándonos durante unos minutos y yo logré pronunciar con voz temblorosa:

- Cada vez que estoy lejos de ti, cuando tengo que competir, cuando no estás para calmar mis pesadillas, cuando no estás para besarme, para abrazarme, para quererme, cuando no estoy junto a ti, todas esas veces siento que mi vida se va, que me caigo por un precipicio y me ahogo intentando agarrarme a las rocas resbaladizas. Es irónico, ¿no? Soy nadadora, estoy todo el día en contacto con el agua, pero aun así, sueño que me muero en ella.

Jordi me acarició el pelo mientras me daba ligeros besos en mi cabeza.

- Tranquila, pequeña, yo siempre estaré aquí para ti, cuando estemos lejos, cuando la distancia nos esté separando quiero que lleves esto.- dijo Jordi quitándose un collar con un ancla. Continúo hablando:

Este collar me lo dio mi abuelo, yo también tenía miedo, me sentía solo, asustado y por eso me lo dio, para que me sintiese protegido.- dijo Jordi.

- Jordi es una cosa muy personal, es algo entre tu abuelo y tú, no puedes dármelo.- dije.

- Claro que sí, antes yo me sentía protegido con ello y ahora, yo quiero que tú te sientas protegida al igual que yo lo hacía. Así que ahora es todo tuyo.- dijo Jordi sonriente.

Me puso el collar e instintivamente besé el collar y después, besé a Jordi.

Me quedé dormida sobre su pecho, sintiendo su respiración, oliendo su dulce aroma, oyendo cada pálpito de su corazón.

Narra Jordi:

Verla dormir era una de las maravillas de este mundo. Verla entre mis brazos, protegida por mi y amada por mi, era lo único que me calmaba cuando despertaba de una pesadilla en la cual creía haberla perdido.

sábado, 18 de enero de 2014


                  Te haré perder el control

                                                   Capítulo 13 

*Quiero aclarar que yo no tengo nada en contra de Fred, es más le adoro por haber echo que Mireia consiga todo lo que ha conseguido, espero que a raíz de este capítulo no se creen ya los comentarios de que odio a Fred y no se que royos porque no es así, adoro a Fred, le quiero un montón. La idea de las pesadillas es de la trilogía de Los Juegos del Hambre para los que la hayáis leído. Disfrutad del capi*

Narra Mireia:

Cuando llegué al aeropuerto, Jordi no me estaba esperando. Así que me puse un poco triste… ¡Pero al llegar a casa toda la tristeza se me fue! Él me tenía preparada una velada romántica y después, seguramente, acabaríamos esa velada en la cama.

- Jordi… no tengo palabras… esto es espectacular.- dijo temblando.

- Espectacular eres tú.- dijo él.

Me besó. Lento, suave, apasionado, con amor. Me besó como él y solo él sabía, nadie más besaba como él o al menos, los labios que había probado no besaban igual que él.

Tomamos lo que había preparado Jordi y acabamos en la cama, como predecía. Perdiéndonos en la dulzura del contacto de nuestros cuerpos.

- Mireia, esta noche voy a ir a la gala de la Liga de Fútbol Profesional…- le interrumpí:

- Jordi, yo también tengo que ir, estoy invitada, entrego el premio de mejor defensa de la Liga, al que tú estás nominado, así que podemos ir juntos, sí.

Y como habíamos dicho, acudimos a la gala juntos, oficializamos nuestra relación con esta aparición.

Poca gente se esperaba que estuviésemos juntos… Otros decían que hacíamos muy buena pareja, otros solo se limitaban a sonreírnos.

Esa noche, yo entregué el premio al mejor defensa a Sergio Ramos y Jordi, por desgracia, no ganó ningún premio, al único que estaba nominado era justo al que yo entregaba, pero se lo entregué a Sergio y no a Jordi.

- Buenos días, princesa.- dijo Jordi apartándome un mechón de pelo de la cara. Besó mi frente con dulzura y bajó hasta mis labios, también los besó con dulzura.

- Buenos días.- dije todavía adormilada.

- Parece ser que la fiera de ayer hoy está calmada.- dijo Jordi soltando una carcajada.

No pude evitar reírme.

Él estaba preparando el desayuno, cuando me acerqué por detrás y acaricié su torso desnudo… Besé su espalda y respiré su aroma, su dulce aroma. Él soltó una pequeña risita y se dedicó a dejarse abrazar.

- Gracias.- susurré.

- ¿Por qué?- preguntó él.

- Por hacer que me sienta bien conmigo misma y contigo, por hacer que sea feliz, por cuidarme, por protegerme, por comportarte como un caballero, por saber como tratarme, por saber lo que significa cada gesto que hago, por abrazarme, por besarme, por sonreírme, por reírte conmigo y no de mi, por quererme, por acariciarme, por hacer que sea yo misma, por ser tú mismo y sobre todo, gracias por amarme y no lastimarme.- respondí en un susurro.

Él se limitó a sonreír y a colocarme un mechón del pelo detrás de la oreja.

Estar con Jordi es como perderse, como flotar en una nube, como si estuvieses volando, no sabes ni siquiera donde estás, solo sabes que las horas pasan demasiado rápidas y que quieres estar más tiempo con él. Quieres que el tiempo se detenga.

Cuando quise darme cuenta, Jordi estaba intentando poner el desayuno en la mesa, pero yo no le dejaba porque seguía abrazada a él.

- Oh, lo siento. No me di cuenta.- dije avergonzada.

- Mientras que seas tú la que me impida poner el desayuno en la mesa y no otra, no pasa nada.- dijo Jordi.

En ese momento quise besarlo con locura. ¿Y quién me lo impedía? Así que lo hice, lo besé con locura.

- ¿Te gusta lo que preparé?- preguntó Jordi.

- Me encantan las tostadas y más con mermelada de fresa.- respondí entusiasmada.

Él sonrió y me acarició la mejilla.

- Creo que tengo un pajarito muy listo y que acierta en todo.- dijo Jordi.

- Bueno, a veces Xavi no es tan listo, pero si que es mi mejor amigo.- dije.

Los dos reímos.

- ¿Vamos a jugar al fútbol un rato?- preguntó Jordi.

- Bueno… Soy penosa jugando.- respondí.

- Limítate a mirar y a intentar imitarme.- dijo Jordi mientras íbamos al jardín.

Jugamos durante un rato. Él controlaba perfectamente el balón, hacía toques, regates… Y bueno, yo…. Yo me limitaba a chutar el balón con fuerza y no se me daba mal.

Jordi no podía parar de reír.

- Mucho reírte, pero ya veremos cuando vayamos a la piscina y no consigas cogerme y bueno, como tengas que nadar un 800 o un 1500 no te veo terminando.- dije furiosa.

- Eh, pero no te enfades.- dijo Jordi mientras que me rodeaba por la cintura.

Me giró y me encontré de frente con sus labios. El beso fue lento, suave.

- Me encanta picarte.- dijo Jordi.

Le golpee en el pecho intentando zafarme de sus brazos, pero no me fue posible, Jordi tenía demasiada fuerza.

- ¿A dónde vas?- preguntó Jordi.

Él fue a besarme, pero yo escondí mi rostro en su pecho. Él soltó un brazo y levantó mi cabeza sujetándome por la barbilla. Este sería el momento perfecto para escaparme de sus brazos, pero no pude. No podía resistirme, necesitaba otro beso suyo, tenía hambre de sus besos y él cumplió mi deseo, me besó, este beso fue más rápido que el anterior, pero seguía siendo suave.

Me desperté, noté mi cama vacía, Jordi se había ido a entrenar y yo debería estar entrenando, pero parece ser que me he quedado dormida, así que hoy me tocará estar hasta más tarde en la piscina.

- ¡Llegas tarde Mireia! ¡Muy tarde!- me gritó Fred, mi entrenador.

- Lo siento, Fred. Me quedé dormida.- dije.

- No lo sientas. Deberías estar aquí desde las 6:00 y son las 10:00, llegas 4 horas tarde, ¿en qué estabas pensando? ¿Era ese chico otra vez? Te está despistando de tu principal labor, que es tu trabajo.- dijo Fred muy enfadado.

- ¡Ni se te ocurra meterte con Jordi! Él no tiene nada que ver, hoy me he quedado dormida porque si, porque alguna vez me tengo que quedar dormida y es la primera vez que sucede desde que llevo entrenando contigo, ni una sola vez he llegado tarde ni me he dormido y no ha sido por Jordi, y si no estuviese saliendo con él, también habría sucedido, ha sido mi culpa, no te metas con él, al menos él se dedica a apoyarme y a animarme mientras tú me echas la bronca por llegar una sola vez tarde.- dije furiosa para después lanzarme a la piscina, mi furia me hizo nadar más rápido y no cansarme tan rápido, mientras yo nadaba, Fred dijo:

- Que yo sepa una buena nadadora, una que ha conseguido récords no puede despistarse ni llegar tarde ni un solo día. Si vuelve a ocurrir me veo seriamente a entremeterme en tu relación con ese chico.- dijo Fred.

Paré, salí de la piscina y le grité en su cara:

- ¡Tú no tienes derecho a meterte en mi relación con Jordi! ¡Tú no eres el que está por las noches para calmar mis pesadillas en las que me veo asfixiada en el agua por la culpa del asma o por la culpa de la alergia porque las pastillas no me han hecho efecto! ¡Tú no eres el que me apoya para que siga nadando, no me rinda y que me dice que no me va a pasar nada!

Volví al agua. Mientras nadaba pensaba el por qué del comportamiento de Fred, es la primera vez que llegaba tarde y él nunca había sido así. Él siempre me había comprendido. Además, Jordi no tiene nada que ver en esto. Cuando acabé de entrenar, Fred vino a hablar conmigo:

- Lo siento mucho, Mireia. No estoy atravesando unos buenos momentos en casa y creo, que lo he pagado contigo. A partir de ahora, si vuelve a ocurrir te regañaré, pero no me pondré como hoy. Pero comprende que la natación es algo sacrificado.

- No pasa nada, Fred. Lo entiendo, sí lo se y bueno, mi enfado contigo me ha hecho nadar mejor.- dije.

- ¿Entonces en paz?- preguntó Fred.

- En paz, un entrenador y su alumna no pueden estar enfadados y no, después de todo lo que estamos por jugarnos.- dije.

Nos abrazamos.

viernes, 17 de enero de 2014



                     Te haré perder el control
                              Capítulo 12 

Nada más verme, Jordi sonrió y me saludó con la mano. Yo le respondí saludándole también con la mano.

Narra Jordi:

Me alegré de que Mireia viniese a verme entrenar en la ciudad deportiva.

Cuando salí del vestuario, corrí hasta Mireia para poder abrazarla. Ella se sonrojó, seguro que recordó lo del día anterior.

- Ayer, estuviste espectacular.- la susurré al oído dulcemente y acariciando su espalda.

Ella se puso como un tomate, literalmente. Sus mejillas estaban muy rojas.

- Tú también estuviste espectacular. Te movías con soltura en la cama.- dijo Mireia mientras soltaba una carcajada.

- Tú parecías una fiera.- dije echándome a reír.

- Si quieres repetimos esta noche.-  dijo Mireia guiñándome un ojo.

No pude evitar reírme. Mireia tampoco pudo evitar reírse.

- Iremos a comer con mis padres, te los presentaré formalmente.- dije.

Mireia tragó saliva, se quedó perpleja.

- ¿No estás preparada?- pregunté.

- Sí, bueno, creo que sí…- respondió ella.

- Llevamos más de una semana juntos y hemos tenido ya algo más que citas, besitos, hemos pasado a un terreno peligroso, la cama. Yo creo que es el momento de presentarnos como pareja formal ante la familia. He pensado que primero la mía.- dijo Jordi.

- Está bien. Cuando venga de competir en Castellón nos presentaremos como pareja formal frente a mi familia.- dijo Mireia.

Sonreí.

- Ve a casa y ponte guapa, en una hora paso a recogerte.- dije y me fui directo a casa para cambiarme.

Narra Mireia:

Abrí el armario desesperada y me puse a mirar todos los vestidos que tenía para decidirme por uno… Tenía solo una hora para arreglarme. Mientras que pensaba que ponerme, fui preparando la ducha y sacando el secador, la plancha del pelo, el estuche de las pinturas… Bueno, todo lo que una mujer necesita para estar bella. Vi un vestido blanco, corto y sencillo que me había puesto pocas veces… Era bonito e informal. Con unas medias transparentes, una americana negra y unos zapatos de cuña en carne quedaría fantástico y con algunas pulseras rosas para destacar. ¡Decidido este es el vestido perfecto!

Me duché, me sequé el pelo, me di crema, me planché el pelo, me hice una onda en el primer mechón del pelo, justo el mechón que tenía en la parte derecha delantera, me puse un poco de colorete, me puse brillo de labios, un color carne tirando a rosa, que no destacase mucho, me hice la raya, me eché rimel. Me puse las pulseras, la americana y los zapatos de cuña. Justo a tiempo ya que Jordi estaba llamando al timbre. Me miré al espejo por última vez y cogí mi bolso de mano de color negro a juego con la americana.

Abrí la puerta.

Jordi se quedó perplejo, tenía la boca abierta y los ojos como platos, solo pudo pronunciar:

- ¡Estás preciosa!

- Gracias.- dije sonriente.

Entré a casa de Miguel y María José, los padres de Jordi, de la mano de Jordi. Allí, también nos esperaba David, el hermano de Jordi y la novia, de nombre Alba.

- Encantada de conocerte.- dijo María José.

- Bueno, en realidad, ya nos conocemos de su cumpleaños, pero ahora podremos charlar de forma calmada.- dijo Miguel.

María José sonrío.

Saludé a David y a Alba.

Comimos un entrecot con patatas asadas. Además de ensalada con granada. ¡Estaba todo riquísimo! María José cocinaba muy bien, ya sabía de donde había sacado el talento de la cocina Jordi aunque él ya me había dicho de donde provenía, pero ahora pude comprobarlo. Estuvimos charlando sobre la relación que teníamos Jordi y yo… De los planes, de lo que quería cada uno… Finalmente, tomamos el postre, una macedonia de frutas buenísima.

- Les has caído muy bien, sobre todo a mi madre, ella te miraba con unos ojos, ahora eres como su hija. Alba es como una hija para mi madre y tú también lo eres ahora.- dijo Jordi sonriente.

Yo también sonreí.

- Me alegro haberles caído bien… La semana que viene veremos a ver que tal les caes a mis padres, a mi hermano y a mi cuñada.- dije.

Llegamos a casa de Jordi.

Él pasó una mano por detrás de mi cintura, yo sonreí y me recogí el pelo hacia atrás, el soltó una pequeña carcajada y entre besos, caricias, pasión, amor… Acabamos perdiéndonos entre las sábanas de la cama.

Día 27: Mireia es premiada en la Gala del 75º aniversario de Marca.

Día 28: Mireia viaja a Castellón para competir en el Campeonato de Invierno de España.

Día 29: Mireia hace récord mundial en los 1500 metros libres y consigue el oro.

- ¡Jordi he conseguido el oro y he batido el récord mundial de los 1500 metros en piscina corta!- exclamé.

- ¡Enhorabuena pequeña! Ahora hay que conseguir muchas cosas más.- exclamó Jordi.

- Por supuesto. Te quiero.- dije.

- Te quiero.- dijo Jordi.

Y estuvimos un rato más hablando sobre como nos iba a cada uno, a mi por Castellón y a él por Barcelona. Jordi seguía entrenando al margen del grupo, pero seguro que pronto estaría entrenando con el grupo.

Día 30: Por la mañana, Mireia consigue el oro en los 200 metros mariposa, es campeona de España. Y de nuevo, campeona de España, consigue el oro en los 400 metros estilos.

Sonó mi móvil, me lancé a él, vi en la pantalla que era Jordi y sonreí.

- ¡Hey!- exclamó él, su voz sonaba alegre.

- ¡Hey!- dije entusiasmada, pero a la vez algo cansada.

- ¿Qué tal va todo? Creo que por tu tono de voz, todo bien.- preguntó y dijo Jordi.

- ¡Genial! Campeona de España en los 200 metros mariposa y en los 400 metros estilos.- contesté entusiasmada.

- ¡Qué bien! Me alegro tanto, pequeña.- exclamó Jordi.

Sonreí involuntariamente.

Estuvimos charlando un rato más sobre sus entrenamientos en Barcelona.

Por la tarde, el día 30 de Noviembre, Mireia consigue el oro en los 400 metros libres consiguiendo el récord del campeonato de Invierno de España.

1 de Diciembre: A Mireia le tocó nadar la prueba de los 200 metros estilos y finalizó primera, es campeona de España. También, nadó los 800 metros y consiguió la medalla de oro, es campeona de España y logró el récord del Campeonato. Después, nadó el relevo de 4x100 de estilos, a Mireia le tocó nadar los 25 metros de mariposa.

Mireia terminó de competir en Castellón el Campeonato de España. Mientras que ella competía Jordi seguía avanzando en su recuperación. Él ya entrenaba con el grupo.

jueves, 16 de enero de 2014



                  Te haré perder el control

                                               Capítulo 11

Seguí caminando por Barcelona, contemplando su belleza. Que mal que no me traje la cámara para ir haciendo fotos…

Narra Jordi:

Estaba en la floristería comprando unas rosas rojas para Mireia cuando la vi pasar por la calle… Rápidamente salí, la perseguí durante varios segundos hasta que logré alcanzarla.

- Eh.- dije tocando su hombro.

Ella se sobresaltó.

- Ah, Jordi eres tú…- dijo ella.

Parecía apenada.

- ¿Pasa algo?- pregunté.

- No, nada. Solo he salido a dar una vuelta para despejarme, hay veces que aunque no pase nada, necesitamos apartarnos de todo y de todos.- respondió ella.

Sonreí.

- Bueno, ven, tengo algo que darte.- dije.

Ella me siguió hasta la floristería. Allí, la chica ya tenía las flores preparadas. Las pagué y se las di a Mireia.

- Tenía pensado llevártelas a tu casa, pero como te he encontrado por la calle, te las doy aquí.- dije.

Ella sonrió. Salimos de la floristería y caminamos por la calle hasta llegar a su casa. Allí, ella me invitó a un té. Ella también se tomó uno.

- Que bien entra ahora un té calentito…- dijo ella.

Sonreí.

- Tienes toda la razón.- dije.

- He alquilado una película. Tenía pensado verla esta noche mientras cenaba, pero si quieres la podemos ver ahora.- dijo Mireia.

- Sí, estaría bien. ¿Qué peli es?- pregunté.

- Todos los días de mi vida.- respondió ella.

- Se que peli es, pero no la he visto.- dije.

- Yo tampoco, por algo la alquilé.- dijo Mireia soltando una pequeña risita.

Narra Mireia:

Cuando estás enamorado solo tiene ganas de estar con la otra persona, de ver películas con esa persona de amor o no, da igual el género, solo quieres ver una película con esa persona, leer un libro en su compañía mientras la otra persona lee otro o incluso el mismo libro para después comentarlo, quieres ir a pasear, a hacerte fotos con él, quieres sonreír, quieres ser feliz, quieres besar sus labios y sentir que nunca se va a marchar, que siempre vas a tener a esa persona a tu lado, sentir su aroma, abrazarla, sentir como respira porque tienes tu cabeza apoyada en su pecho mientras intentáis dormir, sentir como vuestras manos se enlazan la una con la otra, sentir que nunca se va a ir, que vas a tener esa persona ahí siempre, al mismo tiempo que tú vas a estar ahí para esa persona, que dormiréis juntos, que os sentiréis uno solo en la cama, que vuestras vidas se van a completar, que prepararéis el desayuno juntos, que os comeréis a besos todos los días, que disfrutaréis con una serie o simplemente con una buena comida en algún restaurante de calidad, que os miraréis a los ojos y sentiréis amor, un amor profundo, el cual solo tú y él lo entenderéis, lo viviréis, que sentiréis como todos os miran deseando tener el mismo amor que vosotros sentís, pero, que solo vosotros tenéis el privilegio de sentir, que haréis todo lo posible por sentiros cerca cuando estáis lejos, que nunca os vais a querer separar físicamente, pero lo tendréis que hacer por trabajo o cualquiera otra causa, pero que vuestras almas permanecerán unidas, que sentiréis como el otro respira por ti o incluso que su corazón late por ti. Sentiréis lo que es amar, sentiréis el amor, ese amor que nunca tenéis que dejar marchar.

Narra Jordi:

Nos pusimos a ver la peli. Al final, Mireia acabó llorando. Ella era de esas personas sensibles que lloraban con películas como Titanic, Todos los días de mi vida, etc.

- ¿Qué te apetece para cenar?- preguntó Mireia.

- La cena la hago yo, eh.- dije.

- De eso nada, Jordi. Llevas cocinando un montón de días y yo todavía no te he enseñado como cocino.- dijo ella.

- Bueno, hoy te dejo. Pero sabes que me gusta cocinar y no quiero que tengas que cargar con el peso de todas las tareas de la casa mientras que yo esté aquí.- dije.

Mireia asintió y se dirigió hacia la cocina. Yo fui tras ella.

- ¿Qué quieres de cenar?- preguntó ella.

- Avena con manzana y miel con un poco de leche.- contesté.

- Estabas pensando lo mismo que yo, me has leído la mente.- dijo Mireia mientras soltaba una carcajada.

- Estabas pensándolo porque seguro que alguien te dijo que es uno de mis platos favoritos y más, si lo como de noche.- dije.

- Me has pillado.- dijo Mireia.

Solté una carcajada.

Mireia preparó la cena y nos pusimos a cenar.

- ¡Está muy rico!- exclamé.

- Para que veas que no eres el único que sabe cocinar en esta casa.- dijo Mireia.

Me acerqué lentamente a Mireia, la agarré por la cintura y la besé con pasión, con deseo, sin pausa, quería hacerla saber que esta noche, en este mismo instante íbamos a ser uno solo. Ella no hizo ningún gesto de querer detenerse. Avanzamos apresurados hacia su habitación, pero sin dejar de besarnos y desnudándonos poco a poco.

- No te detengas Jordi, estoy preparada, ha llegado el momento.- dijo ella.

La tiré sobre la cama y me recosté encima suya. Y entre besos, caricias, muestras de amor, aromas, sábanas y mucho amor nos perdimos.

Narra Mireia:

Desperté entre sus brazos, eran alrededor de las 4:00 de la mañana y todavía me faltaba una hora por dormir antes de ir a entrenar. Recordé la noche que pase junto a él, como nos fundimos en uno solo.

Besé su torso desnudo y me volví a dormir. Pasada una hora me desperté para ir a entrenar. Le abracé y respiré por última vez su aroma antes de marchar a entrenar. Tengo hasta el día 28 para disfrutar de Jordi porque después, me voy a competir a Castellón.

Narra Jordi:

Sentí como Mireia me abrazaba y se iba a entrenar, yo proseguí durmiendo.

Pasadas unas horas, me desperté para ir a entrenar. Pensé en lo que había pasado por la noche, ella me hacía perder el control y ayer, de verdad, perdí el control.

Narra Mireia:

Jordi si que me hacía perder el control. Él sabía como complacerme y llevarme hacia la locura. Lo de ayer si que fue perder el control y si que me llevo hacia la locura.

Terminé de entrenar y me fui hacia la ciudad deportiva para ver terminar el entrenamiento del Barça y esperar a Jordi para ir a comer a su casa.

miércoles, 15 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                                                     Capítulo 10

Narra Mireia:

Me desperté en la cama de Jordi, tenía sus brazos rodeando mi cintura. Su rostro tenía aspecto angelical. No quería que me soltase nunca. Que este momento no se acabase nunca. Que estuviésemos así eternamente. Que se parase el tiempo.

Jordi despertó y le susurré al oído lentamente:

- Pequeño, es hora de merendar.

Él me miró y negó con la cabeza.

- ¿Por qué?- pregunté.

- No quiero separarme de ti.- respondió él.

Él tampoco quería separarse de mi. Teníamos el mismo sentimiento.

- ¿Qué quieres de merendar?- preguntó Jordi.

- ¡Me encantaría chocolate! Pero no puedo… Tengo que competir los días 29, 30 y 1 en Castellón.- contesté.

- Así que voy a estar otro tiempo sin verte…- dijo Jordi.

- Sí, pero estoy a 2 horas y 48 minutos, no estoy a 8 horas o más de ti.- dije.

- Eso es verdad. Bueno, te voy a hacer un combinado de frutas con kiwi, fresas, plátano, mandarina, manzana y pera. Y después, tenemos que salir a correr una hora.- dijo Jordi.

- ¡Qué rico! Vale, por mi no hay ningún problema.- dije.

Jordi y yo comimos el combinado de frutas que hizo él y después salimos a correr una hora como teníamos planeado.

Al día siguiente:

Falta un día para el cumple de mi madre y de mi hermano. ¡Y no tengo nada preparado!- pensé.

Salí a hacer las compras para el cumple de mi madre y de mi hermano. Les compré una tarta de fresa, que es la preferida de los dos. Pero una bien grande les compré. Después, a mi hermano le compré un abrigo, que buena falta le hacía ya que tenía uno muy viejo y a mi madre le compré varios pañuelos para el cuello, ¡le encantaban!

Le conté a Jordi que tenía pensado que mañana le haría una sorpresa a mi madre y a mi hermano.

- Así que los reunirás en casa de tu madre, aparecerás con la tarta y los regalos.- dijo Jordi.

- Sí, les va a encantar. A ellos siempre les han gustado las sorpresas.- dije.

- Seguro que sí, a tu familia seguro que siempre les va a gustar todo detalle que tengas con ellos.- dijo Jordi.

Envolví los regalos para mi hermano y mi madre. También, les llamé para que a las 17:00 estuviesen los dos esperándome en casa de mi madre junto con mi padre y mi cuñada, Ana.

Al día siguiente:

Ya era el día del cumpleaños, el día de la sorpresa a mi madre y a mi hermano.

- ¿Estás preparada para darles la sorpresa?- preguntó Jordi.

- Sí, estoy lista y estoy segurísima de que les va a encantar.- respondí sonriente.

A las 17:05 o así me dirigí a casa de mi madre, allí ya me estaban esperando mi madre, mi padre, mi hermano Xavi y mi cuñada Ana. Celebramos el cumpleaños de mi hermano y de mi madre. Comimos la tarta de fresa y yo les di mis regalos al igual que mis padres y mi cuñada. Además, les dije que había empezado una relación con Jordi y que cuando llevásemos un mes o más se lo presentaría formalmente, no como la otra vez en mi cumpleaños que le presenté como un amigo y rápidamente.

Quedé con Jordi en su casa, hoy íbamos a pasar la primera noche juntos. Ya sería la segunda vez que dormiríamos juntos, pero no es lo mismo dormir una siesta de una o dos horas que una noche entera y nada más despertarse ver a la persona a la que quieres.

- ¿Qué tal lo pasasteis?- preguntó Jordi.

- ¡Genial! Hemos bailado, comido, reído, cantado, les hemos dado los regalos a mi madre y a mi hermano…- contesté con una sonrisa de oreja a oreja.

- Me alegro, ahora te toca pasar la noche conmigo.- dijo Jordi guiñando un ojo.

Me abracé a él, quería oler su aroma.

Me puse el pijama, él también, puse el despertador para que al día siguiente no llegase tarde a entrenar y él también puso su despertador. Él me abrazó, yo apoyé mi cabeza en su pecho y así, sintiendo su respiración y oliendo su aroma, me dormí.

Día 19:

- Jordi, siento decirte que el día 22 tengo que competir en el Meeting National de Compiègne en Francia. Tengo que viajar mañana, lo siento por decírtelo ahora… Pero no quería estropear los días tan bonitos que estábamos pasando.- dije apenada.

- Eh, princesa, no te preocupes, estaré pendiente de lo que consigues en las pruebas, no te pongas triste, pronto pasaremos unos días como los que hemos pasado esta semana.- dijo Jordi.

Al instante, me puse feliz por sus palabras. Y gracias a él y a sus palabras, me fui más contenta a entrenar.

Cuando llegué a casa, Jordi me tenía la comida lista, hoy había salido antes del entrenamiento y me había preparado algo de pasta. Comimos y nos fuimos a las tiendas que estaban situadas en La Rambla y también, a algunas que había en el Paseo de Gracia. Dimos un buen paseo y Jordi me compró mucha ropa, zapatos, joyas, complementos… ¡Sabía como complacer a una mujer!

El día 20 viajé a Francia para competir y el día 21 entrené allí. Me mantenía en contacto con Jordi a través de Whatsapp.

Día 22: Mireia compitió en los 800 metros libres y consiguió la medalla de oro. En los 400 metros estilos también consiguió el oro.

Día 23: Mireia consigue el bronce en los 100 metros braza. El oro en los 200 metros estilos. Además, de conseguir ganar el reto de estar nadando una hora. Y en los 100 metros libres, Mireia finaliza sexta, por lo tanto no consigue medalla.

Día 24: Mireia en los 100 metros mariposa consigue la plata, en los 100 metros espalda consigue el bronce, en los 100 metros estilos consigue el oro y en los 200 metros libres consigue también el oro.

Narra Jordi:

Hoy ya volvía Mireia de competir en Francia. Estaba ansioso, mi corazón latía acelerado, mi respiración era entrecortada, me sudaban las manos, estaba nervioso, quería verla ya, me costaba estar separado de ella.

Fui a recoger a Mireia al aeropuerto.

- Echaba de menos tu dulce voz.- dije susurrándola al oído.

Ella sonrió y sus mejillas se tornaron de un color rojizo mientras que se recogía el pelo en una pequeña coleta.

La llevé a su casa, ella no quería que me quedase porque quería descansar, la di un pequeño beso en la frente y me despedí de ella. La dije que cuando quisiese podría llamarme o mandarme un mensaje para quedar.

Narra Mireia:

Me encantaba como se comportaba Jordi conmigo. Era un sueño de chico. Era de esos chicos que esperas toda la vida, que parece que nunca van a llegar, pero llegan, te cambian la vida, te la alegran, te hacen pensar, te hacen reflexionar, te hacen ser diferente.

Descansé durante dos horas, ya eran las 17:00 o así y decidí salir a dar una vuelta por Barcelona, sola, ahora mismo no me apetecía estar acompañada.

Pienso que todo el mundo necesita unos momentos de descanso, de alejarse de todo y todos, de estar solos con uno mismo para conocerse poco a poco y saber como controlarse y como comportarse en cada situación.

Caminé por las calles de Barcelona, sin rumbo, sin saber a donde ir. Solo mis pensamientos y yo. Todo en mi familia iba bien, con mis amigos igual, estaba con Jordi y estaba muy bien en mi carrera deportiva. No había nada por lo que preocuparse. De repente, alguien interrumpió mis pensamientos. Era una niña pequeña, tendría apenas unos 6 o 7 años de vida.

- H.. Ho… hola.- dijo ella tartamudeando.

Yo me agaché para estar a su altura y la dije sonriendo:

- Hola, pequeña.

- ¿Me puedo hacer una foto contigo?- preguntó ella con su voz inocente.

- Claro.- respondí yo.

Ella me señaló con el dedo a su madre y me hice la foto con ella. Conversé un poco más con ella y la firmé un autógrafo en un papel. También, charlé con su madre.

martes, 14 de enero de 2014



                    Te haré perder el control
 
                     Capítulo 9 

*Gracias a la música de Shakira por inspirarme, a la de Pablo Alborán y a la de Edurne.*

Estuvimos un rato más hablando y después colgamos. Yo tenía que viajar a Pekín para competir los dos últimos días que eran el 13 y el 14 de Noviembre. Y él tenía que ir a entrenar en el gimnasio para recuperarse de su lesión.

Día 13: En los 200 metros individuales, Mireia queda segunda en su serie y se clasifica a la final con el segundo mejor tiempo. En los 800 metros, consigue la medalla de oro. En la final de los 200 metros individuales queda cuarta por lo tanto no consigue medalla.

Día 14: En los 200 metros mariposa queda primera en su serie y se mete a la final con el mejor tiempo. En los 400 metros estilos, Mireia queda primera en su serie y se clasifica a la final con el mejor tiempo. En los 400 metros individuales, Mireia consigue la medalla de oro. En la final de los 200 metros mariposa Mireia consigue otro oro. Y por último, en los 400 metros estilos, Mireia consigue el bronce.

Y finalmente, en la clasificación general, Mireia acaba tercera por detrás de Katinka Hosszu y de Alia Atkinson.

Narra Jordi:

Hoy es día 15 de Noviembre y por fin voy a entrenar en el campo después de mi lesión. Entrenaré al margen de mis compañeros, pero con Gerard Piqué. Además, hoy llega Mireia de competir en la Copa del Mundo a eso de las 17:00 de la tarde e iré a recogerla al aeropuerto.

Volver a pisar el terreno de juego y entrenar junto al balón es una de las mejores sensaciones de mi vida. Ojalá no vuelva a estar tanto tiempo separado de todo esto.

Terminé de entrenar, comí, descansé un poco y me fui a recoger a Mireia al aeropuerto. Después, cuando fuésemos a mi casa, le esperarían unas cuantas sorpresas.

Narra Mireia:

Nada más ver a Jordi, aligeré el paso, quería abrazarle cuanto antes.

- Te he echado de menos.- dijo Jordi susurrándome al oído mientras que estábamos abrazados.

Nos encaminamos hacia su casa. Cuando llegamos, para mi sorpresa, estaba toda mi familia, mis amigos, amigas. También, la familia de Jordi. Me giré hacia Jordi y le vi sonriendo como un niño pequeño. Simplemente, le abracé.

Pasé un gran día con ellos. Me habían preparado un grandísimo cumpleaños. Este cumpleaños iba a ser inolvidable. Jordi había reunido a toda mi familia y a la suya por mi cumpleaños. Una tarta decorada por Jordi, comida, bailar, cantar... Cuando todos se marcharon, Jordi y yo nos quedamos solos.

- Mireia, ha llegado un punto en el cual ninguno de los dos nos queremos esconder más, queremos estar juntos. Lo sé, por todo lo que me demuestras y bueno, tú sabes que me gustas porque te lo dije, te lo he demostrado… Así que, ¿quieres ser mi novia?- preguntó.

Mis ojos se aguaron. Empecé a temblar. Mi corazón se aceleró. Mi respiración se entrecortó. Estaba deseando que me lo pidiese.

- Sí, Jordi, quiero estar contigo, quiero sonreír, quiero pasármelo bien, quiero ser feliz, quiero que nos entreguemos el uno al otro, quiero amarte y no sentir esto por nadie más, solo por ti. Quiero que seamos uno.- contesté.

Jordi me besó. Fue un beso apasionado, dulce, uno de esos que quieres que duren toda la vida, pero tienes que separarte para coger aire. Fue uno esos besos que quieres que no acaben nunca. Quieres que se pare el tiempo para poder seguir disfrutando. De esos que pierdes la noción del tiempo, que cuando te separas de la otra persona no sabes donde estás.

Sonreí, seguramente, esta fue una de las sonrisas más sinceras de mi vida.

Narra Jordi:

Me levanté, otro día más, otro día pero este con una sensación diferente, Mireia y yo habíamos empezado una relación, una relación de esas que esperas durante mucho tiempo con paciencia y al final, llega. Todo el sufrimiento que pasaste queda en nada, ya estás con esa persona. Puedes sonreír, puedes ser feliz. Puedes ver como ella también sonríe y es feliz. Como ella es la causante de tus sonrisas y tú eres el causante de sus sonrisas.

Desayuné, me vestí y me fui a entrenar.

Ya estaba entrenando más seguido, con mejores sensaciones, tocando cada vez más balón, corriendo cada vez con más seguridad, sin temor. Me encontraba bastante bien. Ojalá que pronto esté jugando. Y que pronto se recuperen Leo y Víctor, se les echa de menos en los entrenamientos. A Víctor con sus cotilleos, sus tonterías, nuestros piques y su risa escandalosa. Y a Leo con los trucos que hace con el balón.

Para mi sorpresa, al final del entrenamiento se encontraba Mireia, sonreí nada más verla.

- Hey, preciosa. ¿Qué haces tú por aquí?- le dije agarrándola de la cintura.

Ella sonrió y se recogió un mechón del pelo colocándoselo detrás de la oreja mientras que sus mejillas tornaban de un color rojizo.

La otra pasión de Mireia era la fotografía, así que la llevé a la Sierra de Collserola, hacía un poco de frío y le presté la chaqueta que llevaba ya que ella llevaba una chaqueta fina y decía que tenía frío. En la Sierra de Collserola, Mireia fotografió varias perspectivas del paisaje. Andamos bastante porque nos venía bien a los dos para entrenar las piernas. Además, vimos varios animales como ardillas, ratones de campo, varias aves e incluso un… ¡jabalí! Preferimos no molestarle mucho, le echamos unas cuantas fotos y proseguimos sin llamar su atención.

Para comer llevé a Mireia al restaurante Barceloneta, ¡un restaurante en el que hacían unos platos exquisitos! Los platos que mejor hacían eran los de marisco.

Mientras que decidíamos lo que íbamos a comer, pedimos para picar jamón de Bellota y gambas con gabardina. ¡Estaba riquísimo!

- ¿Has elegido ya, Mireia?- pregunté.

- Hay tantas cosas que elegir… Pero creo que ya lo tengo.- contestó Mireia.

El camarero vino y nos preguntó que queríamos:

- Para la señorita de primero calamares de playa a la romana y de segundo almejas a la marinera. Para mi, de primero me pone canelones, de segundo ostras gallegas gigantes y para compartir nos pone pulpo a la gallega.- dije.

Comimos todo lo que pedimos. Nos hartamos a comer, después saldríamos a correr para bajarlo.

- ¿Te apetece un postrecito?- pregunté.

- Depende de lo que haya porque no se si me va a entrar algo más.- respondió Mireia.

Vino el camarero y nos preguntó si queríamos algo más:

- Nos pone dos sorbetes de limón y unas trufas heladas.- dije.

Comimos y bebimos lo último, pagué y nos fuimos a mi casa. Estábamos llenos.

- Ahora una buena siesta, ¿no?- pregunté.

- ¡Por supuesto!- exclamó Mireia.

- ¿Tienes alguna camiseta con la que pueda dormir?- preguntó Mireia.

- Sí.- dije mientras que rebuscaba en los cajones y finalmente, le di la camiseta con la que debuté con el Barça en la temporada 2012-2013. Esa camiseta tenía un valor muy especial para mi. Había debutado con ella. Tenía ese olor a sudor todavía. Ni siquiera un buen lavado se lo había quitado, pero a Mireia pareció no importarle.

Ella se metió en el baño y se cambió.

Al verla salir del baño, con el pelo suelto y alborotado, esas piernas largas y bien constituidas, la camiseta casi dejaba ver su cintura… La camiseta hacía notar las curvas de su cuerpo. La hacía verse perfecta. Te entraban ganas de agarrarla por la cintura y no soltarla jamás. Pero Jordi contente, no es el momento.

- ¿Vamos a dormir en la misma cama?- preguntó Mireia.

- Sí… a menos de que no quieras dormir conmigo y quieras irte a otro cuarto o al salón.- contesté.

- No, tranquilo, me apetece dormir contigo, pero sin hacer nada, solo llevamos un día saliendo y no quiero precipitarme.- dijo Mireia.

- Tranquila, se que es pronto, no voy a intentar nada.- dije susurrándola al oído.

Finalmente, dormimos juntos. Varias veces la rodeé por la cintura, quería sentirla cerca, la quería sentir contra mi cuerpo, quería sentir su respiración, no quería perderla nunca, ella me aportaba tranquilidad y seguridad.


lunes, 13 de enero de 2014


                      Te haré perder el control

                                        Capítulo 8

*Este capítulo se lo dedico a mis primos pequeños aunque ellos no vayan a leer esto. Los quiero. Ellos son una razón para seguir.*

2 de Noviembre por la mañana:

Me desperté y me fui a entrenar. Al volver, tenía un mensaje en el Whatsapp, decía así:

Buenos días mi niña, aunque tú seguro que llevas ya unas cuantas horas despierta porque has tenido que ir a entrenar. Bueno, quería decirte que te quiero más que ayer, pero menos que mañana. ¡Pasa un buen día por si no nos vemos hoy! Te quiero, Jordi <3 

Nada más leerlo, una lágrima recorrió mi mejilla. Rápidamente le escribí:

Buenos días, Jordi. Da igual que me des los buenos días a las 6 de la mañana que a las 9 o a la hora que sea, los voy a recibir con la misma ilusión. ¿Por qué no nos íbamos a ver hoy? Venga, vístete, arréglate o lo que sea y ve a la cafetería en la que estuvimos el otro día. Te quiere, Mireia.

Narra Jordi:

Y allí que fui, con una gran sonrisa y muy feliz. Hoy era el último día que tenía para poder estar con Mireia antes de que se fuese a competir a la Copa del Mundo.

Llegué y Mireia todavía no había llegado, así que la esperé.

- Lo siento por la tardanza, Jordi, estuve hablando por teléfono con una amiga.- dijo ella nada más llegar.

- No pasa nada, ¿puedo saber que amiga es?- pregunté.

- Claro, bueno es amiga y cuñada, es la novia de mi hermano, se llama Ana.- contesté.

Él sonrió.

- Bueno, pidamos.- dijo Jordi.

- Para mi un café con leche.- dijo Mireia.

- Para mi otro café y una tostada con aceite de oliva.- dijo Jordi.

El camarero nos trajo lo que pedimos.

- A ver si te recuperas pronto y pueda ir a verte al Camp Nou jugar.- dijo Mireia.

- Espero recuperarme pronto porque yo también estoy deseando jugar y estoy deseando que tú vengas al Camp Nou a verme jugar.- dije sonriente.

Mireia sonrió. Su dulce sonrisa. Su preciosa sonrisa. Esa sonrisa que a mi también me hacía sonreír. Esa sonrisa que se le producía cada vez que estaba conmigo. Una sensación inigualable.

Pasé una gran mañana con Jordi, pero tenía que ir a entrenar al gimnasio y después a dormir porque al día siguiente tenía que madrugar, como normalmente hacía, pero esta vez para viajar a Singapur.

Al día siguiente:

Buenos días, mi niña. Que tengas un gran viaje, espero que consigas un montón de medallas y que pases un buen cumpleaños el día 10, cuando vuelvas te espera una sorpresa. Dicen que más vale tarde que nunca, ¿no? 

Rápidamente le contesté:

Muchas gracias, cielo. Seguro que lo paso bien a pesar de que tengo competir. Ansiosa de volver y saber lo que es.

¿En serio que le había dicho cielo? ¿En serio? Estaba flipando conmigo misma…

Cogí la maleta y me dirigí al aeropuerto, allí me esperaba Fred, Melani, más integrantes del equipo español como fisios, nutricionistas, etc.

Narra Jordi:

Al ver el mensaje de Mireia me alegré y más aún cuando leí que me dijo cielo. Una lágrima rodó por mi mejilla, estaba seguro de que ese sentimiento que tenía hacía mi había crecido en los últimos días y que estaba más segura de lo que sentía por mi.

Narra Mireia:

Llegué a Singapur y pronto me acomodé en el hotel. Tenía que descansar para que al día siguiente pudiese entrenar y estar a tope para competir el día 5 y el día 6.

Día 5: Mireia nadó los 200 metros estilos (50 metros mariposa, 50 metros espalda, 50 metros braza y 50 metros crol) quedó primera en su serie teniendo una centésima menos que su rival Sophie Allen. Mireia se clasifica para la final con el séptimo mejor tiempo. Después, consigue la medalla de plata en los 800 metros (todo se nada a crol) Y para acabar el día, acaba séptima en la final de los 200 metros estilos.

Día 6: Mireia nadó los 200 metros mariposa, quedó primera en su serie y se clasificó con el mejor tiempo a la final. Después, nadó los 400 metros libres (todo se nada a crol) y se clasificó a la final con el segundo mejor tiempo. Consigue la medalla de bronce en los 400 metros estilos (100 metros mariposa, 100 metros espalda, 100 metros braza, 100 metros crol) Consigue la medalla de bronce en los 200 metros mariposa. Finalmente, consigue la medalla de bronce en los 400 metros libres.

Narra Mireia:

Acabé de competir en Singapur y me puse rumbo a Tokio. El día 9 tengo que estar ya compitiendo. El día 8 lo tengo para descansar y para entrenar antes del día 9.

Narra Jordi:

Echo de menos a Mireia, pero me encanta que se esté esforzando tanto y que esté consiguiendo tantas medallas. La quiero tanto.

Narra Mireia:

En el avión de camino a Tokio, le escribí a Jordi:

Hola, Jordi. Espero que por L’Hospitalet vaya todo bien. También, espero que tu recuperación esté yendo mejor y que pronto puedas jugar. Te echo de menos y te quiero.

Le había dicho te quiero, se lo había dicho, había tenido la valentía suficiente para decírselo.

Pronto recibí un mensaje de Jordi, decía así:

Hola, por aquí todo bien. La recuperación va bastante bien. Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. Sigue así, estás haciendo un gran trabajo en la Copa del Mundo. Yo también te echo de menos y te quiero. Deseando que veas la sorpresa que te estoy preparando. Besos. 

Simplemente sonreí.

Narra Jordi:

Ella me había dicho te quiero, ya estaba seguro de que podíamos estar juntos, que lo íbamos a estar.

Narra Mireia:

Llegué a Tokio y me acomodé en el hotel. Descansé un rato porque más tarde tendría que entrenar para que al día siguiente pudiese estar compitiendo.

Día 9: En los 200 metros individuales, Mireia acaba primera en su serie y se clasifica con el segundo mejor tiempo a la final. En los 800 metros, Mireia consigue la medalla de plata. En la final de los 200 metros individuales queda sexta por lo tanto no consigue medalla.

Día 10: Mireia nadó los 200 metros mariposa y quedó primera en su serie. Paso a la final con el octavo mejor tiempo. Después, nadó los 400 metros estilos y quedó primera en su serie. Pasa a la final con el tercer mejor tiempo. En los 400 metros individuales, Mireia consigue la medalla de plata. En la final de los 200 metros mariposa, Mireia queda cuarta por lo tanto no consigue medalla. En la final de los 400 estilos consigue la medalla de bronce.

Cuando acabé de competir, llamé a Jordi.

- ¡Jordi!- exclamé.

- Mireia, me has despertado…- dijo él.

- Ah, es verdad, a estas horas son las 9 o así en España, ¡pero deberías estar levantado!- exclamé.

- Me levanto a las 10, que a las 11 tengo que estar en la ciudad deportiva y estoy allí hasta las 12:30. No se cuantas veces te lo habré repetido ya…- dijo Jordi.

- Lo siento. Bueno, que sepas que llevo ya muchas medallas.- dije.

- Y estoy muy orgulloso de ti.- dijo él.

Una sonrisa se me dibujó en la cara.

domingo, 12 de enero de 2014


                  Te haré perder el control
 
                          Capítulo 7 

*Este capítulo os lo dedico a todos vosotros, a todos los que leéis la novela porque sin vosotros esto hubiese quedado en nada, absolutamente nada, solo en una historia que yo he escrito y que yo solo hubiese podido leer, pero no es así. Gracias por aguantarme y leer mi novela. PD: Se supone que Jordi tiene novia, pues bien yo he escrito sobre que Jordi le da ramos de flores a Mireia y la supuesta novia de Jordi subió una foto de un ramo de flores a instagram y :') No ando mal con las suposiciones de como es Jordi. Jajaja.*

Él me cogió por la cintura. Me sujeto para que no me cayese. Sus brazos eran fuertes. Su mirada era irresistible. Sus labios eran más irresistibles. Y me besó. Me besó con pasión, con dulzura. Deseé que no parase nunca, pero nos tuvimos que separar para poder coger aire.

Nos quedamos mirando a los ojos. No sabía que decir. Creo que él tampoco sabía lo que decir. Simplemente sonreímos.

Al día siguiente:

Ya era día 1 de Noviembre. El día 3 viajaba a Singapur y tendía que aprovechar hoy y mañana para estar con Jordi.

Llamaron a la puerta, me dirigí a ella y nada más abrir, había una chica con un paquete y un ramo de flores, pensé que sería la cartera.

- ¿Es usted la señorita Mireia Belmonte?- preguntó ella.

- Sí, soy yo.- contesté sonriendo. Sabía que esto era obra de Jordi, lo sabía.

- Esto es para usted.- dijo ella mientras me entregaba el ramo de flores y el paquete.

- Gracias.- dije y firmé el papel de que me había llegado.

Cerré la puerta y olí las flores. Rosas rojas y blancas. Él si que sabía lo que me gustaba. Vi que el ramo de flores traía una tarjeta, la leí:

Mireia, mucha suerte en Singapur, Tokio y Pekín, seguro que estaré muy orgulloso de ti ya que traerás muchas medallas. Te quiero, no lo olvides.

Jordi.

Sonreí involuntariamente. Cada día este sentimiento que sentía hacia él aumentaba. Nadie antes me había tratado así. Nadie antes me había querido así. Cada día estaba más convencida de lo que sentía hacia él era amor.

Coloqué las flores en un jarrón y me dispuse a abrir el paquete que me había traído la cartera y nada más abrirlo me puse a llorar como cual tonta. No me lo podía creer. Había dado en el clavo.

Narra Jordi:

Me dirigía a casa de Mireia, nervioso, quería saber si lo que le había regalado le había gustado. Espero que Xavi me dijese la verdad, tenía que saber si de verdad sus flores favoritas eran las rosas rojas y blancas y que su película favorita era Titanic.

Narra Mireia:

Oí el timbre y fui a abrir. Era Jordi.

- ¿Qué pasa?- preguntó él preocupado al verme llorando.

Yo le abracé.

- Muchas gracias, me han encantado los regalos.- dije susurrando.

Narra Jordi:

Al oír las palabras de Mireia una sonrisa se me dibujó en la cara.

- Vamos a ver esa peli juntos, venga.- dije.

Ella se apartó y me besó. Se la veía feliz.

Antes de que empezase la peli, llamé a Xavi.

- Gracias, bro. Le ha encantado.- le dije.

- De nada, para eso estamos.- dijo Xavi.

- Bueno, que voy a ver Titanic con ella, adiós.- le dije.

- Adiós, que vaya bien.- dijo Xavi.

Colgué.

- Bueno, ¿y esas palomitas?- pregunté.

- Listas, pero no puedo comer muchas que sino, Fred, mi entrenador me regañará y si quiero conseguir más medallas, algo debo sacrificar.- dije.

Vimos la película. Mireia acabó llorando, ella me contó que siempre que veía la película acababa llorando.

Narra Mireia:

Terminamos de ver Titanic, yo como cada vez que la veía, acabé llorando.

- Pobre, mi niña que acabó llorando.- dijo Jordi mientras me daba un beso en la mejilla.

Yo simplemente sonreí.

- Jordi, este sentimiento que tengo hacia ti, cada día crece más. Todavía no estoy muy segura de lo que siento hacia ti, pero cuando venga de la Copa del Mundo te digo si estoy segura de querer estar contigo.- dije.

Él me abrazó.

- Puedo esperar. Dicen que lo bueno se hace esperar, ¿no?- dijo él.

Asentí.

- Bueno, es hora de comer algo saludable, después de haber comido tantas palomitas.- dije.

- Cierto, ¿qué quieres que te preparé?- preguntó Jordi.

Me quedé pensativa, pero unos segundos después respondí:

- De primero una sopa de fideos con pollo, de segundo merluza a la plancha con ensalada y de postre una macedonia de frutas.

- Vale, entonces para mi lo mismo. Ponte cómoda porque se tardará en hacer.- dijo Jordi mientras cogía los utensilios y los ingredientes para ponerse a cocinar.

Yo me fui al salón y empecé a poner los cubiertos, los vasos, los platos, las servilletas, preparé las bebidas, etc.

- ¡Ya está lista la comida!- exclamó Jordi.

Nos pusimos a comer la sopa.

- En serio, Jordi, cocinas de maravilla, ¿quién te enseñó?- pregunté.

- De la mejor, de mi madre.- contestó él sonriente.

- Algún día me la tienes que presentar.- dije.

- Por supuesto y a mi padre y a mi hermano. Tú también me tienes que presentar a tus padres y a tu hermano.- dijo él.

- Bueno, ¿qué ciudades te gustarían visitar?- pregunté.

- Me gustaría visitar… París, la ciudad del amor, Roma, Berlín… Hay tantas ciudades que me gustaría visitar con tiempo y poder disfrutar de ellas.- respondió él.

- A mi me pasa lo mismo. Voy a muchas ciudades, pero compito en ellas y veo muy poco de ellas. Así que me gustaría visitarlas con tiempo.- dije yo.

Recogimos el primer plato y empezamos a comer el segundo, merluza a la plancha con ensalada.

- A parte de la natación, ¿qué deportes te gustan?- preguntó Jordi.

- El fútbol, como sabes soy culé. También, me gusta ver algún deporte de vez en cuando que no sea ni fútbol ni natación, como el balonmano, el ciclismo.- respondí.

- A mi a parte del fútbol, me gusta la natación, el baloncesto, el balonmano, etc.- dijo Jordi.

Recogimos el segundo plato y empezamos a comer el postre, la macedonia de frutas.

- Que sepas que te voy a echar mucho de menos mientras que esté compitiendo en la Copa del mundo.- dije.

- Pero podemos hablar por Whatsapp.- dijo Jordi abrazándome

Olí su aroma. Era el mismo aroma que cuando le olí por última vez. Parecía que no había cambiado de perfume.

sábado, 11 de enero de 2014

 
                     Te haré perder el control

                                         Capítulo 6 

*Este capítulo va dedicado al grupo de wa del Club Belmonte por leer mi novela y por hacerme pasar tardes divertidas y por supuesto, por darme información sobre Mireia que yo desconocía. Y gracias a la labor que hace el administrador del Club Belmonte en twitter yo he podido saber cuando competía Mireia y en que pruebas y me he podido guiar. Gracias a todos y cada uno de este Club. Me gusta formar parte de él y apoyar a Mireia con vosotros. PD: Gracias Mery por lo de la ardilla libre. Te quiero.*

- Un filete de ternera a la plancha con verduritas, que hay que cuidar la dieta.- respondí.

- Para mi lo mismo.- dijo Jordi sonriente mientras sacaba los ingredientes y los utensilios para cocinar.

- Y de postre, unas fresitas con un poquito de azúcar, pero sin exceso que sino, me veo última en las pruebas.- dije.

- De eso nada, vas a conseguir muchísimas medallas porque tienes muchísimo talento, pequeña.- dijo Jordi mientras me daba un suave beso en la mejilla.

Sonreí involuntariamente.

Jordi empezó a cocinar, mientras picoteábamos algo y bebíamos los refrescos que había preparado. Pasada una media hora o así, ya estaba todo listo.

- ¡A comer!- exclamó Jordi poniendo dos platos sobre la mesa.

- Tiene muy buena pinta.- dije.

Comenzamos a comer.

- Está delicioso. ¡Qué bien cocinas Jordi!- exclamé.

- Gracias.- dijo Jordi un poco sonrojado.

- ¿Por qué empezaste a nadar?- me preguntó Jordi.

- Por una recomendación, tenía escoliosis.- respondí.

- ¿A qué edad?- preguntó.

- A los cuatro años y me dijeron que servía para ser nadadora y empecé a competir cuando tuve más edad.- contesté.

- Yo también empecé jovencito a jugar al fútbol. Empecé como extremo izquierdo. Pasé por varios equipos hasta que me asenté en el Valencia, me reconvirtieron a lateral izquierdo, fui con la Selección para la Eurocopa de 2012 y después llegué al Barça.- dijo Jordi.

- Naciste en Hospitalet de Llobregat, ¿verdad? El 21 de Marzo de 1989.- dije.

- Cierto. Y tú el 10 de Noviembre de 1990 en Barcelona y te fuiste a vivir de pequeña a Badalona.- dijo él.

- Exacto.- dije.

Acabamos de comer el filete y fuimos a por el postre, las fresas.

- Te gusta mucho el reggaeton, estar con las amigas, ahora conmigo también, te gusta bailar y como cantante te gusta mucho Don Omar.- dijo él.

- Ay, Xavi, que bien das información.- dije.

Jordi soltó una carcajada.

- Además, tienes alergia al cloro y asma, y estás en la natación profesional. Es un gran logro. Además has conseguido tantísimas cosas.- dijo Jordi.

- Sí. Y a mi me han dicho que te gusta ser una ardilla libre y jugar al fútbol.- dije.

Jordi soltó una carcajada. Yo otra.

- ¿Me estás llamando ardilla?- preguntó él.

- Sí, pero eres MI ardilla.- contesté.

Jordi sonrió.

- Además, te llaman Jordi Bala y lo que más me gusta, te dicen bollicao.- dije.

- No, el bollicao eres tú, vamos que estás para comerte.- dijo Jordi.

Yo me sonrojé. Él me besó.

- Y a mi me han dicho que tú eres la sirena de las aguas, ¿o me equivoco?- preguntó él.

- No, no te equivocas.- respondí.

Acabamos de comer el postre. Recogimos la mesa.

- ¿Vas a poner el lavavajillas?- preguntó Jordi.

- Para los pocos platos que hemos utilizado, no. Lavamos a mano.- contesté.

- No, nada de lavamos, lavo yo, no te preocupes.- dijo Jordi.

Me quedé sorprendida. Pocos chicos se comportaban así.

- También me han dicho que eres muy coqueta, que te gustan mucho los espejos, normal, ellos también te adoran, les gusta reflejar una cara tan bonita como la tuya.- dijo Jordi.

En ese mismo momento, creía que me caía muerta al suelo.

- ¿Qué te pasa?- preguntó Jordi.

- Nada, solo que nadie antes se había comportado así conmigo.- respondí.

- Pues vete acostumbrando porque a mi me gusta comportarme así de caballeroso con la chica que me gusta.- dijo él.

Sonreí.

- También, eres vergonzosa, tímida y tu color es preferido es el rosa. Ah, y no puedes estar sin pintarte las uñas.- dijo Jordi.

- Se ve que Xavi y tú habéis estado hablando mucho de mi.- dije.

- Por supuesto, es lo que tiene verle todos los días, unas dos horas o más.- dijo.

Sonreí.

Jordi se acercó a mi. Empecé a temblar.