miércoles, 1 de octubre de 2014


                        Sube la temperatura

                                        Capítulo 47

*Sé que subo muy tarde, lo siento, lo siento, pero tuve que hacer mil cosas, tengo dentro de nada exámenes y mandan un montón de deberes y bueno, estaba jugando al Madrid y quise relajarme un poquito, mañana intentaré subir antes, besos <3*

Narra Laia:

- ¿Qué harás con esta casa?- preguntó Mats pasando sus dedos por su cabello.

- No la voy a vender. Ya está pagada y si no estoy aquí no voy a pagar ningún recibo. Si mis padres o mi hermana la utilizan, pagarán ellos los recibos, tienen mis cuentas, dejaré una cuenta en Madrid abierta por si acaso y el resto las he pasado a Alemania. Las cartas ya no me llegarán aquí, ya he dicho que me cambien todo a Alemania. Está todo arreglado. Lo he ido haciendo con ayuda de Natalia y mi hermana desde Fiji.

- Así que esta casa se queda como de vacaciones.- dijo Mats.

- Sí y por si algo sale mal, tendré esta casa para volverme.- dije.

Él sonrió y besó mi frente.

- Te quiero y no quiero que esto salga mal.- dijo él.

- Te quiero y yo tampoco quiero que esto salga mal.- sonreí.

Mats se levantó de la cama, se puso una camiseta, unos pantalones y fue a la terraza, yo le seguí, pero primero me puse una camiseta suya que encontré en su maleta, ponía: don’t worry be happy y una carita sonriendo.

- Son unas vistas preciosas.- dijo él.

Le abracé por la espalda y besé su hombro.

- Te gustan mucho las camisetas con frases.- dije.

- Y a ti mis camisetas te quedan muy bien.- me guiñó un ojo.

Sonreí y apoyé mi cabeza en su hombro.

- Me encanta cuando no llevas tacones, cuando eres mucho más bajita que yo.- dijo él.

- Así puedes manejarme mejor en la cama, ¿verdad?- pregunté.

Él rió.

- Y no mientas, es por eso.- dije riendo.

- Puede.- dijo él soltando una risita.

Nos quedamos un rato en la terraza contemplando las vistas de Madrid, él me tenía agarrada por la cintura y yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro.

- Voy a echar de menos todo esto.- dije.- Madrid es preciosa.

- Tienes toda la razón. Esta ciudad es preciosa, pero Dortmund también te va a gustar, Alemania también tiene su encanto y echarás de menos todo esto siempre y nunca vas a poder olvidarlo, además echarás de menos a tu familia, pero ellos pueden venir cuando quieran, yo se lo pago, tú puedes ir a Madrid cuando quieras, te lo pago también.- me miró.- Yo también echo de menos tantas cosas de mi pueblo y a veces deseo no ser un futbolista reconocido para poder ir a todos los sitios sin preocuparme de que me graben o de que cierta conducta perjudique a mi imagen.

- Al final vas a pensar que estoy contigo por el dinero porque todo me lo quieres pagar.- dije riendo.- Yo también echo de menos tantas cosas…

- Sé que no estás conmigo por el dinero, eres cabezona en ese aspecto. Para pagar las cosas nos enfadamos por ver quién las paga.- dijo él riendo.

Vimos un rato la tele, abrazados en el sofá.

- Bendita televisión española que me hizo seguirte y buscar sobre ti, bendito Real Madrid que me hizo verte en persona.- dijo él.

- Bendito mundial de fútbol que me hizo conocerte.

Reímos.

- Tengo una noticia que darte.

- No me asustes.- dijo.

- No es nada malo. Es bueno, genial, fantástico. ¡Soy el primer capitán del Borussia!- exclamó Mats.

Le besé.

- ¡Es genial!- exclamé.- Así que nada de otras ofertas de clubes.

- Nunca contemplé la opción del salir del Borussia. Estoy a gusto aquí y ahora menos contemplo la opción de salir ya que soy el capitán.

Le besé.

- Estoy tan feliz.- dije sonriendo.

Él sonriendo.

Preparamos la cena. Algo ligero ya que en la comida nos hartamos a comer.

Mats estaba terminando de fregar un plato, él se había ofrecido a fregarlos, seguramente para demostrar que podía hacerlo y quedar como un caballero, me acerqué y besé su cuello provocándole. Él soltó una risita. Metí mi mano por debajo de su camiseta acariciando sus abdominales, fui bajando hasta sus pantalones y adentré mi mano en ellos. Mats se giró y empezó a besarme, me quitó la camiseta y como no llevaba sujetador se quedó mirándolas. Reí.

- Oh vamos, no es la primera vez que las ves.- dije.

Seguimos besándonos, acabamos yendo hacia mi cuarto.

- Hoy quiero que mandes tú en la cama.- dijo él.

- Te gusta que te dominen, eh.- dije riendo.

Me puse encima de él, fui besando cada parte de su cuerpo, tomé el control.

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