¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
sábado, 4 de octubre de 2014
Sube la temperatura
Capítulo 50
*¡HOLAAA! Espero que estéis disfrutando del fin de semana. Yo por mi parte siii!! Aunque la semana que viene tengo tres exámenes pero se recompensa con jueves por la tarde y noche, viernes, sábado y domingo fiestas, seeep. Van a ser las fiestas aquí y esos días a lo mejor el horario cambia un poco porque no sé cuándo subiré teniendo en cuenta que también tengo que estudiar y hacer deberes porque a la semana siguiente tengo dos exámenes así que bueno ya me organizaré y solo deciros que a partir del jueves que os esperéis a cualquier hora la novela, que no os dejo sin subir tranquilos y mañana ya el último capítulo de esta primera temporada así que bueno el lunes comienzo con la segunda. Muchas gracias por leer!! Besos <3*
Recogimos nuestras maletas y esperamos como durante 20 minutos a los de la mudanza, llegaron y nos acompañaron hasta mi nueva casa. Desde el aeropuerto a mi nueva casa tardamos como unos 30 minutos. Estaba en un barrio tranquilo y bastante bonito. Era espaciosa. Un salón y una cocina juntas, bastante moderno, un baño bastante bonito, amplio y luminoso al igual que el salón, un jardín en la parte de detrás amplio y bonito, el de la parte delantera era una pequeña entrada hacia la casa y otra hacia el garaje. En el garaje entraba un coche. Unas escaleras que conducían hacia un hall con tres habitaciones, la principal tenía su baño incorporado y para las otras dos habitaciones había otro baño común.
- Es demasiado grande para mi.- dije.
- Serán solo unos meses, hasta que te vengas a vivir conmigo.- dijo Mats sonriendo.
Los de la mudanza dejaron todas las cajas en el salón y les pague.
- ¿Cuándo vamos a Bergisch Gladbach?-pregunté.
- Mañana volaremos a mi ciudad, le llamamos pueblo y es una ciudad.- dijo Mats riendo un poco.- Hoy vamos a descansar o lo que surja.- dijo guiñándome un ojo.
Posé mis manos sobre su culo y Mats me miró mordiéndose el labio.
- No sabía yo esto de ti.- soltó una risita.
- Aún no sabes todo sobre mi, señor Mats.- reí.
- Sigo diciendo que eres un misterio, señorita Laia.- sonrió.
Como hoy iba con manoletinas, me tuve que poner de puntillas y él tuvo que agacharse un poco para que pudiese besarle.
Él besó mi cuello y yo enredé mis dedos entre su cabello. Pegué un salto y enredé mis piernas entre su cintura acercándome hacia su amiguita.
- Sabes como provocarme.- dijo Mats jadeante.
Esta vez estaba muy excitado. Yo también lo estaba.
- No tenemos donde hacerlo.- dije jadeante- No hay camas ni sofás.
- No pasa nada, hay una mesa entre la cocina y el salón, eso servirá.- dijo él aún jadeante.
Fuimos corriendo hacia donde estaba la mesa. Como el salón y la cocina estaban conectados. No había paredes que los separasen, la mesa estaba entre ambas salas.
Le quité la camiseta a Mats mientras besaba su torso desnudo. Él me quitó la camiseta y besó mis pechos. Seguíamos jadeantes. Terminamos desnudándonos. Me tumbé encima de la mesa de la cocina, Mats se colocó también encima de la mesa, con cuidado de no aplastarme y allí mismo nos unimos en uno.
Mats y yo habíamos quitado unos cojines de una caja y nos habíamos sentado en ellos mientras nos comíamos unos bollos que habíamos comprado en un mercado que estaba a 5 minutos andando de mi casa. De postre habíamos cogido gelatina de varios sabores y habíamos comprado cucharillas de plástico aunque yo traía cubiertos en las cajas, pero por no andar quitando cosas de las cajas…
- Si quieres vamos a dar un paseo y vas conociendo un poco Dortmund y acabamos en mi casa. Llévate lo que necesites para esta noche. Además de la maleta para el viaje.- dijo Mats.
Cogí las dos maletas y guardé todo lo que había en ellas en un armario que ya venía con la casa en lo que era la habitación principal. Coloqué una de las maletas en el suelo de la habitación y empecé a meter ropa, un poco de todo, vestidos, camisetas de manga corta y larga, pantalones cortos y alguno largo, dos o tres chaquetas, dos pijamas, uno largo y otro corto, deportivas, tacones, bolsos, accesorios, etc. Además hice el neceser y lo guardé en la maleta.
- Ya está todo.- sonreí.
Mats sostuvo mi cara entre sus manos mientras miraba mis ojos, sonreí y él me besó. Lento, sonrisa sobre sonrisa.
- Te quiero.- susurré.
- Te quiero.- susurró él.
Narra Mats:
Íbamos andando agarrados de la mano por Dortmund, yo llevaba mi maleta y Laia llevaba la suya. Habíamos dejado todo lo más recogido posible teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas estaban en cajas. Estar con ella ya en Dortmund era como un sueño, por fin estaba con mi chica viviendo en la misma ciudad a 20 minutos el uno del otro y todo el tiempo posible lo íbamos a pasar juntos. Me queda otra semana de vacaciones, pero solo empezaré a entrenar, no creo que juegue ya que los últimos días del Mundial tuve algunas molestias musculares y aún las sigo teniendo.
Llegamos a mi casa y Laia dejó la maleta en mi habitación.
- Tengo que hacer la mía para ir Bergisch.- dije.
- Oye Mats, yo soy muy friolera y en Alemania hace mucho mucho frío.- dijo ella.
Estaba provocándome.
- En invierno prometo darte calor.-dije riendo.
Ella rió.
- ¿Cómo?- preguntó.
- Pensarás que con abrazos, pero a mi me gustan más otras formas.- le guiñé un ojo y terminé de hacer la maleta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario