sábado, 23 de agosto de 2014


                     Sube la temperatura
   
                                       Capítulo 14

*Ahora os dejo el capítulo 14, espero que os guste, gracias por leer y si comentáis, ¡genial! Nos vemos en una semana <3*

A la entrada de mi hotel, Mats me estaba esperando. Llevaba un pantalón vaquero y una camiseta corta porque hacía calor. Tenía sus manos metidas en los bolsillos del pantalón y el pelo despeinado, pero seguía siendo atractivo, solo te hacía falta mirar sus ojos café y sabías que era el mismo chico que se había estado contigo desnudo en la cama o al lado tuya en la barra del bar.

- Me gustas más sin maquillaje, despeinada y desnuda en mi cama.- dijo él susurrando.

- Aún te quedan unas horas para verme así.- dije guiñándole un ojo.

Agarré su mano y le sonreí, él me sonrió y acarició mi mejilla.

No podía dejar de mirarle como cual embobada. No tengo nada que perder por empezar una relación con él. No sé cómo pude estar ciega y decirme que no a mi misma, siento algo, pero no sabría definirlo.

- Creo que tenemos que empezar desayunando, pero mal asunto porque estamos en otra ciudad diferente en la cual se encontraba el otro bar.- dijo él guiñando un ojo.

- Da igual el lugar, solo quiero estar contigo.- dije con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿He escuchado lo que creo que he escuchado, señorita Laia?- preguntó él con una sonrisita.

- Lo has escuchado perfectamente.- dije dándole un pequeño golpe en el hombro.

Mats se colocó detrás de mi y  me agarró por la cintura, acercó sus labios a mi oído y dulcemente susurró:

- Gracias por querer estar conmigo.

Me giré y le vi sonriendo como un niño pequeño con una piruleta. Me quedé frente a él y solo existíamos él y yo. Acercó sus labios a los míos y pude sentir su respiración. Me besó, el mejor beso que me ha dado hasta ahora, los mejores labios que he probado.

Narra Mats:

Y por fin estaba con ella. Después de verla aquella vez que estuve en España en una cadena española, después de verla en el terreno de juego por primera vez cuando disputamos aquel partido contra el Real Madrid tanto en Alemania como en España, después de que me entrevistase, después de buscar información sobre ella, después de que me costase mucho conocerla, que por fin hubiese una fiesta en la que periodistas y futbolistas del Mundial coincidiesen y que ella estuviese allí, hablar con ella de nada que no fuese fútbol, decirle lo que sentía y por fin, ella estaba aquí, junto a mi, queriéndome. Ahora puedo abrazarle, besarle, hacerle saber que es mía y no preocuparme porque nadie vaya a robarle el corazón porque ya se lo robado yo, de eso estoy seguro.

Caminamos agarrados de la mano hasta un bar.

- Señorita Laia, usted primero.- dije sonriéndola.

- Oh, que caballeroso Mats.- dijo ella dándome un abrazo.

Pedimos unos zumos de piña y unas tostadas con aceite.

- ¿Cómo ves los cuartos frente a Francia?- preguntó ella.

- Estoy muy motivado, creo que podemos ganar, pero prefiero no hablar de fútbol, podrías publicarlo.- dije.

- Sé cuando tengo que ser novia y cuando tengo que ser periodista.- dijo ella.

- Ya lo sé, señorita Laia, estaba de broma.- dije riendo.

Ella se rió.

- Tú siempre tan bromista.- dijo Laia.

- ¿Me entrevistarás después del partido frente a Francia?- pregunté curioso.

- Solo si marcas.- dijo ella guiñándome un ojo.

- Entonces intentaré marcar.- dije sonando divertido.

Tomamos nuestro desayuno y salimos del bar para dar una vuelta.

- No quiero ver monumentos ni nada por el estilo, solo quiero agarrar tu mano y caminar hasta que nos cansemos.- dijo ella mirándome tiernamente.

- Yo también quiero eso.- dije sonriendo.

Después de una larga caminata, paramos a descansar en un banco.

- ¿Sabes que ahora nos toca volver?- pregunté.

- Estoy muy cansada como para volver a andar todo eso de nuevo.- respondió ella.

La cogí en brazos y empecé a andar. Ella empezó a reírse y yo también me reí.

- Eres más caballeroso de lo que esperaba.- dijo ella.

Tras un rato, ella pidió que la bajara.

- Espero que no tengas agujetas para mañana, no quiero eso.- dijo Laia preocupada.

- No creo que tenga por llevarte unos pocos minutos en brazos.- dije sonriente.

Llegamos al hotel donde se concentraba la selección alemana. Allí quedaban pocos jugadores descansando y no había prensa ya que si íbamos al hotel donde ella se hospedaba, nos verían todos los periodistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario