miércoles, 24 de septiembre de 2014



                       Sube la temperatura
               
                                          Capítulo 40

*¡Holaaa! Siento subir tarde pero tuve muchísimo que estudiar y muchos deberes. Imaginaros todo lo que tuve y lo difícil que era que para una redacción de francés tardé 1 hora entera :c Pero ya estoy aquí, os traigo el capítulo 40, quedan 11 capítulos para acabar esta primera temporada, espero que os esté gustando y espero que os guste la segunda. Todavía no tengo nada escrito de la novela de Durm y de Fàbregas que tengo pensada porque no tengo tiempo y bueno, ¡graaacias por leer! Si tenéis alguna duda en mi ask o twitter, los tenéis en la barra de la derecha :)*

- ¿Prefieres que vayamos hoy a la piscina?- pregunté.

- Sí, estaremos más tranquilos.- respondió él.

Fuimos a la piscina del hotel y nos recostamos en las tumbonas.

- Que bonito día hace.- dijo Mats cogiendo mi mano.

Sonreí. Él sonrió.

- No me gusta verte desanimado, Mats.- miré sus ojos.

Mats me besó. Dulce y suave.

- Sé que es algo incómodo que yo esté así y que tú quieras disfrutar de las vacaciones pero hasta que no le paremos los pies, no me quedaré a gusto.- dijo.

Le besé enredando mis dedos entre su pelo.

Esbozó una sonrisita.

- Yo superé lo de Javier, tú conseguirás estar bien sin tener que preocuparte por Caty.- dije levantándome. - Me voy a dar un bañito, creo que a ti también te vendría bien.

Mats asintió y se levantó de la tumbona. Agarró mi mano y tiró de mi hasta la piscina. Cuando salí a respirar le pegué un puñetazo en el brazo a Mats.

- Eso ha dolido.- dijo él.

- No haberme tirado a la piscina de ese modo.- dije.

- ¿Te has enfadado?- preguntó él.

- Un poquito, haberme avisado.- contesté.

- Lo hago todo mal.- dijo él y en sus ojos se acumularon las lágrimas.

- No digas eso. No haces todo mal. No dejes que nadie te hunda, Mats.- dije abrazándole.- Es una broma, sabes que no me puedo enfadar contigo no después de lo agradecida que estoy por volver a hacerme creer en el amor, por cuidarme y protegerme, por quererme, de verdad, Mats. Si alguna vez me enfado contigo no será nada que no podamos arreglar hablando.- dije calmándole.

Él empezó a llorar.

- ¿Por qué lloras?- pregunté.

- Porque eres increíble, joder.- respondió.

Le besé.

- Voy a intentar que nadie me arruine estas maravillosas vacaciones junto a esta chica tan maravillosa.- dijo él y me besó.

Me sonrojé.

Nos fuimos a las tumbonas, tomamos un poco el sol y decidimos irnos a comer al restaurante del hotel. Durante el camino de la piscina al restaurante Mats no me soltó, me tenía agarrada por la cintura y yo solo podía mirar sus ojos y sonreírle.

Narra Mats:

Ella no se merecía que yo estuviese mal por una persona que no se merecía que ni la prestase atención.

Comimos en el restaurante del hotel y nos fuimos a la habitación.

- Como me pones, señorita Laia.- dije riendo.

Ella me abrazó. La besé. Empezamos a desnudarnos poco a poco. Ella acarició mi espalda clavando suavemente sus uñas en ella. No quería hacerme daño y siempre tenía cuidado con sus uñas. Besé su cuello, fui bajando por su cuerpo dándole besos. Ella reía.

Cuando me desperté, Laia estaba a mi lado en la cama. Acaricié su pelo y la miré detenidamente, fue abriendo sus ojos poco a poco.

- ¿Qué hora es?- preguntó ella con su voz aún adormilada.

- Las 6 de la tarde.- dije acariciando nuevamente su pelo.

Ella esbozó una sonrisa.

- ¿Vamos a ir a la playa?- preguntó ella.

Asentí.

Narra Laia:

Estaba nadando entre las olas mientras Mats me seguía. Sabía que él se estaba recuperando y estaba empezando a sentirse bien de nuevo, eso me hacía feliz a mi. Le saqué la lengua como pude mientras seguí nadando. Sentí que alguien me agarraba la pierna, me giré y era Mats. Estaba riendo.

- ¡Aguadilla no!- exclamé.

- Aguadilla no.- dijo Mats acercándome a mi y me besó.

De repente sentí como alguien me hundía y supe que era Mats, que había aprovechado el momento.


- Mira que eres cabrón.- dije riendo cuando pude salir a la superficie.

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