¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
martes, 9 de septiembre de 2014
Sube la temperatura
Capítulo 25
*¡Hola! Os traigo el capítulo 25, espero que os guste. Estoy super contenta por dos razones asfghjkdjhgj La primera que Mats ya está entrenando, hace algo de trote, es decir, corre por el campo y así su muslo derecho va mejorando c': Y bueno, la segunda es que acabé la segunda temporada de la novela, lo que significa que acabé de escribir la novela entera. Tiene 25 capítulos, no diré nada para no poneros nerviosos jaja Pero bueno, mira que coincidencia hoy subo el capítulo 25 y la segunda temporada acaba en el 25, recordar que aún vosotros vais por la primera temporada, por el 25 leyendo c: Ya mañana empiezo las clases y recordar que el horario de subida va desde las 5 hasta las 10 a partir de mañana ¡Gracias por leer!*
Cuando llegamos a la playa, dejamos las cosas, Mats me cogió en brazos y me llevó corriendo hasta el agua. Yo no podía parar de reír. Nos sumergimos los dos a la vez.
- Aguadillas no.- dije.- Al menos aquí no, que el agua del mar me pica en los ojos.- dije.
- Pues en la piscina no te libras.- dijo Mats.
Reí.
Mats me agarró por la cintura y apoyó su cabeza en mi hombro, nos quedamos mirando al horizonte.
- Somos un punto insignificante en este mundo.- dije.
- Pero eres el punto más insignificante al que más quiero.- dijo Mats.
Le miré.
- ¿Pasa algo?- preguntó él.
- Tienes que tener algún defecto.- dije algo apenada.
- Todos tenemos defectos por muy perfectos que parezcamos. Tú seguro que tienes también.- dijo.
- Soy una persona muy imperfecta.- dije.
- Y con nuestras imperfecciones nos amamos.- dijo Mats.
- Venga, dime tus defectos.- dije.
- Vale, no aguanto nada bien el frío y en Alemania hace mucho frío.- dijo él.
- ¿Es lo único que se te ocurre?- pregunté.- Ese es un defecto muy pequeño, con el que se puede convivir.- dije.
- Bueno, pues otro. Soy muy cabezón, no paro hasta que consigo algo.- dijo él.
- Me pasa igual.- dije riendo.
- Ahora uno tuyo a parte del que me acabas de decir.- dijo Mats.
- Me enfado por cualquier cosa.- dije.
- Yo tengo paciencia. Creo que eso encajaría bien.- dijo Mats.
- Me gusta mandar en la cama.- dije.
- ¿Y eso es un defecto?- dijo Mats riendo.
Reí.
- Para ti sí, el gran Mats Hummels siendo dominado. ¡No me lo creo!- exclamé.
El rió.
- Más defectos.- dije.
- Me gusta dormir desnudo.- dijo él riendo.
- ¿Y desde cuándo eso es un defecto?- reí.
- Ahora en serio, suelo eructar mucho.- dijo Mats.
- Yo también.- dije riendo.
- Eso no es de señoritas.- dijo él riendo.
- En el fondo no soy tan señorita.- dije.
- Pues que pena, señorita Laia.- dijo él.
- Hace frío, vayamos a las toallas.- dije abrazando a Mats.
Corrimos hasta las toallas, Mats era más rápido que yo. Llegó a las toallas antes que yo, cogió una y me arropó con ella. Me abrazó dándome calor.
- El agua estaba helada.- dije temblando.
- Lo que me extraña es que aguantases tanto.- dijo Mats. Aún seguía abrazándome.
- Porque tenía calor.- dije.- Ya voy entrando en calor, gracias.- le dije.
Él se envolvió en su toalla y me miró. Finalmente, acabamos envolviéndonos en una misma toalla para entrar antes en calor. Me sujetaba con sus fuertes brazos mientras nos mirábamos a los ojos. Me besó, un beso caluroso, sin más intenciones que el propio beso.
- Me extraña que aguantases tanto sin comerme la boca.- dije riendo.
Mats empezó a hacerme cosquillas. Me salí de la toalla y corrí un poco, Mats me persiguió y me cogió en brazos. Me besó.
- ¿Quiere la señorita Laia que le coma más la boca?- preguntó riendo.
- Quiero que me haga el amor como anoche.- contesté.
El rió.
- Te gusto, eh.- dijo.- Vamos a bañarnos en la piscina y ya después, le hago el amor como anoche, señorita Laia.
Volvimos al hotel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario