jueves, 2 de enero de 2014

Una pequeña historia sobre Harry Edward Styles, para mi hermana.

Esta historia está inspirada en ella y es exclusivamente de ella, por su cumple, espero que la guste porque lo he hecho con todo el amor del mundo y con toda la ilusión. Te quiero, Lu. Felices 13, pequeña.

*En esta historia ponte que tienes 16 años y que vas a cuarto de la eso. Ah, y que vives en Los Ángeles y yo en San Diego con Josh. JAJAJAJA No, con Josh, no. Pero imagínate que es así la cosa.*

- Eh, Lucía, ¿a qué no sabes quién va a venir a nuestro instituto durante este curso?- dijo Ana entusiasmada.

- Ay, no sé, Ana, pero no me grites, me vas a dejar sorda.- dije molesta.

- Bueno, entonces no te lo digo. Lo verás mañana.- dijo Ana

Y me quedé con la duda. Ana podía ser la más cabrona que había en el mundo haciéndome cosas como estas, pero en el fondo la quería. Era de las mejores personas en mi vida. Era mi mejor amiga, claro que después de Cristina mi hermana como la llamo yo. Lo que pasa que ella vive lejos de mi, a unas dos horas y media, ella vive en San Diego, nos vemos pocas veces, pero hablamos por twitter y por skype y realmente la amo, la quiero mucho.

A la mañana siguiente me levanté, cogí mi ropa {camiseta negra de tirantes y pantalones vaqueros cortos} elegí esta ropa debido a que estamos en verano y bueno, acabamos de empezar las clases, hace 2 días, hasta hora no estamos haciendo nada debido a que un alumno o alumna nueva va a llegar, llega hoy según Ana y estoy super nerviosa, la verdad. Quiero saber ya quien es. Agarré mi mochila, comí algunas y bebí rápido un zumo para salir pitando a clase junto con Ana, mi mejor amiga.

- Venga, Ana, dime quien es.- dije en tono de súplica.

- Cuando lleguemos lo verás. Solo te diré que se ha tenido que saltar 3 cursos, tiene 19 y antes de volver a irse de gi…- dijo Ana, pero paró.

- ¿Gira? ¿Has dicho eso? ¡Oh díos mío! ¡Ya sé quién es! Por eso te pusiste así ayer.- grité.

- Sh, tranquila.- dijo Ana.

- ¡Es Harry verdad! ¡Es Harry!.- grité más entusiasmada aún.

- Sí, y antes de volver a irse de gira tiene que recuperar este año y ha venido a nuestro instituto.- dijo Ana sonriente.

- ¿Sabes que me va a dar algo?- pregunté gritando.

- Sí, cálmate.- dijo Ana.

- Oh, vamos, tú seguro que estás igual que yo, Harry te provoca la misma sensación que a mi. Lo que pasa que lo escondes mejor que yo.- dije.

Llegamos al instituto y allí estaba él con su cabello con aquellas ondas marrones pero con un reflejo rubio debido al sol. Sus gafas de sol, su moto, sus tatuajes, llevaba una camiseta blanca de manga corta, el final de la manga estaba remangado y un pantalón vaquero de color claro. Tocó el claxon de la moto y sonrió hacia donde estábamos. La verdad que no se muy bien hacia donde. Creo que hacia donde estábamos, pero había tanta gente. Ya dentro del instituto, Ana fue a clase ella iba al B y yo al A, justo a Harry le había tocado en el A. Yo no podía estar más nerviosa. Nos tocaba clase de Lengua y Literatura y justo tenía a Harry detrás. No se me daba mal esta clase, no era mi fuerte, pero no se me daba mal, pero tener a Harry detrás era demasiado para mi. Siempre quise tenerle tan cerca, pero jamás lo imaginé en estas circunstancias.

- Oye.- susurró alguien por detrás.

Me giré y era Harry.

- Dime.- dije sonando amable.

- No entiendo bien esta clase, ¿podrías explicarme que es el hipérbole?

Y allá que fui, a explicarle que la hipérbole era una exageración, por más que le ponía ejemplos, él no lograba entenderlo y ya la profe nos regaño y tuvimos que mantenernos callados el resto de la clase.

Fui a mi casillero y antes de que Harry pudiese verlo, quité todas las fotos que tenía de él, las que tenía que salía con los chicos, las dejé, así parecería una chica que le gustaba 1D, pero no desesperada por Harry.

Noté algo detrás de mi hombro, me giré y era Harry. Casi me da un susto de muerte.

- Hola.- dijo tímidamente mirando las fotos de 1D.

- Hola.- dije intentando sonar calmada.

- Así que fan de 1D, eh.- dijo él. - Bueno, no vengo por eso, venía a disculparme porque te regañaron en clase y fue por mi culpa, yo te distraje.

Oh que bueno.-pensé.

- No pasa nada, no es tu culpa, una duda la puede tener cualquiera.- dije para no darle importancia.

- Bueno, no sé donde es mi siguiente clase, ¿podría ir contigo y sentarme contigo para que me guíes?- preguntó él algo tímido.

- Oh, sí, por supuesto.- dije poniéndome más nerviosa cada vez.

Caminando a la clase de Historia, Harry me agarró la mano y me encantó esa sensación, pero no pude evitar soltarme, sentía algo de incomodidad.

Llegamos y nos sentamos juntos. Entonces, apareció Jordi, uno de mis amigos y compañeros de clase, siempre me sentaba con él y parecía molesto. Y me sentí mal amiga.

La clase de Historia la pasé hablando con Harry de nuestros gustos, de los cuales yo sabía ya algunos. Tocaba Mates y yo era penosa.

Me senté con Jordi para que no se sintiese triste de nuevo y Harry se sentó delante.

- ¡Control! Para ver si habéis dejado las mates atrás estas vacaciones o las habéis practicado.- dijo la profesora.

Oh, no, sin repasar ni nada con lo mal que se me dan. Vi como Harry sonreía y seguro que se le daban bien. Pensé en copiar, pero, ay, nunca lo he hecho.

Harry acabó su prueba y yo le susurré sujetándolo por su camiseta:

- No se hacer nada, ayúdame, por favor.

Él sonrío, creo que se alegraba de que le pidiese ayuda.

- Bien, he terminado. Daremos un cambio, la hago y la volvemos a cambiar.- susurró él.

Allá vamos, pensé para mi. Estaba nerviosa, me temblaba todo. Oh, no, se le liaron los papeles, no. Y bom, nos pillaron. No puede ser.

- Al despacho del director.- dijo la profesora.

- No puede ser, no puede ser.- susurraba yo.

- ¿Qué pasa? ¿Nunca te metiste en problemas?- preguntó Harry.

- ¡No! ¡Y a estas alturas no debería meterme en problemas!- exclamé nerviosa.

Harry me abrazó y me sorprendió. Me acarició el pelo y me susurró al oído, era irresistible:

- Tranquila, fue mi culpa, yo me echaré la culpa, no te va a pasar nada.

Y así fue, Harry se echó todas las culpas. Dijo que me quitó el examen para hacerlo él para que no suspendiese y bueno, de alguna u otra manera le creyeron. Tenía algo que le hacía muy convincente.

- Bueno, les mandaré un trabajo como castigo, tendrán que hacer un trabajo sobre Matemáticas de las ecuaciones.- dijo el director.

Suspiré. Salimos del despacho del director.

- Bueno, pues quedamos en mi casa. Te recojo a la salida.- dijo Harry guiñándome un ojo.

Llamé a mi madre y le conté todo. Ella lo comprendió y me dejó ir.

A la salida:

- Eh, muñeca, sube a la moto.- dijo Harry.

Me subí.

- No me vuelvas a llamar así o tendrás problemas.- dije.

- ¿Así? ¿Me vas a insultar? ¿O tal vez a pegarme? ¿O quizás arrancarás tus pósters de mi como lo has hecho antes de tu taquilla?- preguntó.

- ¡Imbécil!- grité.

- Así que optaste por insultarme. Yo creo que a una persona que admiras no se le insulta ni nada, ¿no crees?- dijo él.

- Pero tu me has sacado de mis casillas.- dije moletas.

Llegamos a su casa. Entramos. Era grande, espaciosa y yo creía que mi casa era grande…

- Sabes, lo hice de broma lo de antes. Me gusta irritar a chicas tan bonitas como tú.- dijo Harry.

Me había lanzado un piropo y mis mejillas se tornaron de color rojo, un rojo muy intenso, yo creo que Harry se dio cuenta porque soltó una carcajada.

Hicimos el trabajo, que se basaba en explicar el porqué del cual existían las ecuaciones, de donde venían, quién las inventó y hacer alguna de ejemplo.

Mi madre me llamó para saber cuando volvería.

- Mamá, seguimos con el trabajo.- dije y miré a Harry que hizo un gesto de dormir y comer.

- Espera, ma…- no pude terminar y Harry me quitó el teléfono.

Narra Harry:

Le cogí el teléfono a Lucía, Lu como quería que la llamasen y le dije que la cuidaría, que la amaba, que perdón si causé algún mal y la convencí para que se quedase a dormir y a cenar.

Narra Lucía:

Me devolvió el teléfono y mi madre me dejó quedarme a cenar y dormir. No lo podía creer. Iba a dormir y cenar en la casa de Harry. El corazón me dio un vuelvo. No me lo podía creer.

La madre de Harry nos llamó para cenar, cenamos pizza, yo quería comer algo más y le dije a Harry:

- Me gustaría comer algo más.

- Lo que tu quieras, princesa. Tienes de todo en la nevera.- dijo sonriendo.

¡Me había dicho princesa delante de sus padres!

Fui a la nevera y cogí un yogur de fresa.

Después de cenar, Harry me agarró la mano y fuimos al patio de atrás, la piscina con esa luz y las palmeras le daban un toque muy romántico, ¿es que acaso… Harry haría eso?

- Lucía, bueno, Lu apenas nos conocimos de hoy, bueno tú por internet y esas cosas de hace más, supongo. Pero siento como si te conociese de toda la vida, esto es una locura, pero siento que eres la indicada, siempre quise a alguien así. ¿Quieres ser mi novia?- preguntó Harry.

En un principio, me quedé callada, pero después hablé temblorosa:

- Esto es una locura, pero claro que quiero ser tu novia, Harry.

Y desde ese momento, estoy saliendo con Harry y ahora yo tengo 23 años y él 26 años y estamos a punto de casarnos. Cuando me pidió que me casase con él, lo hizo en lo alto de la Estatua de La Libertad de noche, desde allí se veía la ciudad de Nueva York y fue lo más bonito que pude ver y con lágrimas en los ojos le dije que si.








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