¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
jueves, 16 de enero de 2014
Te haré perder el control
Capítulo 11
Seguí caminando por Barcelona, contemplando su belleza. Que mal que no me traje la cámara para ir haciendo fotos…
Narra Jordi:
Estaba en la floristería comprando unas rosas rojas para Mireia cuando la vi pasar por la calle… Rápidamente salí, la perseguí durante varios segundos hasta que logré alcanzarla.
- Eh.- dije tocando su hombro.
Ella se sobresaltó.
- Ah, Jordi eres tú…- dijo ella.
Parecía apenada.
- ¿Pasa algo?- pregunté.
- No, nada. Solo he salido a dar una vuelta para despejarme, hay veces que aunque no pase nada, necesitamos apartarnos de todo y de todos.- respondió ella.
Sonreí.
- Bueno, ven, tengo algo que darte.- dije.
Ella me siguió hasta la floristería. Allí, la chica ya tenía las flores preparadas. Las pagué y se las di a Mireia.
- Tenía pensado llevártelas a tu casa, pero como te he encontrado por la calle, te las doy aquí.- dije.
Ella sonrió. Salimos de la floristería y caminamos por la calle hasta llegar a su casa. Allí, ella me invitó a un té. Ella también se tomó uno.
- Que bien entra ahora un té calentito…- dijo ella.
Sonreí.
- Tienes toda la razón.- dije.
- He alquilado una película. Tenía pensado verla esta noche mientras cenaba, pero si quieres la podemos ver ahora.- dijo Mireia.
- Sí, estaría bien. ¿Qué peli es?- pregunté.
- Todos los días de mi vida.- respondió ella.
- Se que peli es, pero no la he visto.- dije.
- Yo tampoco, por algo la alquilé.- dijo Mireia soltando una pequeña risita.
Narra Mireia:
Cuando estás enamorado solo tiene ganas de estar con la otra persona, de ver películas con esa persona de amor o no, da igual el género, solo quieres ver una película con esa persona, leer un libro en su compañía mientras la otra persona lee otro o incluso el mismo libro para después comentarlo, quieres ir a pasear, a hacerte fotos con él, quieres sonreír, quieres ser feliz, quieres besar sus labios y sentir que nunca se va a marchar, que siempre vas a tener a esa persona a tu lado, sentir su aroma, abrazarla, sentir como respira porque tienes tu cabeza apoyada en su pecho mientras intentáis dormir, sentir como vuestras manos se enlazan la una con la otra, sentir que nunca se va a ir, que vas a tener esa persona ahí siempre, al mismo tiempo que tú vas a estar ahí para esa persona, que dormiréis juntos, que os sentiréis uno solo en la cama, que vuestras vidas se van a completar, que prepararéis el desayuno juntos, que os comeréis a besos todos los días, que disfrutaréis con una serie o simplemente con una buena comida en algún restaurante de calidad, que os miraréis a los ojos y sentiréis amor, un amor profundo, el cual solo tú y él lo entenderéis, lo viviréis, que sentiréis como todos os miran deseando tener el mismo amor que vosotros sentís, pero, que solo vosotros tenéis el privilegio de sentir, que haréis todo lo posible por sentiros cerca cuando estáis lejos, que nunca os vais a querer separar físicamente, pero lo tendréis que hacer por trabajo o cualquiera otra causa, pero que vuestras almas permanecerán unidas, que sentiréis como el otro respira por ti o incluso que su corazón late por ti. Sentiréis lo que es amar, sentiréis el amor, ese amor que nunca tenéis que dejar marchar.
Narra Jordi:
Nos pusimos a ver la peli. Al final, Mireia acabó llorando. Ella era de esas personas sensibles que lloraban con películas como Titanic, Todos los días de mi vida, etc.
- ¿Qué te apetece para cenar?- preguntó Mireia.
- La cena la hago yo, eh.- dije.
- De eso nada, Jordi. Llevas cocinando un montón de días y yo todavía no te he enseñado como cocino.- dijo ella.
- Bueno, hoy te dejo. Pero sabes que me gusta cocinar y no quiero que tengas que cargar con el peso de todas las tareas de la casa mientras que yo esté aquí.- dije.
Mireia asintió y se dirigió hacia la cocina. Yo fui tras ella.
- ¿Qué quieres de cenar?- preguntó ella.
- Avena con manzana y miel con un poco de leche.- contesté.
- Estabas pensando lo mismo que yo, me has leído la mente.- dijo Mireia mientras soltaba una carcajada.
- Estabas pensándolo porque seguro que alguien te dijo que es uno de mis platos favoritos y más, si lo como de noche.- dije.
- Me has pillado.- dijo Mireia.
Solté una carcajada.
Mireia preparó la cena y nos pusimos a cenar.
- ¡Está muy rico!- exclamé.
- Para que veas que no eres el único que sabe cocinar en esta casa.- dijo Mireia.
Me acerqué lentamente a Mireia, la agarré por la cintura y la besé con pasión, con deseo, sin pausa, quería hacerla saber que esta noche, en este mismo instante íbamos a ser uno solo. Ella no hizo ningún gesto de querer detenerse. Avanzamos apresurados hacia su habitación, pero sin dejar de besarnos y desnudándonos poco a poco.
- No te detengas Jordi, estoy preparada, ha llegado el momento.- dijo ella.
La tiré sobre la cama y me recosté encima suya. Y entre besos, caricias, muestras de amor, aromas, sábanas y mucho amor nos perdimos.
Narra Mireia:
Desperté entre sus brazos, eran alrededor de las 4:00 de la mañana y todavía me faltaba una hora por dormir antes de ir a entrenar. Recordé la noche que pase junto a él, como nos fundimos en uno solo.
Besé su torso desnudo y me volví a dormir. Pasada una hora me desperté para ir a entrenar. Le abracé y respiré por última vez su aroma antes de marchar a entrenar. Tengo hasta el día 28 para disfrutar de Jordi porque después, me voy a competir a Castellón.
Narra Jordi:
Sentí como Mireia me abrazaba y se iba a entrenar, yo proseguí durmiendo.
Pasadas unas horas, me desperté para ir a entrenar. Pensé en lo que había pasado por la noche, ella me hacía perder el control y ayer, de verdad, perdí el control.
Narra Mireia:
Jordi si que me hacía perder el control. Él sabía como complacerme y llevarme hacia la locura. Lo de ayer si que fue perder el control y si que me llevo hacia la locura.
Terminé de entrenar y me fui hacia la ciudad deportiva para ver terminar el entrenamiento del Barça y esperar a Jordi para ir a comer a su casa.
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