¿Alguna vez has visto una foto de tu ídolo y has sonreído tanto que te has sentido idiota? Cuando era pequeña mi madre me dijo que un chico me haría llorar, pero jamás pensó que sería un equipo de fútbol. La distancia no es un problema si las ganas de cumplir tu sueño es mayor. No existen límites para soñar. No pido que admires a quien yo admiro, pero si que le respetes. Mis héroes no llevan capa ni máscara, solo se dedican a algún deporte.
domingo, 5 de octubre de 2014
Sube la temperatura
Capítulo 51
*¡Holaaaaaaaaaa! Bueno, os traigo el último capítulo de la primera temporada, ya mañana empiezo con la segunda temporada, decirles que como a partir del jueves son las fiestas aquí, estaré poco tiempo en el ordenador pero les prometo que les voy a subir capítulo, ya me las apañaré jaja. Disfruten del último capítulo de la primera temporada, me gustaría que me comentasen que les gustó esta primera temporada, pueden hacerlo en twitter o en mi ask, ya saben que los pueden encontrar en la barra de la derecha. Besos <3*
- ¿Qué quieres de cena?- pregunté.
- Así que el señor Mats me va a cocinar.- dijo Laia.- Pues quiero… una ensalada de pasta.- dudó por unos instantes.
- ¿Solo eso?- pregunté.- Supongo que algo de verduras y olivas.- dije.
- Estoy pensando mas, sí, con verdura y olivas.- siguió pensando.
- Suelo cocinar cosas mediterráneas porque me viene bien para mi profesión.- dije.
- Sí, es que el aceite de oliva es el mejor aceite para cocinar y no es pesada la comida mediterránea.- ella sonrió.
- Pero también suelo comer cosas bávaras.- sonreí.
- ¿Cuál es tu plato favorito?- pregunté.
- No tengo uno porque me encantan bastantes comidas, pero un entrecot en su punto, chuletas de cordero, las patatas fritas, las hamburguesas, las pizzas.- dijo él relamiéndose.
- Te gusta lo que soléis tener prohibido.- dijo ella riendo.- A mi me gusta mucho también todo eso y el embutido sobre todo jamón y lomo.
- ¡Cómo te gusta cuidarte!- exclamé.
- Por el momento no engordo mucho y si veo que subo de peso, a correr durante unos días, comer moderadamente y ya está.- dijo ella.
- También sé que el chocolate y la bollería te gusta mucho.- dije.- ¿Lo pensaste ya?- pregunté.
- Me vas conociendo.- rió.- Sí, salmón a la plancha y también con verduras.
Me puse a cocinar. No tarde demasiado en preparar todo.
- ¿Y de postre que tenemos?- preguntó ella.
- Yogur de fresa que me contó tu hermana que te gusta mucho al igual que la gelatina.- dije sonriendo de oreja a oreja.
- Ella siempre dando consejos.- dijo ella riendo.
Comimos. Laia me decía una y otra vez que cocinaba muy bien, que estaba todo muy rico, me cogía la mano y me sonreía.
- Estoy deseando que conozcas a mis padres y a mi hermano.- sonreí.
- Se llamaban Ulla tu madre, Hermann tu padre, tu hermano Jonas y su novia Alice. Todos alemanes.- dijo ella.
Asentí y la besé.
Recogimos la mesa.
Narra Laia:
La casa de Mats era grandísima. Tenía una entrada amplia, llena de flores que daban vida a la casa, un garaje para unos cuatro coches, un salón enorme, una cocina enorme también, un baño abajo, que no era aseo, era baño y grande, un patio de atrás con piscina de obra y el resto del jardín con hierba y un poco de solado con una mesa y un toldo para taparse del sol. Además, este patio estaba muy bien situado porque le daba el sol en invierno cuando sale en Dortmund. Una segunda planta con cinco habitaciones, dos baños y una habitación de ellas con baño incluido con jacuzzi. Los otros dos baños de arriba también con jacuzzi. Y en la tercera y última planta un gimnasio personal para Mats.
- Es enorme tu casa.- dije.
- Y quiero compartirla con alguien, a mi se me hace demasiado grande.- dijo él.
Me había dejado claro que quería que viviese con él.
- En cuanto me acostumbre a Dortmund y esté segura, realmente segura, me vengo a vivir contigo y no quiero arriesgarme, pero tal vez podamos tener una familia.- dije.
- Ojalá que sí.- dijo Mats rodeando mi cintura y besando mi cuello.- ¿Quieres estrenar mi cama?- preguntó él susurrando en mi oído.
Me giré y le besé.
- ¿A qué esperamos?- solté una risita.
Fuimos a la habitación de Mats. Tenía una cama de matrimonio con dos mesillas. Una tenía un reloj digital con una lámpara y la otra solo tenía una lámpara. La cama era blanca al igual que la pared, pero tenía un sillón en marrón chocolate y el cabecero también era marrón chocolate. Tenía un vestidor muy grande con un montón de ropa de fútbol y trajes oficiales del Borussia. Tenía un cuadro en su habitación en el cual había una playa con algunas palmeras y el sol en lo alto. Lo miré mientras Mats besaba mi cuello y quitaba mi camiseta.
- Es bonito y relajante el cuadro. Cuando no puedo dormir lo miro y me imagino que estoy caminando en esa playa y me duermo. Pero ese sueño se cumplió y lo realicé junto a ti.- sonrió de oreja a oreja.
Le besé. Le fui desnudando poco a poco y él me fue desnudando poco a poco. Nos quedamos mirándonos el uno al otro. Estábamos completamente desnudos. Mordí mi labio y le empujé hacia la cama. Me miró tumbado desde la cama.
- Quiero que me domines.- mordió su labio.
Y en una nueva cama para mi, entre unas nuevas sábanas para mi, en un nuevo lugar para mi, nos perdimos siendo uno.
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