Eres la suerte de mi vida
Capítulo 8
*Holaaa, ya estoy aquí, como os prometí, aunque volví antes del domingo, pero tuve que resolver unos asuntos en Madrid así que es por eso que no pude subir, espero que lo entendáis. Ahora todo vuelve a la normalidad. ¡Gracias por leer!*
Llegamos al orgasmo, Erik me miraba sonriendo, sentía
su aroma mientras que él estaba encima de mí, pasé una mano por su pelo.
Erik se sentó el sofá y me miró, ambos estábamos
desnudos y por primera vez no me sentí intimidada mientras que un hombre miraba
mi cuerpo completamente desnudo.
-¿Qué pasó con tus novios?-preguntó Erik.
-¿Por qué lo preguntas?- pregunté.
-Nunca me has hablado de ellos y siento curiosidad.-
respondió él mirando mis ojos.- Tus ojos son bonitos.
Me sonrojé ante lo que había dicho.
-He tenido dos. Uno cuando era adolescente, desde los
17 hasta los 19 y con el cual perdí la virginidad, todo muy bonito, pero
empezamos a pelear por nada y al final de la relación lo único que nos unía era
el sexo y ninguno de los dos quería eso así que lo dejamos. Mi segundo novio
estuve con él durante dos años, desde los 20 hasta ahora, hace unos meses
rompimos sin más, simplemente no estábamos a gusto y no quiero volver a tener
novio hasta dentro de un tiempo, quiero estar sola, vivir, no tener que
preocuparme por tener que ser bonita con un chico y sentir la sensación de
libertad, de acostarme con quiera y de besar a quiera en el momento que quiera,
salir sin que anden diciéndome con quien voy y a ver que me pongo, sé que todos
los tíos no sois así, pero cuando veis que vuestra chica lleva una falda algo
corta os preocupa que otro tío la mire y ande detrás de ella y por eso nos
pedís, a veces, exigís que nos la quitemos y nos pongamos algo más largo, pero
mírame, Erik, tengo 22 años, unas piernas de escándalo y un culo de infarto,
tengo todo bien en mi sitio y esto no dura para siempre, quiero sentirme bien
conmigo misma y tener la suficiente confianza para ponerme delante de un tío
desnuda y decirle: “fóllame esta noche, mañana cuando nos levantemos nos
preocuparemos por nuestros problemas, pero hoy quiero sentirme deseada.” Y te cuento todo esto porque tengo la suficiente confianza
para decírtelo, sé que tú no irás contándolo porque sé que a ti te molesta que
vayan contando tus intimidades así que no contarás las mías.
-Y puedes tener toda la confianza que quieras.- él
sonrió.
-¿Y tus novias, Erik? Cuéntame sobre ellas.- me senté
en el sofá y le miré a sus profundos ojos azules, tan azules como el cielo en
sus mejores días.
-He tenido tres, la primera es con la que perdí la
virginidad, desde los 16 hasta los 19 y después tuve una desde los 20 hasta los
21 y hace poco tuve otra, duré unos meses con ella, pero ya sabes que les gusta
más el dinero que yo y eso no lo voy a permitir. No quiero que alguien esté
conmigo por interés, así no me siento bien. Además, no quiero mujeres que estén
relacionadas con la fama, sí, que pueden llevarla mejor que una chica que no
esté en contacto con la fama, ¿pero qué más da? No quiero una mujer que esté
interesada en que no la graben de cierta manera o que le hagan una foto de
cierta manera, que parezca tan artificial y que podrá tener los sentimientos
más puros hacia a mí, pero me seguirá pareciendo lo que es, una mujer
preocupada por su fama, yo lo que busco, lo que quiero es una chica natural,
que no esté relacionada con la fama, que le dé igual salir de una forma o de
otra, que haga algo en público con el riesgo de que la graben y que le de
igual, me van los riesgos, Clarissa.
- Así que a Erik Durm le gusta arriesgar, pero parece
ser que no le pillan.
Él besó mi cuello.
-Me gusta observarte desnuda, sé que no te importa y
que es lo que quieres. Además, te miro como deberían mirarte todos con deseo
porque lo que tengo delante pocas veces se ve. En este caso sí que me he fijado
en ti por el físico porque es lo que necesito para acostarme con alguien, pero
si me hubiese fijado en tu personalidad, algo que no me desagrada, es más, me
gusta, me resulta agradable, me daría igual que después tu cuerpo se perdiese
porque lo que queda siempre es la personalidad y es con lo que voy a convivir.
-En el fondo tienes un grandísimo corazón y que pena
que pocas personas lo conozcan porque es algo que todo el mundo debería conocer
de ti, mirar más allá de la fama, del dinero que ganes.- dije siendo sincera.
- Todo el mundo debería conocer como eres, Clary,
podrías dejar a cualquiera maravillado con tu forma de hablar, con tu forma de
expresarte y de demostrar como eres y quien eres sin importarte lo que digan.
Le abracé, un abrazo cálido y fuerte, me sentía segura
entre sus brazos, era una sensación extraña.
-Me voy a dormir, Erik, estoy cansada.- le guiñé un
ojo.
-Normal, debes estar cansada de tanto esfuerzo.- me
guiñó un ojo.
-Si quieres duermo yo hoy en otra habitación para
dejarte tu espacio.- dijo él.
Siempre tan atento.
-Duerme en tu habitación y a mí déjame otra, que no me
importa.
Erik me enseñó otra habitación de la casa, esta
habitación estaba pintada de un color verde, un color relajante también y tenía
muebles en blanco y en madera, una cama amplia, mesillas de color blanco y el
armario y la cómoda en madera, un color un poco más oscuro que el que había en
la habitación de Erik. Esta habitación, al igual que la de Erik, tenía un baño,
amplio y luminoso.
-Está muy bonita la habitación, gracias por pensar que
necesito espacio y por dejármelo, es muy amable por tu parte.- sonreí.
Él me apartó un mechón de la cara y susurró cerca de
mí:
-¿Ya te han dicho que tienes una sonrisa preciosa que
podría iluminar el rincón más oscuro de la habitación más oscura?
-Me habían dicho que mi sonrisa era bonita, pero no
habían llegado a detallarme cuanto, gracias por detallármelo.
No sabía si Erik se estaba dejando guiar por sus
sentimientos o si solo quería ser amable.
Las dudas empezaban a surgir.
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