¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
domingo, 7 de septiembre de 2014
Sube la temperatura
Capítulo 23
*¡Holaaa! Os traigo el capítulo 23 y espero que os guste tanto como hasta ahora los otros. Y bueno, he sabido que os tengo "enganchadas" a la novela y eso me encanta. Y también mensajes buenos y asfghjdhgfh. ¡Gracias por leer!*
Narra Laia:
Natalia me esperaba en el restaurante del hotel. Le conté como fue la entrevista con Mats, lo bien que me hizo sentir, que no hicimos nada más que tomar algo y hablar, que le dije que le quería, sus intenciones de casarse conmigo pero que respeto que yo quisiese esperar porque nos acabábamos de conocer.
- Este chico lo tiene todo.- dijo Natalia guiñándome un ojo.
- Es de más de perfecto, tiene que tener algún defecto.- dije.
- Todos tenemos defectos, pero Mats Hummels sabe esconderlos.- dijo ella.
- Pero temo que sean defectos que me aparten de él.- dije.
- Siempre estás igual, cuando alguien te gusta, siempre estás pensando en lo malo, disfruta y cuando salgan los defectos ya iréis solucionándolos.- dijo Natalia y tenía razón.
Llegó el día de la semifinal, 8 de Julio. Alemania ganó 7-1 a Brasil. Entrevisté a Mats y se le notaba demasiado contento. ¡Estaba en la final de un Mundial!
¡ESTAMOS EN LA FINAL DE UN MUNDIAL! SI GANAMOS, RECUERDA QUE DEBES CUMPLIR LA APUESTA. Tu Mats Hummels.
Sonreí como una tonta. Quería cumplir esa apuesta.
¡Felicidades! Te lo mereces muchísimo. Ahora a ganar y yo a cumplir mi apuesta. ¿Dónde quedamos?
Respondió después de unos segundos:
Como siempre, en mi hotel. ¡Ven corriendo porque te tengo unas ganas!
Me reí.
Fui hasta al hotel donde se hospedaba Alemania lo más rápido que pude. Mats me estaba esperando fuera como siempre y estaba eufórico.
- ¡Hemos ganado! ¡Qué contento estoy!- exclamó Mats dando saltos de alegría.
Le agarré la mano y pareció calmarse. Le besé. El mejor beso de mi vida. Nos quedamos mirándonos con las frentes apoyadas.
- Te quiero.- susurré cerrando los ojos.
- Te quiero.- dijo Mats.
Él me besó, agarró mi mano, abrí los ojos y me llevó hasta su habitación sin hacer caso de la fiesta que había montada en el bar del hotel.
Narra Mats:
- No sabes que ganas tengo de hacerte mía.- dije soltando una risita.
- No sabes que ganas tengo de que me hagas tuya.- dijo ella sonriendo.
Su preciosa y radiante sonrisa.
Posé mis manos sobre su culo y reí.
Ella agarró el cuello de mi camiseta y besó mi cuello.
Fui desnudándola poco a poco mientras ella me desnudaba a mi. Nos quedamos desnudos, mirándonos los dos fijamente. Ella se mordía el labio y yo sonreía. Besé su cuello y después me deslicé hasta sus labios.
La noche nos envolvió a los dos con nuestros besos, risas, caricias y la pasión acabó desatando la locura.
Era la 1 de la mañana, Laia y yo estábamos despiertos, yo estaba acariciando su pelo y ella tenía su cabeza apoyada sobre mi pecho desnudo, ella sonreía y yo también.
- Mañana tengo día libre.- susurré.
- ¿Y a dónde iremos?- dijo ella susurrando también.
- Otro bañito en la playa.- dije susurrando.
- Me parece bien.- dijo ella sonriendo.
Besó mis labios.
- Ahora duerme.- dije sonriendo y dejé de acariciar su pelo.
Ella sonrió y se durmió en mi pecho. Yo también me quedé dormido.
- Buenos días, Mats.- dijo ella susurrando en mi oído.
Sonreí y la miré fijamente a los ojos. Ella estaba a mi lado, tenía la cabeza al lado de mi hombro. Acaricié su mejilla. Ella me lanzó un beso, no me pude resistir y la besé. Ella sonrió mientras nos besábamos.
- ¿Vamos a desayunar?- pregunté.
Ella asintió, me levanté de la cama bajo su atenta mirada.
- Ahora la que me mira mientras me visto eres tú.- dije soltando una risita.
Ella rió.
- Soy toda una acosadora.- dijo guiñándome un ojo y reímos los dos.
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