martes, 14 de octubre de 2014


                      Sube la temperatura

                                                         Capítulo 9

Narra Laia:

Por la mañana recibí una llamada de mi amiga María. Ella era periodista, estaba trabajando en Estados Unidos en una cadena dando información sobre la natación y solía viajar con los nadadores estadounidenses a los sitios donde ellos nadaban como Olimpiadas, Mundiales, etc. Ella era rubia, con los ojos marrones. Más alta que Natalia y yo. Con un cuerpazo y preciosa. Le conté sobre Mats aunque ella ya sabía muchas cosas porque hablaba con ella todas las semanas incluso en el Mundial intentaba hablar con ella todas las semanas. Ella había estudiado conmigo en la misma universidad de Madrid y cuando, por recomendación de un cadena española, la ofrecieron un trabajo en Estados Unidos se fue allí. Ella aún estaba soltera. No me lo podía creer con lo agradable y guapa que era. Ella lo dejó con su novio Ricardo cuando se marchó a Estados Unidos. Él prefirió que ese país no era para él. Un gran error por su parte, María quedó algo destrozada, pero cumplir su sueño era su prioridad. Hablé con María sobre vernos con Natalia y me dijo que ella ahora podía viajar a Alemania a verme y a conocer a Mats y entonces llamé a Natalia.

- ¡Fantástico! ¿Irá después de que vayan tus padres?- preguntó ella.

- Sí, hoy vienen mis padres y se marchan en dos días. Y en tres días contando desde hoy ya viene María así que ya estás viniendo aquí.- respondí.

- En tres días voy allí.- dijo ella.

- ¡Perfecto!- exclamé.

Mats y yo fuimos a recoger a mis padres, mi hermana y mi cuñado al aeropuerto. Abracé a los cuatro y Mats les saludó.

- ¡Qué bien que estéis aquí!- exclamé.

- Nos echabas de menos, eh.- dijo mi cuñado.

Le di un golpe en el brazo. Él rió, yo también y acabamos abrazándonos otra vez.

- ¿Todo bien?- preguntó mi padre.

- Sí, todo genial.- dije mirando a Mats.

Les conté que había conocido a los padres de Mats, los días que habíamos pasado en la ciudad de Mats, lo bien que me había tratado su familia, mi instalación en mi nueva casa, que ya sabía donde habías varias cosas como hospitales, centros comerciales, farmacias, etc en Dortmund. Fuimos primero a casa de Mats y después a mi casa para que viesen que solo tardábamos 10 minutos en ir desde casa de Mats a la mía en coche y 20 minutos andando.

- ¡No se tarda nada!- exclamé.- Y no me tiene porque pasar nada, tengo a Mats conmigo.- le miré y vi que él estaba sonriendo.

- Ahora nos quedamos más tranquilos.- dijo mi madre.

Hablé sobre que había salido en varias revistas con mi hermana. Mats reía porque estaba encantado de que yo no me creyese nadie y que me lo tomase con naturalidad.

- ¿Sacaron tu culo en una revista?- preguntó mi hermana.

Asentí.

- ¡Fue horrible! ¡No quiero que nadie lo vea!- hice una pausa.- ¿No vas a decir ningún comentario sobre mi culo?- le pregunté a Mats.

- No podría.- dijo Mats sirviendo los refrescos a mi familia.- Están tus padres.- dijo él sonriendo.

- Nos gusta que sea respetuoso.- dijo mi padre sonriendo.

Mi madre asintió con la cabeza.

Mis padres ahora estaban más tranquilos, ya habían visto como iba a ser todo, cómo era Mats, mañana conocerían a su familia, se habían dado cuenta de que no podían vivir toda la vida con el miedo en el cuerpo de que me volviese a pasar lo mismo.

- Mañana conoceréis a los padres, al hermano y a la cuñada de Mats.- dije.

Mi familia sonrió.

Hablamos durante un rato sobre mi futura vida en Dortmund. Todo lo que había hablado con Natalia y Koke lo hablé con mis padres. Mats se limitó a sonreír y a agarrar mi mano.

Al día siguiente:

- ¡Bienvenidos!- exclamé y abracé a los padres, hermano y cuñada de Mats.

Mats les abrazó

- Os he echado de menos.- dijo Mats.

- Si les vistes hace nada.- dije riendo.

Todos reímos.

La familia de Mats y la mía se conocieron.

- Está yendo todo muy bien.- dijo Mats mientras que estábamos a solas en la cocina.

Agarró mi cintura y me besó.

- Necesitamos más servilletas. ¿Dónde están?- preguntó Alice, hizo una pausa y se quedó perpleja mirándonos.- Ya vuelvo luego, siento interrumpir.- dijo ella.

- No, Alice, toma.- dije cogiendo las servilletas.- Aquí las tienes, no molestas.- dije sonriendo.

Alice sonrió y volvió al salón con las servilletas.

La fiesta estaba siendo en mi casa para que la familia de Mats supiese donde estaba mi casa y para que viesen lo cerca que Mats y yo vivíamos.

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