¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Sube la temperatura
Capítulo 26
*¡Holaaaa! Hoy os traigo el capítulo 26, espero que os guste. Ya sabéis que he cambiado el horario de subida de la novela. ¡Qué asco empezar ya! jajaja Pero bueno es lo que hay y no ha ido tan mal.*
Nos metimos en la piscina y lo primero que hizo Mats fue hacerme una aguadilla.
- No te podías estar quieto.- dije.
- Pero no te enfades.- dijo él.- Era una broma.
- No me enfado, papasito.- dije riendo.
- Bueno, otro defecto mío es que me gusta hacer de rabiar a la gente.- dijo él.
- Con tus aguadillas y tus cosquillas se veía venir.- dije riendo.
Mats se acercó a mi.
- ¿Quieres ya subir?- preguntó Mats poniendo una sonrisita.
- Vamos para arriba que te voy a dar lo tuyo.- dije riendo.
- Tú siempre tan graciosa.- dijo Mats riendo.
Subimos a la habitación de Mats.
- El que te va a dar lo tuyo voy a ser yo.- dijo Mats riendo.
Besó mis labios, la punta de mi nariz, haciendo un gesto tierno igual que al besar mi frente, pero rápido, empezó a besar mi cuello y a desnudarme, yo fui desnudándole poco a poco.
- Ya has visto a mi amiguita muchas veces.- dijo él riendo.
Reí, le besé su abdomen.
- Tú también has visto muchas veces a mis amiguitas.- dije soltando una pequeña risita.
Entre el sudor de dos cuerpos unidos, risas, besos y caricias nos perdimos en la pasión del amor loco.
Mats se levantó y se empezó a vestir.
- ¿No te vistes, mamasita?- preguntó él riendo.
Me reí.
- No me gusta ir con prisas.- dije.
- En la cama si que vas con prisa, te gusta llegar rápido al orgasmo para poder repetir antes.- dijo Mats riendo.
- El problema es que ahora no nos dejan repetir así que tardo más.- dije.
Me levanté de la cama y empecé a vestirme bajo la atenta mirada de Mats.
- ¿Qué te pareció esta vez?- preguntó Mats acariciando mi cintura subiendo hasta mis pechos.
- Deja de masajearme los pechos.- dije riendo.
- Lo que diga, señorita Laia. Pero responde a mi pregunta, por favor.- dije.
- Increíble, espectacular, fantástico, cualquier adjetivo para calificarlo se queda corto. Fue como ayer y me alegra de que vayas mejorando.- dije soltando una risita.
Bajamos a comer al restaurante del hotel.
- Tengo otro defecto, no sé cocinar.- dije.
- Yo sí sé cocinar, llevo un tiempo viviendo solo y no me quedó más remedio que aprender.- dijo Mats.
Terminamos de comer y decidimos ir a dar un paseo.
- ¿Estás emocionado por la final?- pregunté.
- Muchísimo, estoy muy nervioso también.- respondió él.
Nos sentamos en un banco y apoyé mi cabeza en su hombro.
- Relájate porque todo va a ir bien, seguro que ganáis.- dije.
- ¿Cómo estás tan segura?- preguntó.
- Cuando un hombre promete ganar una competición es porque se ve muy capacitado de lograrlo.- contesté.
- Eso seguro que te lo ha dicho Natalia.- dijo riendo.
- ¿Es que ya me conoces tan bien?- pregunté.
- Más de lo que tú te crees.- dijo.
- Sigues siendo un misterio, chico.- dije
- No más que tú, chica.- dijo riendo.
- Como no podemos repetir lo de hace un rato, ¿qué hacemos?- pregunté.
- ¿Compramos un helado?- preguntó él.
Asentí.
- Tu sabor favorito es el chocolate.- dijo guiñándome un ojo.
- Sabes mucho sobre mi, el tuyo es el fresa.- dije.
- Acertaste.- dijo riendo.
Nos levantamos y fuimos a por los helados. La tienda no estaba muy lejos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario