miércoles, 12 de agosto de 2015

    
             Eres la suerte de mi vida

                                     Capítulo 8

*Holaaa, ya estoy aquí, como os prometí, aunque volví antes del domingo, pero tuve que resolver unos asuntos en Madrid así que es por eso que no pude subir, espero que lo entendáis. Ahora todo vuelve a la normalidad. ¡Gracias por leer!*

Llegamos al orgasmo, Erik me miraba sonriendo, sentía su aroma mientras que él estaba encima de mí, pasé una mano por su pelo.

Erik se sentó el sofá y me miró, ambos estábamos desnudos y por primera vez no me sentí intimidada mientras que un hombre miraba mi cuerpo completamente desnudo.

-¿Qué pasó con tus novios?-preguntó Erik.

-¿Por qué lo preguntas?- pregunté.

-Nunca me has hablado de ellos y siento curiosidad.- respondió él mirando mis ojos.- Tus ojos son bonitos.

Me sonrojé ante lo que había dicho.

-He tenido dos. Uno cuando era adolescente, desde los 17 hasta los 19 y con el cual perdí la virginidad, todo muy bonito, pero empezamos a pelear por nada y al final de la relación lo único que nos unía era el sexo y ninguno de los dos quería eso así que lo dejamos. Mi segundo novio estuve con él durante dos años, desde los 20 hasta ahora, hace unos meses rompimos sin más, simplemente no estábamos a gusto y no quiero volver a tener novio hasta dentro de un tiempo, quiero estar sola, vivir, no tener que preocuparme por tener que ser bonita con un chico y sentir la sensación de libertad, de acostarme con quiera y de besar a quiera en el momento que quiera, salir sin que anden diciéndome con quien voy y a ver que me pongo, sé que todos los tíos no sois así, pero cuando veis que vuestra chica lleva una falda algo corta os preocupa que otro tío la mire y ande detrás de ella y por eso nos pedís, a veces, exigís que nos la quitemos y nos pongamos algo más largo, pero mírame, Erik, tengo 22 años, unas piernas de escándalo y un culo de infarto, tengo todo bien en mi sitio y esto no dura para siempre, quiero sentirme bien conmigo misma y tener la suficiente confianza para ponerme delante de un tío desnuda y decirle: “fóllame esta noche, mañana cuando nos levantemos nos preocuparemos por nuestros problemas, pero hoy quiero sentirme deseada.” Y te cuento todo esto porque tengo la suficiente confianza para decírtelo, sé que tú no irás contándolo porque sé que a ti te molesta que vayan contando tus intimidades así que no contarás las mías.

-Y puedes tener toda la confianza que quieras.- él sonrió.

-¿Y tus novias, Erik? Cuéntame sobre ellas.- me senté en el sofá y le miré a sus profundos ojos azules, tan azules como el cielo en sus mejores días.

-He tenido tres, la primera es con la que perdí la virginidad, desde los 16 hasta los 19 y después tuve una desde los 20 hasta los 21 y hace poco tuve otra, duré unos meses con ella, pero ya sabes que les gusta más el dinero que yo y eso no lo voy a permitir. No quiero que alguien esté conmigo por interés, así no me siento bien. Además, no quiero mujeres que estén relacionadas con la fama, sí, que pueden llevarla mejor que una chica que no esté en contacto con la fama, ¿pero qué más da? No quiero una mujer que esté interesada en que no la graben de cierta manera o que le hagan una foto de cierta manera, que parezca tan artificial y que podrá tener los sentimientos más puros hacia a mí, pero me seguirá pareciendo lo que es, una mujer preocupada por su fama, yo lo que busco, lo que quiero es una chica natural, que no esté relacionada con la fama, que le dé igual salir de una forma o de otra, que haga algo en público con el riesgo de que la graben y que le de igual, me van los riesgos, Clarissa.

- Así que a Erik Durm le gusta arriesgar, pero parece ser que no le pillan.
Él besó mi cuello.

-Me gusta observarte desnuda, sé que no te importa y que es lo que quieres. Además, te miro como deberían mirarte todos con deseo porque lo que tengo delante pocas veces se ve. En este caso sí que me he fijado en ti por el físico porque es lo que necesito para acostarme con alguien, pero si me hubiese fijado en tu personalidad, algo que no me desagrada, es más, me gusta, me resulta agradable, me daría igual que después tu cuerpo se perdiese porque lo que queda siempre es la personalidad y es con lo que voy a convivir.

-En el fondo tienes un grandísimo corazón y que pena que pocas personas lo conozcan porque es algo que todo el mundo debería conocer de ti, mirar más allá de la fama, del dinero que ganes.- dije siendo sincera.

- Todo el mundo debería conocer como eres, Clary, podrías dejar a cualquiera maravillado con tu forma de hablar, con tu forma de expresarte y de demostrar como eres y quien eres sin importarte lo que digan.

Le abracé, un abrazo cálido y fuerte, me sentía segura entre sus brazos, era una sensación extraña.

-Me voy a dormir, Erik, estoy cansada.- le guiñé un ojo.

-Normal, debes estar cansada de tanto esfuerzo.- me guiñó un ojo.

-Si quieres duermo yo hoy en otra habitación para dejarte tu espacio.- dijo él.

Siempre tan atento.

-Duerme en tu habitación y a mí déjame otra, que no me importa.

Erik me enseñó otra habitación de la casa, esta habitación estaba pintada de un color verde, un color relajante también y tenía muebles en blanco y en madera, una cama amplia, mesillas de color blanco y el armario y la cómoda en madera, un color un poco más oscuro que el que había en la habitación de Erik. Esta habitación, al igual que la de Erik, tenía un baño, amplio y luminoso.

-Está muy bonita la habitación, gracias por pensar que necesito espacio y por dejármelo, es muy amable por tu parte.- sonreí.

Él me apartó un mechón de la cara y susurró cerca de mí:

-¿Ya te han dicho que tienes una sonrisa preciosa que podría iluminar el rincón más oscuro de la habitación más oscura?

-Me habían dicho que mi sonrisa era bonita, pero no habían llegado a detallarme cuanto, gracias por detallármelo.


No sabía si Erik se estaba dejando guiar por sus sentimientos o si solo quería ser amable. 

Las dudas empezaban a surgir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario