lunes, 18 de agosto de 2014

   
                      Sube la temperatura
                             Capítulo 8 

- Parecemos ya un matrimonio y todo.- dijo ella.

- No seremos un matrimonio aburrido.- dije.

- Más despacio, chico duro. No voy a casarme contigo.- dijo ella.

- Entonces eres de las que te acuestas con un tío y le dejas tirado.- dije.

- ¿Cómo puedes pensar eso?- pregunté.

- Porque si no me quieres, te has acostado conmigo para después dejarme tirado.- dije siendo sincero.

- Mats, no sé lo que siento, esto está siendo difícil para mi, solo déjame espacio.- dijo ella y tras esto se quedó dormida en mis brazos.

Verla dormir era uno de los mejores placeres que existían después del sexo con ella. Ha sido realmente maravillosa hacerla sentir que era mía.

- Buenos días, chica dura. Es hora de que te vistas y te vayas antes de que alguien pueda vernos.- dije guiñándole el ojo.

- Buenos días, chico duro. Me voy a ir ya, no hace falta que me eches. Espero una llamada o un mensaje o volver a vernos.- dijo ella.

- Nos veremos todos los días en Dortmund y cuando estemos de vacaciones.- dije sacándole la lengua.

Ella rió y se marchó.

Narra Laia:

- ¡Has pasado toda la noche fuera!- gritó Natalia.- ¿Pero sabes por qué no me he preocupado? Porque sabía que estabas tirándote a Mats Hummels, ¿y qué tal? ¿Es verdad eso que dicen que los chicos duros son la hostia en la cama?- preguntó ella.

- Natalia… No voy a decirte eso.- contesté.

- Me pareces tan graciosa cuando dices que no lo contarás y sabes que te lo voy a sacar.- dijo Natalia riendo.

- Es la hostia en la cama, sí. Me dijo ayer que era un chico duro en la cama porque todo en la cama se le ponía duro, solo te digo eso.- dije riendo.

- Ese hombre es la hostia, sin dudarlo.- dijo Natalia.

Reí.

- Sí, pero ahora creo que no va a querer tener nada conmigo aunque su reto de que me vaya a vivir con él y tener unas vacaciones juntos sigue en pie.- dije.

- ¡Deja de comerte el coco, Laia! Te quiere y claro que sigue en pie, te está conquistando y no te va a dejar, además te tiene en el bote ya porque se ha podido acostar contigo.- dijo ella y tenía toda la razón.- ¿Sientes algo Laia?- preguntó.

Me quedé callada.

- Si no dices no a la primera, es que sientes algo y no puedes ocultarlo.- dijo ella.

- Es una locura, Natalia. Le conozco desde hace una semana, ¿y ya voy a sentir algo?- exclamé confusa.

- Cosas más raras se han visto y el amor es loco, Laia.- dijo ella, hizo una pausa.- Y si no lo quieres ver, pues muy bien, dicen que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes.- dijo ella y tenía razón, demasiada.

Me llegó un mensaje:

Leona. Sí, leona porque eres una fiera en la cama.

Era Mats.

León. Sí, león porque eres una fiera en la cama.

Me respondió a los pocos minutos:

Así que copiándote de mi, señorita Laia.

Le respondí inmediatamente:

Nadie te ha dado los derechos de autor sobre esa frase. 

Comencé a reírme, ahora tenía una corazonada de que él me quería de verdad.

Me respondió:

Eres lista, señorita Laia.

Le respondí a los pocos segundos:

Tengo algo que preguntarte… ¿De verdad me quieres?

No tardó mucho en responderme:

¿Aún tienes esa duda después de lo que te hice anoche? ¿Y después de mis palabras? ¿Y de mis bombones?¿Después de dejarte claro una y otra vez de que voy a cumplir mi promesa de ganar el Mundial y llevarte de vacaciones y a vivir conmigo? ¿Y después de mirarte el culo la primera vez que nos conocimos? ¿Después de provocarte y ser cariñoso cuando tenía que serlo?

Y unas lágrimas rodaron por mis mejillas.

Ahora no tengo ninguna duda sobre que me quieras, pero tengo una duda, es si yo te quiero.

Respondió siendo la persona más dulce del mundo:

No tienes porque decirme ahora lo que sientes, solo piénsalo bien y cuando estés lista, yo estaré aquí. Ahora tengo que ir a entrenar.

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