miércoles, 15 de enero de 2014


                     Te haré perder el control

                                                                     Capítulo 10

Narra Mireia:

Me desperté en la cama de Jordi, tenía sus brazos rodeando mi cintura. Su rostro tenía aspecto angelical. No quería que me soltase nunca. Que este momento no se acabase nunca. Que estuviésemos así eternamente. Que se parase el tiempo.

Jordi despertó y le susurré al oído lentamente:

- Pequeño, es hora de merendar.

Él me miró y negó con la cabeza.

- ¿Por qué?- pregunté.

- No quiero separarme de ti.- respondió él.

Él tampoco quería separarse de mi. Teníamos el mismo sentimiento.

- ¿Qué quieres de merendar?- preguntó Jordi.

- ¡Me encantaría chocolate! Pero no puedo… Tengo que competir los días 29, 30 y 1 en Castellón.- contesté.

- Así que voy a estar otro tiempo sin verte…- dijo Jordi.

- Sí, pero estoy a 2 horas y 48 minutos, no estoy a 8 horas o más de ti.- dije.

- Eso es verdad. Bueno, te voy a hacer un combinado de frutas con kiwi, fresas, plátano, mandarina, manzana y pera. Y después, tenemos que salir a correr una hora.- dijo Jordi.

- ¡Qué rico! Vale, por mi no hay ningún problema.- dije.

Jordi y yo comimos el combinado de frutas que hizo él y después salimos a correr una hora como teníamos planeado.

Al día siguiente:

Falta un día para el cumple de mi madre y de mi hermano. ¡Y no tengo nada preparado!- pensé.

Salí a hacer las compras para el cumple de mi madre y de mi hermano. Les compré una tarta de fresa, que es la preferida de los dos. Pero una bien grande les compré. Después, a mi hermano le compré un abrigo, que buena falta le hacía ya que tenía uno muy viejo y a mi madre le compré varios pañuelos para el cuello, ¡le encantaban!

Le conté a Jordi que tenía pensado que mañana le haría una sorpresa a mi madre y a mi hermano.

- Así que los reunirás en casa de tu madre, aparecerás con la tarta y los regalos.- dijo Jordi.

- Sí, les va a encantar. A ellos siempre les han gustado las sorpresas.- dije.

- Seguro que sí, a tu familia seguro que siempre les va a gustar todo detalle que tengas con ellos.- dijo Jordi.

Envolví los regalos para mi hermano y mi madre. También, les llamé para que a las 17:00 estuviesen los dos esperándome en casa de mi madre junto con mi padre y mi cuñada, Ana.

Al día siguiente:

Ya era el día del cumpleaños, el día de la sorpresa a mi madre y a mi hermano.

- ¿Estás preparada para darles la sorpresa?- preguntó Jordi.

- Sí, estoy lista y estoy segurísima de que les va a encantar.- respondí sonriente.

A las 17:05 o así me dirigí a casa de mi madre, allí ya me estaban esperando mi madre, mi padre, mi hermano Xavi y mi cuñada Ana. Celebramos el cumpleaños de mi hermano y de mi madre. Comimos la tarta de fresa y yo les di mis regalos al igual que mis padres y mi cuñada. Además, les dije que había empezado una relación con Jordi y que cuando llevásemos un mes o más se lo presentaría formalmente, no como la otra vez en mi cumpleaños que le presenté como un amigo y rápidamente.

Quedé con Jordi en su casa, hoy íbamos a pasar la primera noche juntos. Ya sería la segunda vez que dormiríamos juntos, pero no es lo mismo dormir una siesta de una o dos horas que una noche entera y nada más despertarse ver a la persona a la que quieres.

- ¿Qué tal lo pasasteis?- preguntó Jordi.

- ¡Genial! Hemos bailado, comido, reído, cantado, les hemos dado los regalos a mi madre y a mi hermano…- contesté con una sonrisa de oreja a oreja.

- Me alegro, ahora te toca pasar la noche conmigo.- dijo Jordi guiñando un ojo.

Me abracé a él, quería oler su aroma.

Me puse el pijama, él también, puse el despertador para que al día siguiente no llegase tarde a entrenar y él también puso su despertador. Él me abrazó, yo apoyé mi cabeza en su pecho y así, sintiendo su respiración y oliendo su aroma, me dormí.

Día 19:

- Jordi, siento decirte que el día 22 tengo que competir en el Meeting National de Compiègne en Francia. Tengo que viajar mañana, lo siento por decírtelo ahora… Pero no quería estropear los días tan bonitos que estábamos pasando.- dije apenada.

- Eh, princesa, no te preocupes, estaré pendiente de lo que consigues en las pruebas, no te pongas triste, pronto pasaremos unos días como los que hemos pasado esta semana.- dijo Jordi.

Al instante, me puse feliz por sus palabras. Y gracias a él y a sus palabras, me fui más contenta a entrenar.

Cuando llegué a casa, Jordi me tenía la comida lista, hoy había salido antes del entrenamiento y me había preparado algo de pasta. Comimos y nos fuimos a las tiendas que estaban situadas en La Rambla y también, a algunas que había en el Paseo de Gracia. Dimos un buen paseo y Jordi me compró mucha ropa, zapatos, joyas, complementos… ¡Sabía como complacer a una mujer!

El día 20 viajé a Francia para competir y el día 21 entrené allí. Me mantenía en contacto con Jordi a través de Whatsapp.

Día 22: Mireia compitió en los 800 metros libres y consiguió la medalla de oro. En los 400 metros estilos también consiguió el oro.

Día 23: Mireia consigue el bronce en los 100 metros braza. El oro en los 200 metros estilos. Además, de conseguir ganar el reto de estar nadando una hora. Y en los 100 metros libres, Mireia finaliza sexta, por lo tanto no consigue medalla.

Día 24: Mireia en los 100 metros mariposa consigue la plata, en los 100 metros espalda consigue el bronce, en los 100 metros estilos consigue el oro y en los 200 metros libres consigue también el oro.

Narra Jordi:

Hoy ya volvía Mireia de competir en Francia. Estaba ansioso, mi corazón latía acelerado, mi respiración era entrecortada, me sudaban las manos, estaba nervioso, quería verla ya, me costaba estar separado de ella.

Fui a recoger a Mireia al aeropuerto.

- Echaba de menos tu dulce voz.- dije susurrándola al oído.

Ella sonrió y sus mejillas se tornaron de un color rojizo mientras que se recogía el pelo en una pequeña coleta.

La llevé a su casa, ella no quería que me quedase porque quería descansar, la di un pequeño beso en la frente y me despedí de ella. La dije que cuando quisiese podría llamarme o mandarme un mensaje para quedar.

Narra Mireia:

Me encantaba como se comportaba Jordi conmigo. Era un sueño de chico. Era de esos chicos que esperas toda la vida, que parece que nunca van a llegar, pero llegan, te cambian la vida, te la alegran, te hacen pensar, te hacen reflexionar, te hacen ser diferente.

Descansé durante dos horas, ya eran las 17:00 o así y decidí salir a dar una vuelta por Barcelona, sola, ahora mismo no me apetecía estar acompañada.

Pienso que todo el mundo necesita unos momentos de descanso, de alejarse de todo y todos, de estar solos con uno mismo para conocerse poco a poco y saber como controlarse y como comportarse en cada situación.

Caminé por las calles de Barcelona, sin rumbo, sin saber a donde ir. Solo mis pensamientos y yo. Todo en mi familia iba bien, con mis amigos igual, estaba con Jordi y estaba muy bien en mi carrera deportiva. No había nada por lo que preocuparse. De repente, alguien interrumpió mis pensamientos. Era una niña pequeña, tendría apenas unos 6 o 7 años de vida.

- H.. Ho… hola.- dijo ella tartamudeando.

Yo me agaché para estar a su altura y la dije sonriendo:

- Hola, pequeña.

- ¿Me puedo hacer una foto contigo?- preguntó ella con su voz inocente.

- Claro.- respondí yo.

Ella me señaló con el dedo a su madre y me hice la foto con ella. Conversé un poco más con ella y la firmé un autógrafo en un papel. También, charlé con su madre.

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