domingo, 16 de agosto de 2015

      
                Eres la suerte de mi vida   


                                       Capítulo 9

*Antes de nada os diré que ya he acabado la historia, pero que seguiré subiendo miércoles y domingos porque no tengo tiempo para subir todos los días. Además de que los miércoles habrá fotos y los domingos gifs. Besos. Gracias por leer :)*

Entré en casa, me cambié de ropa y metí un pijama, zapatos y ropa de cambio en una mochila para pasar el resto del fin de semana en casa de Erik. Él me había invitado y yo no iba a oponerme. Además, yo tenía ganas de pasar tiempo con él para divertirme un rato.
Mientras que me dirigía a casa de Erik iba pensando en los gestos que él había tenido conmigo, pero seguía pensando que solo había sido amable, ambos habíamos quedado en que nada de sentimientos, ninguno de los dos quería nada serio.

-Vamos a dejar tus cosas en la habitación en la que dormiste ayer.- dijo Erik cogiendo mi mochila y subiendo las escaleras.
Había tenido otro gesto bonito hacia a mí.

-Erik, voy a salir a dar una vuelta por la ciudad, además quiero comprar algunas cosas. - le dije.

-Si quieres te acompaño.- dijo él sonriendo.
-Estaría bien.

Caminábamos por la ciudad.

-¿Y qué quieres comprar?- preguntó él.

-Algunos libros, algo de maquillaje y comida para esta semana.- respondí mientras que entrábamos en una librería.

-Así que a la vuelta tendremos que pasar por tu casa para dejar todo, ¿no?
Asentí.

-Menos mal que he traído el coche porque no sé cómo pensabas llevar todo lo que quieres comprar a tu casa andando.- pronunció él.

-Más de una vez lo he hecho.- le miré.

-Pues permíteme que te diga que estás algo loca.

-Sin locura, no hay felicidad.- sonreí.

Él rio.

Miré varios libros mientras que Erik me esperaba sentado.

-¿No te interesa la lectura?-pregunté mientras que ojeaba la portada y el título de un libro.

-Si me interesa, pero tengo muchos por leer aún y no quiero andar comprando ahora para tener que dejarlos por ahí tirados por un tiempo.- contestó él.

Le sonreí.

Seguí observando varios libros hasta que me decidí por cuatro, pagué los libros y salimos de la librería dirección de un centro comercial donde compraría algo de maquillaje y miraría algo de ropa en una tienda, pero no quería estar mucho tiempo para que Erik no se cansase. A veces las mujeres podemos ser muy pesadas con el tema de comprar ropa.

Compré dos pintalabios, uno de color rosa y otro de color rojo, un colorete de un color un poco más oscuro que el tono de mi piel para destacar un poco las mejillas, pero no para parecerme a Heidi, una base del mismo tono de mi piel y un rímel.

Entramos en la tienda, Erik puso mala cara.

-Tranquilo, no voy a tardar nada, de verdad. Solo quiero mirar unas camisetas y si me gusta alguna, me la pruebo, me la compro o lo que sea y nos vamos. Y si no me gusta nada, no pienso ir a ninguna tienda más.

Él asintió.

Al final no me decidí por ninguna camiseta y nos fuimos al coche a dejar lo que había comprado en la librería y en la tienda de maquillaje ya que ahora íbamos a comprar la comida.

-Gracias por acompañarme, Erik. Ha sido muy amable y gracias por llevarme en coche a casa para que no tenga que cargar con tanta bolsa.- sonreí.

-No es nada, yo también quería salir a dar una vuelta.- él conducía mientras que yo le miraba fijamente.

-¿Soy guapo?-preguntó él.

Me sonrojé, me había pillado observándole.

-La verdad es que eres muy guapo.

-Tú sí que eres muy guapa.- sonrió mientras que me dedicaba una mirada.

-¿Sabes?-pregunté.

-Dime.- respondió él.

-Me siento cómoda y con confianza cuando estoy contigo.- no sabía porque se lo había dicho, pero sentí la necesidad de decírselo.

-Lo mismo digo.- hizo una pausa- El próximo gol te lo voy a dedicar, pero soy defensa así que no sé si marcaré pronto o dentro de mucho.

-Da igual cuando marques. Por cierto, ¿este fin de semana no juegas?-pregunté.

-Si juego.- respondió él mientras que aparcaba el coche en frente de mi casa.

-¿Cuándo?

-Mañana, a las 18:00.

-Así que juegas el domingo.- dije

-Sí, además juego aquí, si no hubiese jugado el domingo y en casa no te hubiese invitado a pasar el fin de semana en mi casa.


Nos bajamos del coche y entramos todas las bolsas a mi casa, él me ayudó a colocar todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario