viernes, 12 de diciembre de 2014


                          Sube la temperatura 


                                               Capítulo 25

*¡HOLAAAA! Os traigo el último capítulo, el final, espero que os guste y podéis comentarme lo que os ha parecido y decirles que gracias por leerme, por ver las fotos, por los comentarios, favs, rts, que ha sido un largo camino, jajaja se alargó un poco más por mi culpa lo siento. Me da pena que se acabe porque con lo que me costó, con la ilusión que tenía y cada capítulo que hacía, lo disfrutaba y más disfrutaba cuando me decíais: "me has dejado con la intriga ya quiero que sea mañana" *-* Amo esos comentarios y bueno siento haber estado tanto tiempo sin subir de verdad. En fin, besitos y espero que hayan disfrutado tanto como yo. GRACIAS. Sin vosotros esto no hubiese sido posible. GRACIAS, por acompañarme en este largo viaje. Espero que no dentro de mucho podamos realizar otro. Os quiero y gracias por estar ahí.* 

Intenté zafarme de él.

- Como vuelvas a retorcerte, te clavo la navaja.- dijo enseñándomela.

Me callé, pero sabía que Mats había llegado. Mats estaba detrás del muro que separaba nuestra casa de la calle.

Narra Mats:

Llegué y vi a un tío hablando con Laia y ella gritando. Llamé a la policía. Él estaba llevándose a Laia, me bajé del coche y me coloqué detrás del muro. Cuando aparecieron por la puerta, le pegué un puñetazo en la mandíbula y se le cayó una navaja de la mano. Me asusté, pero prometí un día defender a Laia y que no volverían a tocarla del modo en que Javier la tocó. Laia había conseguido zafarse.

- ¡Es Javier!- gritó ella desesperada.

- ¡Métete en casa!- grité.

Ella corrió a casa y cerró la puerta. El hijo de puta de Javier seguía en el suelo tirado doliéndose por el golpe.

- ¡Eres un hijo de puta si tienes la cara de presentarte en mi casa delante de mis hijos a llevarte a Laia para volver a forzarla!- grité.

Me daba hasta asco tocarle. Oí las sirenas de la policía. Javier empezó a levantarse. Empujé la navaja lejos para que no pudiese cogerla. Javier me pegó un puñetazo. Me sujeté a la pared y vi como los policías se bajaban del coche y sujetaban a Javier. Se lo llevaron arrestado.

Narra Laia:

- ¿Pasa algo mamá?- preguntó Julian.

- Has tardado en entrar.- dijo Daniella.- Y estás llorando.

¿Cómo les iba a explicar si tenían seis y cuatro años?

- Hay un hombre malo ahí fuera, papá y la policía nos está protegiendo, quiso pegar a mamá.- dije como pude.- Pero no os asustéis está la policía, ya se lo llevan.- dije.

- ¿Y por qué quería pegarte mamá?- preguntó Julian llorando y abrazándome.

Daniella hizo lo mismo.

- Porque fue novio de mamá y era malo, muy malo y quería volver a ser mi novio pero yo quiero a papá, ¿verdad?- pregunté.

- Sí mamá tú quieres a papá.- dijo Daniella llorando.

- ¿Y por qué fue tu novio mamá?- preguntó Julian.

Él era un niño muy listo.

- Porque mamá creía que era bueno, pero no lo es.- respondí intentando no llorar.

- No lloréis, todo va bien ahora.- dije.

Bianca empezó a llorar y le cambié el pañal. La coloqué en la cuna que teníamos en la parte de abajo.

Mats entró y me dijo que se habían llevado a Javier. Llamamos a sus padres, a su cuñada Alice y a su hermano Jonas, les contamos lo ocurrido.

- ¿Estás bien Laia?- preguntó Alice abrazándome.

- Sí, estoy bien.- contesté.

- Vamos a ir a tomar declaración a comisaría, pero los agentes han visto una parte de mi pelea, por llamarlo de algún modo, con Javier, llevaba un arma, ha gritado en contra de Laia, hay un vecino que ha sido testigo de cuando se llevaban a Laia así que le caerá la cárcel y muchos años le caerán.- dijo Mats, hizo una pausa.- Quedaros con los niños.

Me abrazó, secó mis lágrimas y fuimos a comisaría a hacer nuestra declaración.



Pasó un año y me llegó una noticia de que Javier se había ahorcado en la cárcel, me quedé más tranquila porque él ya no podía hacerme daño. Mats siempre estuvo apoyándome en este tema, protegiéndome, cuidándome. En ese año en el que Javier estuvo en la cárcel y todavía no se había suicidado,  me costó salir sola a la calle, pero tuve que hacerlo por mis hijos, tuve pesadillas, lo pasé fatal, Mats se levanta por las noches a cuidarme, a prepararme tilas, los niños a veces se despertaban preguntando si estaba bien, pero les decíamos que todo iba bien, que mamá se encontraba un poco mal, que solo era eso. Pero  seguí cuidando de mis hijos junto a Mats, seguí con mi trabajo que era el mismo de antes, viviendo en la misma ciudad, en la misma casa, con mi vida, con mi marido. Todo volvió a la normalidad y yo era feliz con Mats tanto que cuando los niños dormían nos gustaba revolvernos entre las sábanas y no era para dormir. A pesar de la convivencia y los niños, nada pudo matar el deseo que seguíamos sintiendo el uno por el otro. Nos gustaba hacer algunas escapadas solos al cine, algunas cenas románticas, contratar un hotel en algún lugar unos días nosotros solos para escapar de la rutina. Mis padres estaban felices de tener seis nietos. Los padres de Mats estaban muy felices de tener cincos nietos porque Jonas y Alice solo habían tenido dos. El niño se llamó Jonas como el hermano de Mats, era clavado a Jonas y por lo tanto también se parecía a Mats y la niña se llamaba Alexia y era una mezcla entre Jonas y Alice, pero era muy bonita. María seguía en Estados Unidos con su marido Ryan, ya se habían casado y con sus niños Rocío y Michael. Natalia seguía en España con Koke con su niños Jorge y Cristina. Marta, mi hermana y mi cuñado Jesús seguían también en España con sus niños Julia, Yolanda y Lucas. Mis sobrinos y mis hijos se llevaban estupendamente. Mis hijos con los de María y Natalia también se llevaban bien. Solíamos quedar las tres juntas en el sitio que fuese Madrid, Dortmund o Los Ángeles donde vivía María aunque a veces preferíamos otros sitios de Estados Unidos como Nueva York. Mi hermana decía que era una madre fantástica y una tía fantástica también, pero lo único que tenía claro es que lo hacía como mejor podría y que el que era un padrazo y un grandísimo marido era Mats. Siempre atento, cariñoso, arrogante cuando lo tenía que ser, amable, educado, respetuoso, les enseñaba las cosas muy bien a los pequeños. Mats había aprendido español y a los niños les hablábamos en alemán, inglés y español.

¡FIN! c': 

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